Reflexionaba el otro día Burns Marañón en Expansión sobre Putin y lo de Crimea. Y cerraba su reflexión, en la que se colaba como eje Eric Hobsbawm, asegurando que:
"Llegado a último tercio del siglo, Hobsbawn se fijó en cómo
el capitalismo se adaptó a una economía mixta en la cual la diferencia entre
derecha e izquierda pasó a ser mínima al predominar las políticas de bienestar
aun sabiendo que eran crecientemente insostenibles y, además, perjudiciales para
las economías en desarrollo. Es la sociedad acomodaticia que desconoce la salud
moral y el vigor marcial churchilliano. También se detuvo en la ruptura de los
vínculos generacionales. La juventud, convertida en culto y cultura, dejó de
ser un aprendizaje para la condición de adulto y se transformó en el estado
final del desarrollo humano humano. La boutade y el pensamiento desordenado estaban
servidos. Putin se puede frotar las manos".
El gran cambio: la juventud como un estado eterno y final. El señorito insatisfecho, que describió Ortega con tanta precisión hace casi un siglo...
PS: el predicador...
PS: el predicador...
Hola Perdiu
ResponderEliminarNo puedo dejar de pensar en la juventud - yo a veces me arriesgo a decir infantilismo - actual de parte de nuestra sociedad, en especial en asuntos económicos.
Un placer leerle estas entradas.