29.6.13

"Un decorado sin personajes", o la tragedia del olvido

Empiezo con Murakami. Mira que me he resistido. Pero supongo que hay autores que hay que abordar: no sólo Snows me habló mucho y bien de él, sino que, a mayores, mi querida Ainhat me regaló uno de sus libros. Abro Tokio blues. Muy pronto, apenas en un par de páginas, un párrafo deslumbrante. El protagonista recuerda un prado que vio hace años desde el avión mientras aterrizaba en Hamburgo junto con su novia de entonces.

Léalo despacio:

"Sin embargo, ahora la primera imagen que se perfila en mi memoria es la de aquel prado. El olor de la hierba, el viento gélido, las crestas de las montañas, el ladrido de un perro. Esto es lo primero que recuerdo. Con tanta nitidez que tengo la impresión de que, si alargara la mano, podría ubicarlos, uno tras otro, con la punta del dedo. Pero este paisaje está desierto. No hay nadie. No está Naoko, ni estoy yo. "¿Adónde hemos ido?", pienso. "¿Cómo ha podido ocurrir una cosa así? Todo lo que parecía tener más valor -ella, mi yo de entonces, nuestro mundo- ¿Adónde ha ido a parar?". Lo cierto es que ya no recuerdo el rostro de Naoko. Conservo un decorado sin personajes".

Esa sensación...

28.6.13

La doble protección por desempleo en España

Hay cosas que son de puro sentido común. Aunque yo no quiero hablar mucho estos días de economía. Me reconozco demasiado encabronado con el tema. Pero hay obviedades: en este país la economía lleva décadas siendo gestionada por  funcionarios franquistas, funcionarios democristianos y funcionarios socialistas.

Ninguno de ellos ha sabido nunca nada del mercado de trabajo. Nada. No saben lo que es un presupuesto, lo que es producción neta y no entienden el concepto de pagar a un trabajador cuando no hay trabajo. Ya me gustaría saber a mí cuántos contratos han redactado en su vida alguna vez el tal Arenas, el tal Aparicio, el tal Caldera, el tal Corbacho, el tal Gómez o la tal Báñez.

Ninguno de ellos ha entendido que mantener el sistema franquista de despidos carísimos junto con un generoso sistema de protección por desempleo no se le ocurre ni al que asó la manteca, porque en realidad se paga dos veces al despedido: una ronda la paga el empresario, ese ser mefistotélico, y otra el contribuyente, ese bobo al que sangrar y que no se entera nunca de nada.

En fin, el camino va por donde avanza el tal Rosell, en el sentido de hacer incompatible el cobro de indemnizaciones millonarias por despido con el cobro de la prestación por desempleo, aunque yo sería muuuuucho más radical

Hasta los huevos estoy de financiarle vacaciones a los trabajadores, que con mi pasta se van a ver Europa sabiendo que luego tienen dos años de paro...

27.6.13

Héroes contra villanos en el Budapest de 1944

Héroes desconocidos y villanos famosos desfilan la obra de Arcadi Espada, quien no deja de recordarnos que todos ellos actuaron también en nombre de Franco. Ahí está Casimiro Florencio Granzow de La Cerda, diplomático español y autor de El drama de Varsovia. El franquista que rendía homenaje a los resistentes contra los nazis comparándolos con el sitio del Alcázar toledano al inicio de la terrible guerra civil. En frente, el tal Perlasca. El impostor Perlasca. El hombre que quiso toda la fama para él y cuyo perfil encaja mejor como héroe de la postguerra que el franquista Sanz Briz. Y es que la vida está repleta de personas cuyo éxito era incómodo, y de otros que supieron inventar que habían estado donde nunca llegaron. Al fondo, miles de personas honradas, como Casimiro, que cumplieron con su deber y a los que la historia, en cambio, no dedicó más de dos líneas. No digamos ya su país: un país avergonzado de ser lo que es.
Así os va…



PS: llegando a Badajoz, tras poner la carretera, a echar el día. A la calor. 

