Murió Gluksmann. Otro que, salvando las distancias, vivió varios siglos en su sola vida, como hicieron antes que él Koestler o Jorge Semprún. Yo lo conocí tarde, y devoré en otra época su Dostoievski en Manhattan.
Gracias a él descubrí la diferencia entre el miedo y la angustia. Y entendí que todas las formas de terror, desde el nacionalista hasta el fascista o comunista, buscan generar angustia por encima de generar miedo.
Sit tibi terra levis.
Empiezo a entender tu eurofobia y tu negacionismo obsesivo con los germanos.
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