Llegan
malas noticias de Túnez. Dos
opositores laicos, y además izquierdistas, asesinados en los últimos meses. Túnez no es Libia. Es un país con
tradición urbana. Y con historia. Fue Cartago. Y fue Roma. Un país con una
sólida estructura social que se resiste al proceso de islamización que parece
que intenta llevar a cabo la gente de Ennhada. El mediterráneo sur tiene más de mediterráneo que de cualquier otra
identidad, como demostró Robert D. Kaplan en su deslumbrante viaje invernal por la
zona. A mayores, Túnez ejemplifica, otra vez, que
la libertad y la democracia no tiene que ir necesariamente de la mano, como ha escrito Zakaria en varios sitios. Y también demuestra que el
recuerdo del terror islámico establecido en el Irán
posterior a la caída del Sha sigue
pesando en la mente de las clases medias, urbanas y tolerantes de la mayoría de
los países musulmanes del sur del mediterráneo. Y su lucha, con todos los
matices que uno quiera, es la nuestra…
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