26.6.13

Cine y literatura... ¿acaso no es lo mismo?

Una de clásicos. Me puse, al fin, con las sandalias del pescador. La había leído de joven, interno, en Peñafiel. Aquellos años. Aquellos libros que me dejaba el hijo de Contemplación un hombre, ya lo dije, de otra pasta. Una película hermosa, algo ajada ya por el paso del tiempo, pero con la suficiente carga de dignidad como para permitir una nueva visión, tantos años después. Está magnífico Quinn, en el papel del Cardenal Lakota que se come toda la pantalla, como magnífico está Mi general de la rovere. La intriga de la alta política del Vaticano y la descripción de los momentos vinculados a un cónclave. Hermosos años sesenta. Años de libertad, de crecimientos, de espacios abiertos. Años para imaginar, la construcción de nuestra vida en clave cultural procede de la literatura, a Max Costa, caneado, y a Meche Insunza, hermosa en su plenitud, recordar los años en los que, a oscuras, a escondidas, fueron felices. Aquella Italia, aquellos años, los sesenta, donde su hizo realidad aquel deseo de Conrad con el que Pérez Reverte abre el libro, cuando señala que “Y, sin embargo, una mujer como usted y un hombre como yo no coinciden a menudo sobre la tierra”...

Qué cosas...


PS: días decisivos. 

25.6.13

El final de Sanz Briz

El final oscuro de Ángel Sanz Briz. Un hombre incómodo. Para todos. Asegura Arcadi Espada que cuando Israel se separó del franquismo, el régimen lo olvidó. No convenía airearlo airear sus hazañas en nombre de la “tradicional amistad de España con el mundo árabe”. Para la izquierda, era inverosímil que un régimen surgido de una guerra, ilegitimo y hasta fascista en algunos momentos, organizara una política de Estado para salvar ciudadanos judíos. 

Quizá ahí resida la clave de su olvido: esa España, que llaman tercera, capaz de incomodar a los tirios y a los troyanos.

Esa España.
Cercana.
Honrada.

Mi única patria, si es que tengo alguna.




PS: Manuel Chaves Nogales dijo: “Yo era eso que los sociólogos llaman un pequeño-burgués liberal, ciudadano de una república democrática y parlamentaria”.

24.6.13

Al SanJuan

Cada noche, el día 23, no solo celebramos el cumpleaños de mi padre, nacido "el víspera de SanJuan", como recordaba siempre su madre. También, de manera telúrica, y sin que muchos se den cuenta, esa noche varios espíritus se juntan a la vera del Lago mar, a la sombra del Sospacio. Allí, mientras Francisco Arias le  cuenta a su querido Óscar, el nieto de Paco Perales, sus cuitas con el Santo Oficio, Juan de la Cuesta afina la tonada y Chisun recuerda con Joxemanuel y con Paco el Ballestero de San Francisco cuando, era la época de la presura, divisamos por primera vez el  valle mágico, nuestro particular Macondo: el lugar en el que nos quedamos condenados a vagar durante toda la eternidad. 

Pasan las horas y cuando ya empieza a clarear, mientras Miguel, el judío de Cervantes, se ríe con nosotros a cuenta de los disparates que se han ido escribiendo sobre su origen, sonrisas que comparte con el Silva marrano cuyo hijo hizo fortuna en la Corte, mientras todo esto ocurre, digo, Adolfo Correa, muy serio, nos recuerda que todos venimos aquí a lo mismo...


22.6.13

Cine de sábado, camino de Castilla

Algo de cine, que lo tengo dejado, mientras el coche se adentra en Castilla.

