Tantas metáforas de aquella
España. Una España que no será mejor vista por los historiadores que esa España
de la Restauración, llena de caciques y de trampas, de la que tanto os habéis reído
todos.
Sólo hay que abrir al azar
cualquier periódico.
- El tal Gayoso. Una pasta por ser sólo la imagen de una pequeña Caja de provincias. No tenía poderes, no sabía nada, no se enteraba de nada. Sólo del sueldo que le entraba cada mes.
- El tal Oriol… a la patria por las concesiones.
- Un tal alcalde. Cobrando por ir de manifa.
- Un hijo de un ministro de justicia contratado por un gran bufete.
Y miro a Zabalita y me pregunto, con él,
en qué momento se jodió todo esto. En qué momento la gestión de lo público dejó
de ser timbre de orgullo para convertirse en un modo de hacerse rico a toda hostia. En qué
momento nos dejamos por el camino las ideas del esfuerzo y la ejemplaridad para
subirnos a un barco comandado por paletos, caraduras y corruptos. ¿De verdad pensábamos que con esos capitanes esto
iba a algún sitio?
PS: magnífica crónica damascena, ayer en El País.
Hola Perdiú
ResponderEliminarQuizás se fue al garete desde el momento que los españoles hemos sido muy tolerantes contra la corrupción, no ya de los políticos, sino del ciudadano medio. Me viene a la cabeza episodios como el de Ruíz Mateos o Jesus Gil,elevadso a los altares por un buen número de españoles.
O quizás lo que se ve en mi querida Andalucía, con la economía sumergida, según estimaciones por encima del 30% en alguna provincia.
os primeros o como personas presumen de cobrar en B y luego tener acceso a todo tipo de ayudas sociales. Y aún así la gente se indigna cuando a les señales que no tiene demasiado sentido protestar contra los recortes y luego hablar de con o sin IVA.
Mi teoría es que tenemos los medios y clase política que nos merecemos, que reflejan a la sociedad a la que representan.
Toda la razón, estimado Drizzt
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