Hoy
sale a la venta el último número del Noroeste. Una mala noticia que pone fin a
una aventura, fascinante, un viaje, también a Ítaca, que ha durado seis años. Miro hacia atrás y pienso qué lejano me
queda aquel verano de 2006. En todos los sentidos.
El
NothWest: un periódico hecho con el corazón para una tierra, la sanabresa, en
la que ningún papel sobrevivía al invierno. Una tierra fría, de frontera, donde
la letra escrita, más allá de su prestigio, estaba condenada a ser siempre flor
de un día.
Un
periódico que me enseñó que hay lectores que nos buscan. Y que me confirmó lo que un día me
susurró al oído María Zambrano: escribimos para defendernos. Porque no sólo la
poesía, como quería Joséemilio Pacheco, es acto de resistencia contra la
barbarie. También lo es la escritura.
Pero
ha vuelto a pasar. Otra vez. Ya nos pasó en los noventa con aquella voz de
Sanabria, que duró apenas un verano y que intentó lanzar al aire Manu el de
Cubelo, con un Leteo que apenas duró un verano...
No
es (sólo) la crisis del periodismo. Es nuestra crisis. La crisis de un mundo
que construimos y que cada vez nos cuesta más reconocer, en medio de este negu gorriak en el que nos hallamos desde hace años.
No
es casual que la última oración por el noroeste llegue el día de todos los
santos.
Yo te leía, creo
ResponderEliminarDuró demasiado. ¿Lo leía alguien?
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