Un par de películas de temática similar, en el fondo. La codicia, tan antigua como el hombre. Los diamantes y el petróleo. Estuve viendo Diamante de Sangre, una película dura, bien rodada, bien argumentada, sobre el tráfico de diamantes en las zonas en conflicto, en concreto en la aterradora Sierra Leona de los años noventa. Está bien Di Caprio, y está magnífico Hounsou, con unos paisajes fascinantes de la África de ébano y bosques de la que todos venimos. De fondo, This is Africa.


Estuve también con Syriana. Una película extraña, heterodoxa casi hasta la extenuación. Buen guion, buen ritmo, pero extraña. Endiabladamente extraña. Planos que se superponen, con un atormentado Clooney. Argumentos que se van tejiendo como en un collage. Al fondo, la corrupción y los problemas vinculados al tráfico del petróleo y la pobreza con la que muchos árabes conviven a la sombra de los rascacielos de sus tiranos. Una buena película.

El cine como escuela. 

21.6.13

La precisión de la palabra

En nombre de Franco, el último libro de Arcadi Espada

La lectura me genera algunas reflexiones. Es curioso cómo la forma de narrar recuerda a su cordialmente odiado Truman Capote, si bien el sentido de ambos es muy diferente. Ya lo vi en Ebro / Orbe. El autor busca la claridad. La precisión. Entra en el texto, pero su objetivo al entrar en realidad es salir. Aparece para darle un marchamo de honradez al conjunto de lo escrito. Entra para desaparecer, para que nadie le diga: estás ahí y estás haciendo trampa. Me recuerda a César Vallejo, que una época de su vida vivió obsesionado por encontrar “el sentido preciso de cada palabra”. Es una narración adusta. Severa. Deja poco margen para la poesía. Se nos ha hecho castellano Espada en su forma de escribir. Y bien que lo celebro.


PS: El cholo Vallejo escribió: “¡Y si después de tantas palabras,  /  no sobrevive la palabra!”

20.6.13

La enloquecida fuerza del desaliento...

Los hermanos Fetuccini fueron a predicar a la ciudad de la magia. En medio de la nada. Un curso de alto nivel. Con un alumnado potente. Adoro la formación. En otra vida, cuando me centre, decidiré que quiero dedicarme a ella por extenso, venciendo esta manía mía de dejarme llevar donde la corriente me arrastre. Y mientras impartíamos la clase, y veía la cara de los alumnos pensaba: algo se hace mal en este país cuando gente como nosotros está como está. Cuando a las personas se les abren las puertas o por el apellido que ostentan o por el pedigrí que muestran, y nadie mira, en realidad, la valía del trabajo que cada uno realiza. Quizá porque en realidad nadie valora el resultado y es verdad que la postmodernidad es el mundo en el que todo ya da igual.

La sociedad moderna se basaba en el mérito. Era solo una convención, claro, pero era  más justa que las demás. Y sin justicia no hay forma de hacer un país. 
Es lo que hay.  



19.6.13

Cine, a vueltas con la trascendencia...

Cine, un par de pelis algo tontas, para echar los domingos. 

Estuve con Algo que contar, una película sin pretensiones, con un buen Ben Affleck y una irregular Paltrow.  Los azares que guían nuestras vidas. Las personas que conocemos y a las que desconocemos. Los errores que nos llevan a herir a otras personas. Los errores que nos llevan a olvidarlas. 

Estuve también con Love Happens. Un guion irregular, bien Eckhart, algo más floja la Aniston, interpretando a un personaje poco sólido. La necesidad de cerrar los capítulos del pasado para así poder afrontar con cierta posibilidad de éxito el presente;  y es que dejar las puertas abiertas es la mejor manera de que nunca haya serenidad en nuestras vidas.

Sólo es cine, ya digo.


Sin mayor trascendencia…

18.6.13

El heroísmo agregado a las ausencias...

