Observo desolado que casi no hablé aquí de La democracia sentimental, uno de los mejores libros que leí en 2017. Me topo ahora con su referencia a la paradoja de Mannheim, aquella que dice que es imposible denunciar como ideológico un punto de vista sin hacerlo desde otro. Señala el profesor Arias Maldonado que "nadie habla desde un espacio privilegiado libre de contaminaciones sociales".
Más sobre el tema, por el autor, aquí en Revista de Libros.
2 comentarios:
Curioso: los partidos clásicos que han espoleado y alentado la generación de sujetos emotivistas y líquidos, ahora se quejan de las consecuencias, porque no les votan y se quedan en paro.
Las ideologías, creo, heredan el pesimismo de la razón nominalista que le llegará a Lutero y posteriormente al racionalismo, Kant y la Ilustración como mera razón técnica e instrumental, sólo de los hechos físicos y empíricos. En definitiva, una razón castrada.
Publicar un comentario