Empresas
necesarias. Algún día, cuando me sobre el dinero, lo gastaré a manos llenas en
contratar a gente como la de Ebla Manuscripta. Especialistas en el buceo entre legajos,
para que desciendan, como espeleólogos, a las cuevas que yo nunca visitaré ya.
Son
tantos los interrogantes. Tantas las hipótesis. Tantas las dudas. ¿Es verdad
que el Santo Oficio no actuó en la Sanabria por que aquella era tierra protegida?
¿Fue aquel Arias
nuestro hombre?, ¿Qué día se quitaron de en medio El Perdíu y su
hermosa María?, ¿Eran los pueblos del sierro, desde los herreros hasta los tejedores
pueblos de repoblación?, ¿Era mi Franco un barrio judío?, ¿cuándo se quedó
vacío San Pedro del Villar?, ¿De dónde venía La
Casa del Barrio?, ¿los que trataban el cobre eran también judíos?, ¿dónde nació Men Rodríguez, aguilucho?, ¿en qué año compramos la sierra?
Otros
se hacen ricos para comprar clubes de fútbol, o para gastárselo en putas. Yo quiero el dinero para responder a
ese poema de Borges, aquel que me enseño que “soy, pero soy también el
otro….”
A esas cuevas de las que hablas vas a bajar, hermanu, y bien acompañado: te lo prometo. Y te pasará como al Borges que citas: "supe de la ceguera de mi abuelo; viví la de mi padre y habito la que tengo..." Un abrazo y sigue con tu blog que, a veces, es toda una bocada de "Sana-brisa".
ResponderEliminarAmigo Impresor del Halcón en Puño. Bajaremos a esas cuevas, pero lo haremos tras tomar un café en esa casa de Ruxinos con nuestros judíos favoritos... no le parece?
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