Rematé el olvido que seremos, cortesía de Joxete, el libro que Héctor Abad le dedica a su padre, asesinado por terroristas, en este caso paramilitares, en Medellín en agosto de 1987. Un libro duro. Y hermoso. Refleja al final el autor las palabras que una de las personas que habló en el funeral dijo en memoria al muerto. Unas palabras que homenajean a las víctimas del terrorismo: concejales en Guipúzcoa, defensores de los derechos humanos en Irlanda del Norte, asesores en Italia o sociedad civil en Méjico. 

Víctimas en países  que olvidan sus mejores rostros,  y que siguen, todos con la monotonía irremediable:

"Vivimos en un país que olvida sus mejores rostros, sus mejores impulsos, y la vida seguirá en su monotonía irremediable, de espaldas a los que nos dan la razón de ser y de seguir viviendo. Yo sé que lamentarán la ausencia tuya y un llanto de verdad humedecerá los ojos que te vieron y te conocieron. Después llegará ese tremendo borrón, porque somos tierra fácil para el olvido de lo que más queremos. La vida, aquí, están convirtiéndola en el peor espanto. Y llegará ese olvido y será como un monstruo que todo lo arrasa, y tampoco de tu nombre tendrán memoria. Yo sé que tu muerte será inútil, y que tu heroísmo se agregará a todas las ausencias".

Hablaremos más del texto...

17.6.13

El chocolate del loro en versión ferroviaria...

"El tren, a las puertas del rescate", llevaba por título el reportaje del suplemento económico del Mundo ayer domingo. Los datos que da son, en general, escalofriantes: la alta velocidad española tiene una deuda de más de veinte mil millones de euros. Ninguna línea es rentable. Ninguna. Y no lo son ni aunque descontemos el coste de amortización de la infraestructura física. Ni aunque dejáramos de contar el coste del material que corre las vías. A mayores, todas las previsiones de viajeros estaban infladas. Todas: de 3,6 millones de viajeros a Valencia a la dura realidad de 1,8 millones. Y así con todas las demás. La estación de Zaragoza debe 400 millones de euros. El túnel de Pajares, aún sin acabar, ya está costando el doble de lo presupuestado. Dos tercios de la estaciones no llegan a los trescientos pasajeros diarios...

Podríamos seguir. Hasta el aburrimiento.

Con datos tan tremendos, uno no puede dejar de fijarse en lo más patético de todo. Lo más lamentable. Lo más increíble. Nuestros dirigentes políticos se han puesto serios y han decidido afrontar de una vez este sindios, atacando el coste de las líneas de media distancia. 

Así, se han puesto manos a la obra, serios, dignos, con la mirada en la lejanía, y han decidido ejemplarizar acabando con ese escándalo de que cada año se pierda algo más de medio millón de euros en una línea que comunica la España rural desde Valladolid hasta la Puebla. 

Parece una broma, pero es lo que hay. Qué grandes son todos.

Y qué mala es esta justicia, que trata de manera tan desigual a los desiguales optando por esa cosa tan humana de ser fuerte con los débiles, inane con los fuertes...

El corolario de esta farsa es que, para este viaje (en tren), no necesitábamos al Estado...


16.6.13

Muertes heterodoxas...

Me descubre el obituario del Mundo de hoy que ha muerto Francisco Márquez Villanueva. Un heterodoxo. Un hombre al que llegué, a través de Jesús Fuentes, con Santiago, trayectoria de un mito. Un libro luminoso. Necesario para comprender en qué medida lo que hay detrás del origen de Santiago, en pleno siglo IX, es un proyecto político que debe entenderse desde el punto de vista de las luchas de poder en la Corte Asturiana durante el largo reinado de Alfonso II, con la Iglesia afianzando su poder en un mundo que se va desplazando, poco a poco, hacia el sur y hacia el oeste.

Ha muerto un hombre sabio. Alguien que inquirió, qué cosas, sobre el Toledo mudéjar, y ahí lo conoció Jesús, sobre los judíos, sobre Cervantes y sobre nuestro amado siglo de Oro…


Que la tierra te sea leve…

Hoy somos todos un poco más ignorantes...

