26.10.11

En la calle se oyen demasiados llantos...

Fuimos al cine. A ver cine español, qué cosas. No habrá paz para los malvados. Una cita bíblica en el título y un buen tráiler nos atrajeron. La película es correcta. Lenta, pero correcta. Un papelón el de Coronado, que se va rehabilitando para el cine tras el buen papel que hizo, también, en aquella lucha a la que todos estábamos invitados. De fondo, lo que no queremos ver cuando pensamos en la policía; confidentes, yonquis, putas, tramas oscuras, descoordinación, celos, encubrimientos. A lo lejos, un Madrid industrial, lleno de periferia, sin concesiones para la alegría. Aquellos policías. Aquellas gentes como José Manuel del Regato, como Fouché, el genio tenebroso: siempre más cerca del mal que del bien; testigos de la historia dispuestos a matar para no morir, sin juicio moral ni sobre las víctimas ni sobre los verdugos. Supervivientes en el sentido más animal de la palabra.

Cine.

Ya lo cantaba Fito, la vida “no es como en las pelis / del chico americano / donde el guapo es el bueno / y los malos son muy malos… / en la calle se oyen / demasiados llantos…"

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