Vimos La muerte de Stalin, una amarga sátira sobre los últimos días del "padrecito de los pueblos", como lo llamaba Pablo Neruda. En una dictadura no hay amigos y la película lo muestra bien, en clave de sátira. El problema es que las muertes fueron reales, el hambre fue real. 1937 fue real. Interesante para conocer aquellas semanas:
No hay comentarios:
Publicar un comentario