15.6.13

De Epícteto al management... ¿o era al revés?

Llegué a Javier Fernández Aguado a través de Joxete. Un almuerzo, y varias lecturas. El otro día presentaba Claves del management, su última obra coral. Allí estuve. Del primer ensayo del libro, firmado por José Aguilar Lopez, me quedo, de momento, con Epícteto; todo un descubrimiento. Ahí va la reflexión mientras apuro, entre amigos, un sábado toresano, como corresponde a un sábado de junio:

"Presta atención únicamente a tus verdaderas preocupaciones y da por sentado que lo que pertenece a los demás es asunto suyo y no tuyo. Si obras así, serás impermeable a la coacción y nadie te podrá retener. Serás auténticamente libre y eficaz, pues darás buen uso a tus esfuerzos en lugar de malgastarlos criticando u oponiéndote a los demás".

14.6.13

Almuerzos distendidos...

Aquella utopía de la España urbana de los años veinte y treinta del siglo XX. Una utopía de la que formaba mucha más gente que la ILE: la utopía de un pueblo alimentado y educado y que puede verse aún, cumple ochenta años, en el Amador de los Ríos, el primero hombre que nos recordó a todos que había españoles expulsos por judíos y que a miles de quilómetros de casa, seguían hablando el castellano puro y sin acento de quien ya no es de ninguna parte.  

Allí me acerque con mi hermanu Juan de la Cuesta. 
Allí hubo música, aquellas habas verdes que en realidad fueron avellanas. 
Allí hubo emoción, la de dos peregrinos que se encuentran lejos, de camino siempre a casa. 
Allí hubo un almuerzo para pergeñar la casa de Ruxinos que algún día será. 
Allí hubo un brindis, al final, como cada vez: el año que viene en...

13.6.13

La inquietante hipótesis de la prescripción del yo

Hablábamos ayer de En nombre de Franco, el último ensayo de Arcadi Espada.  Algunas reflexiones son tan interesantes que no entran en un artículo. La continuidad del yo como una ilusión cultural. A cuenta del tal Martínez Tomás, periodista antisemita en 1938 convertido en un adalid de la causa aliada en 1976. El párrafo, memorable de Espada, que no me resisto a citar aquí y que aparece en la página 87 del libro:

La explicación inmediata de la conducta del periodista  podría aludir al oportunismo. Era simple: en 1976 Martínez Tomás se aprestaba a morir en demócrata. Pero quizá fuese demasiado simple. Su conducta planteaba, aunque con menor trascendencia dramática, los interrogantes de La caja de música, la película de Costa-Gavras, y el obsesivo misterio de cómo aquel abuelo cariñoso y entrañable que empujaba el columpio de su nieto podía haber sido un joven asesino nazi. Tanto en el caso de Antonio Martínez Tomás como en el de Armin Mueller-Stahl era posible dar una explicación algo más sofisticada: el joven y el viejo no eran la misma persona y la unidad del yo una probable ilusión cognitiva”.



¿Y si el yo prescribiera? La identidad occidental se basa en la idea de que somos los mismos al inicio que al final. Más sabios, o más bobos, pero los mismos. Por eso  somos responsables de nuestros actos y pagamos por ellos. 
Quizá por eso aquellos versos  de Joseemilio Pacheco, recordando que "ya somos todos aquello / contra lo que luchamos a los veinte años" esconden menos carga moral de la que parece. Quizá es que ya no seamos los mismo. 
Quizá es que, dentro de unos años, cuando me lea aquí, no reconozca ya al autor. Ni siquiera sea capaz de reconocer a sus  lectores. Ni a sus lectoras, claro. 


PS: en Toledo. Predicando. 

12.6.13

Entre los hechos y la leyenda...

