El libro de Sebastian.
La dignidad de respetarse a uno mismo. Una dignidad que comienza por el
vestido. Cuántas veces habré explicado la necesidad de mantener el orden y la
imagen cuando uno se viste. La soledad de la dignidad. Cuántas veces. También a
nuestra lamentable clase política. Pero no sólo. Un taxista en chándal, por
ejemplo. Esta ética que despega con ryanair y aterriza en un
mercadona nos ha convertido a todos en esclavos de lo barato. En adoradores de
lo pobre. Hay una conversación en el libro que lo explica todo. Alguien se ríe
de la exigencia de ir de traje, en agosto, a una fiesta:
“Hace usted mal en reírse de esto. No es
ninguna frivolidad. Es algo más grave, una cuestión de dignidad; más aún, una
cuestión de salvación. Si porque estamos solos, porque no nos ve nadie,
cediésemos hoy un detalle de lo que usted llama nuestras manías sociales,
mañana otro y pasado otro más, nos encontraríamos un día viviendo en la más
horrible de las promiscuidades. Sería insoportable. Sin traje oscuro y sin
traje de noche nadie puede estar solo de verdad. La soledad es algo muy
delicado y merece sacrificios”.
Séneca viene a decir algo así como que no pidas a nadie que te respete o que confíe en ti más de lo que tú mismo lo hagas.
ResponderEliminarNos pasamos la vida intentando aprender a amar a los demás, buscando que nos amen , y nos olvidamos de amarnos a nosotros mismos que, a fin de cuentas, es con quien caminaremos en la soledad.