Una vez más, hay que dejar que hable el maestro:
"Menos conocida es la paradoja de la tolerancia: La tolerancia ilimitada debe conducir a la desaparición de la tolerancia. Si extendemos la tolerancia ilimitada aun a aquellos que son intolerantes; si no nos hallamos preparados para defender una sociedad tolerante contra las tropelías de los intolerantes, el resultado será la destrucción de los tolerantes y, junto con ellos, de la tolerancia. [...] Deberemos reclamar entonces, en nombre de la tolerancia, el derecho a no tolerar a los intolerantes."
Es una pena que nuestros analfabetos políticos europeos no sepan quien era Popper. Que no hayan abierto nunca una página de "La sociedad abierta y sus enemigos". Si lo hubieran abierto por la página 512 de la edición que Paidós publicó en Barcelona en 1981 hubieran leído el párrafo que abre el texto.
Y no estarían tan desarmados ante la barbarie de los bárbaros.
Y tendrían algo que responder más allá de las palabras huecas y vacías que estamos escuchando.
Podrían dar batalla a los bárbaros en el campo de las ideas y de los valores.
Aunque quizá es mucho pensar que nuestros políticos tienen valores y que los defienden
No lo sé. A veces pienso, parafraseando a Marx, que la Ilustración llevaba en sí el germen de su propia destrucción.
Tienes que ver Munich (la peli, claro).
ResponderEliminarJimena la vió ayer en los Barrueco. También me dice que le gustó. A ver si puedo...
ResponderEliminar