Acabé En nombre de Franco, el último ensayo de Arcadi Espada. Un libro magnífico. Seco. Sin concesiones para el adjetivo. Cuando uno se pone de frente ante la búsqueda de la verdad, el trabajo consiste en ir separando el grano de la paja. Y en entender que la vida no sigue el relato que a todos nos hubiera gustado. La historia es conocida: un diplomático español, Ángel Sanz Briz, salva a varios centenares de miembros de la comunidad judía de Budapest expidiendo pasaportes españoles. La historia oficial habla de un tal Perlasca y reseña que Sanz hizo lo que pudo, siempre de espaldas a su gobierno, hasta que se largó de una ciudad enloquecida gobernada por los fascistas (estos sí eran fascistas, y no los niñatos comandados por el hijo del II Marqués de Estella) de la Cruz Flechada.

Pero los hechos apuntan hacia otro lugar. Espada habla de una política de Estado: los nazis van a perder y la dictadura necesita aliados internacionales ante el final de la guerra. Sanz Briz y la gente que estaba con él (Zoltán Farkas y Elisabeth Tourné) se comportaron como auténticos héroes ante las alimañas húngaras nazis. Algunos de los conceptos que se manejan en el libro son ásperos para la memoria actual, tan amante de lo políticamente correcto: Sanz Briz sabía bien de qué iba lo de los refugios en las “casas de las legaciones” porque tenía el recuerdo de las muchas que hubo en el Madrid republicano para huir de la furia del Frente Popular. También es áspero entender que la primera voz de alarma ante el Holocausto la diera un alto funcionario franquista, el embajador español nada menos que en Berlín, Ginés Vidal, quien escribió a Madrid en el verano del 43 para contarle al gobierno lo que estaba pasando en Treblinka.


Es duro enfrentarse a la leyenda. Pero sólo gracias a esas batallas podemos transformar el mito en conocimiento... 

11.6.13

Todo lo que queda del hombre...

Me escribe Juan de la Cuesta, impresor de halcón en puño. 

Mientras le saco un artículo para la revista, me habla de un paseo por la Sanabria. De una conversación. Del origen de los zanquillas. De los Cepeiros. Me dice que al patricarca de la familia, al Perdidaco que emborrona estas cuartillas, lo mató muy joven una víbora.

Hace unos ciento veinte años que aquel patriarca murió: Miguel de Barrio. El Perdíu. Y aún discutimos, las tardes de junio, en el serano que montamos en Barandales, si fue una víbora o la ruina lo que lo llevó a la muerte. Y mientras apuramos el Baines pienso en cómo, con el paso de los años, de nuestros padres, de nuestros abuelos, y de nosotros mismos, no habrá más que lo que un día nos aclaró József Kiss cuando nos susurró con su voz talmúdica que "Todo lo que queda del hombre es el nombre"

10.6.13

Aquellas mujeres...

Mujeres. Las imagino fuertes. Las recuerdo valerosas. Las veo en aquella Sanabria, en aquel mundo que fue desapareciendo conforme avanzaba el siglo. Quiero imaginar así a muchas de las mujeres de las que vengo: aquella Micaela, muerta joven; aquella Paula, muerta de pena; aquella Petra, la mujer más sabia que los siglos vieron nacer en San Justo y que casó en 1883 con un nombre al que se tragaron las minas. Y si las quiero describir, quiero hablar de ellas como lo hace Héctor Abad con su madre y su abuela en el olvido que seremos (página 71).

“Creo ver en la mente de mi abuela Victoria, y también en la de mi mamá, una cierta conciencia atormentada por la contradicción de sus vidas. La abuela y mi mamá siempre fueron, por temperamento, profundamente liberales, tolerantes, avanzadas para la época, Sin una brizna de mojigatería. Eran alegres y vitales, partidarias del gozo antes de que nos coman los gusanos, patialegres, coquetas, pero tenían que ocultar este espíritu dentro de ciertos moldes externos de devoción católica y pacatería aparente. Pero al mismo tiempo [Mi abuela] no podía liberarse de su educación a la antigua. Y así, trataba de compensar su liberalismo de temperamento con un exceso de muestras exteriores de fervor y adhesión a la iglesia, como si se pudieran salvar las formas, y de paso su alma, a fuerza de los rutinarios rosarios que rezaba y de los ornamentos que cosía para los curas jóvenes de las parroquias pobres.

