David Trueba escribió, hace años, una novelita titulada Cuatro amigos que forma parte de imaginario colectivo de mi grupo de amigos desde hace varios años. El final de
Imagínense. Colesterol, piscina, güisqui, ron, cerveza, novio disfrazado, más colesterol, sueño, ronquidos, novio al agua, waterpolo ,novio te jodes…
Cuatro amigos. Unos versos de Luis Alberto de Cuenca:
Cuando pienso en los viejos amigos que, en el fondo
del mar de la memoria, me ofrecieron un día
la extraña sensación de no sentirme solo
y la complicidad de una franca sonrisa.
PS: acabado El enigma argentino, de Horacio Vázquez Rial. Prometedor pero irregular ensayo sobre cómo Argentina se ha ido deslizando por el sumidero de la historia en sólo sesenta o setenta años. Ya saben, aquello de que Argentina es el país del futuro y siempre lo será. La parte más interesante, el repaso a la historia argentina.
Principio Estado de miedo, de Michael Crichton. Mi único contacto hasta ahora con este autor tuvo lugar hace años (doce o catorce), cuando leí una novela que andaba por casa de mis padres y que se publicó a mediados de los setenta: El gran robo del tren. Ambientada en la Inglaterra victoriana, aquella me pareció una novela trepidante, y bien escrita. Muy recomendable para los que gusten de las novelas clásicas con suspense, buenos, malos y un argumento sólido. No he vuelto a leer nada del autor (ya sabe el desocupado lector que llevo años distanciado de la novela), pero
Que tiempos aquellos de los Cuatro Amigos, compadre. Y de Burning, Loquillo y Kortatu.
ResponderEliminarPero "a mis amigos no les cuento mis penas. Que les divierta su puta madre".