12.8.10

Avance de programación

Primer avance de ocio veraniego. Floja la Breve historia de Inglaterra, de Chesterton. Demasiada paradoja acaba aburriendo a un lector diletante como yo. No consigo seguir el ritmo del Vértigo, de Sebald. Bueno el de las armas, los gérmenes y el acero de Diamond, y bastante original el de los alemanes y su papel en el holocausto. He vuelto a Borges. Siempre hay que volver. Estoy con Ficciones. Un libro, otra vez, deslumbrante. Entre lo que voy leyendo de Jesús y lo que me voy encontrando por ahí, todo me recuerda a Borges. Quizá mi vida sea también un relato de Borges, no lo sé…

Estuve viendo Duplicity, de Tony Gilroy. Buena trama, bueno ritmo y un final muy logrado. Cine para disfrutar. Empiezo a ver Hermanos de Sangre. Promete. James me pone los dientes largos con la vida de John Adams, otro prodigio de la HBO, en este caso sobre la independencia de lo que hoy son los Estados Unidos. La veré.

Una reflexión final; por primera vez en mi vida, me da cierto reparo leer por mi pueblo, lleno ahora de gente. Quizá me voy haciendo mayor. Quizá me he rendido. Aunque siempre me ha disgustado la acumulación de personas, ahora noto que pueden conmigo. Salgo a leer hacia Cobreros, que hay menos gente y apenas me cruzo con nadie.

Por la noche he hecho de caballito con Elicia y la he subido hasta su habitación. Antes me ha estado peinando “en la peluquería” y luego me ha dado un masaje en el cuello. A cambio, su tío el pesado no para de decirle que “los libros son tus amigos y tienes que cuidarlos”.

Sigue haciendo calor para ser agosto sanabrés.


PS: Pero las masas rara vez habían deseado la libertad: [según Herzen] “Son indiferentes a la libertad individual, a la libertad de expresión. Las masas aman la autoridad. Siguen cegadas por el arrogante brillo del poder; las ofenden quienes permanecen solos. Por igualdad entienden igualdad de opresión”.

Molina, Cesar Antonio: Lugares donde se calma el dolor. Barcelona, Destino, 2009. Página 343

1 comentario:

Liberalismoonline dijo...

DILETANTE ¡Qué preciosa palabra!