Esas mujeres alegres, liberales por temperamento, atrapadas entre la oscuridad de su entorno más cercano y un aterrador, esa es la palabra: aterrador, complejo de culpa.

Esas mujeres alegres.

Esas mujeres.


Esas.  

9.6.13

Historias de caudillos

Libros. Acabé el siglo de caudillos de Enrique Krauze. Un ensayo instructivo para interpretar la historia de Méjico, desde la independencia hasta la Revolución de 1910, en la que nace el país moderno que hoy conocemos. 

La lectura nos abre hacia otros mundos. ¿Qué sabe un español medio, más o menos culto, de Méjico? Poca cosa. Ahí va mi ejemplo: cuando era adolescente, la dictadura perfecta del PRI. Desde hace unos años la violencia del narco. Hay que leer para entender. El conocimiento es de las pocas relevantes en este mundo hostil, refractario, donde nos vamos haciendo pequeños a medida que pasan los meses. Pero llegaremos al final y llegaremos cultos, como vindicación contra todos aquellos que nunca entendieron lo que la Ilustración significaba. 

El libro de Krauze. Ya conté alguna cosa relevante. La lucha por la independencia es una lucha civil mejicana, como pasó en toda América. Una pugna entre criollos cuyo final se sella con el de Santa Anna. Más adelante, son los mestizos los que construyen la nación y, con ellos, se forja el triunfo  de la patria liberal frente al Méjico conservador. La nación soñada por Benito Juárez primero y por Porfirio Díaz después. Al final, es el Méjico liberal el que impone su versión de la historia, sepultados los conservadores en el desván de la historia.  
Una historia, la mejicana del XIX,  pareja hasta la fascinación con la de la España de la época, una España en la que liberales y conservadores luchan, desde 1833 hasta 1876 al menos por imponer su visión del país.


Un libro recomendable. Para entender más allá de los titulares. 

No se lo pierda, desocupado lector.


7.6.13

Cartas a una sombra...

Odio retener libros que me prestan. O los leo, o los devuelvo. 

Alguno se me escapa, se esconde, y sólo aparece tras la mudanza. Es el caso del último préstamo de Joxete. Un ensayo biográfico de Héctor Abad sobre su padre, el médico homónimo asesinado en Medellín en 1987. La convulsa Colombia de la violencia. Un país cada vez más cercano. El ensayo lleva un título hermoso: El olvido que seremos. La vida es una búsqueda y detrás de esa búsqueda, muchas veces, está nuestro padre. O nuestra madre. O lo que imaginamos que un día fueron.  Rescato de sus primeras páginas una reflexión que en el fondo nos atenaza a todos los que, como este humilde cazador de charrelas que mata las horas escribiendo punta cima del sierro, escribimos para personas que, por muchas circunstancias (vitales, personales, históricas, sentimentales) no nos leerán jamás. Una sensación difícil de explicar, y más aún de compartir. 

Escuche, desocupado lector, escuche:

Creo que el único motivo por el que he sido capaz de seguir escribiendo todos estos años, y de entregar mis escritos a la imprenta, Es porque sé que mi papá hubiera gozado más que nadie al leer todas estas páginas mías que no alcanzó a leer. Que no leerá nunca. Es una de las paradojas más tristes de mi vida: Casi todo lo que he escrito lo he escrito para alguien que no puede leerme, y este mismo libro no es otra cosa que la carta a una sombra.”

Abad Faciolince, Héctor: El olvido que seremos. Seix Barral, Barcelona, 2007. Página 22.



PS: ejercer de anfitrión. Pocas cosas más castellanas. Y con el ejemplo aprendido de grandes maestros, desde Mi Coronel, hasta Antoñito, allá en el sur…

6.6.13

Series, de tres en tres...

Series. 

Acabé la primera temporada de Homeland. Buen guion y buenas interpretaciones. Está soberbio Damian Lewis en la piel del atormentado Brody, como están imponentes, en todos los sentidos de la palabra tanto Baccarin en el papel de esposa abnegada y Claire Danes en el papel de agente de la CIA. Y dos secundarios maduros y atormentados: Saul y Abu Nazir, jugando al gato y al ratón. Una trama interesante, huyendo del blanco o negro (ahí están los aviones no tripulados, tan actuales...), pero a la que veo complicado alargar a una segunda temporada. Ya veremos a ver. El problema es que la segunda, que la va ofreciendo mitele, ni la ofrece en VOS ni permite verlos a tu ritmo. Problemas con los derechos, me comentan desde allí... 


Por el camino, y cortesía de my dear Batera, acabé la quinta del ala oeste de la Casa Blanca. Nuevo mandato, con el soso de Seaborn desaparecido ya de la escena y con algunos personajes nuevos de cierto interés. Iremos a por la sexta a ver cómo avanza. En el ínterin, me pongo con La Presidenta, aunque me temo que se me van a mezclar los temas con el Ala Oeste y que la comparación va a ser odiosa: Ricardo Estévez está estelar en su papel de genuino wasp al frente del freedom world.

5.6.13

Mala educación...

Yo tengo un periódico. No es mío, entiéndame; pero es mi periódico. Se trata del Mundo, que leo desde principios de los noventa. Como toda relación, tenemos altibajos. Amores, odios, pequeñas mezquindades. En general la relación va bien. Creo  que es el periódico más libre de la prensa española y creo que el nivel de sus columnistas (Arcadi Espada, Cuartango, Enric González,  Del Pozo...) está muy por encima del resto. Soy suscriptor en papel y disfruto de orbyt. Pero hay cosas (pocas) que no soporto. Algunas de sus portadas, por ejemplo. O la opacidad con la que se tratan las bajas. Se ha ido David Gistau, y me he enterado por la radio. Y ya me jode. Es un magnífico cronista parlamentario. Como se ha ido Nieto, el autor de las deliciosas "fe de ratas" de la edición castellanoleonesa del periódico. Nadie informa al lector. Como si este fuera gilipollas; se limitan a desaparecer y ni siquiera te lo explican. No sabes si están enfermos o se han largado...

En fin, suerte a ambos, desde luego. Y enhorabuena a ABC.

4.6.13

Yo bien, tú bien...

La literatura vasca escrita en eusquera. Ya hablé aquí de la relación que nos une. Más allá de Gabriel Aresti, incluso. Aquel descubrimiento demoledor: Kirmen Uribe, el hombre que escribió la novela que yo iba a haber escrito en la vida que cerré hace unos meses. El otro día me di de bruces, gracias al amigo Jorge Moreta, con los versos que le ha publicado Visor, en edición bilingüe, por supuesto, "Mientras tanto dame la mano". 

Un poema delicioso en medio del libro. Resplandeciente. Demostrando que la poesía comprime la realidad y nos muestra tal cual es. Sólo unos versos explican años de nuestras vidas...

El poema llevar por título "Tecnología". Disfrútelo, desocupado lector:

"Mi abuelo no sabía leer, tampoco
sabía escribir. Sin embargo, era conocido

por las historias que contaba. Él encendía,
rodeado de críos, las fogatas de San Juan.

La caligrafía de mi padre era inclinada, elegante.
Tejía el papel con precisión,

como si esculpiera sobre la pizarra.
Todavía tengo la postal que envió desde la mili:

"Yo bien, tú bien,
mándame cien".

Nosotros mandamos
mensajes electrónicos.

Es cierto: en tres generaciones hemos recorrido
un largo trecho en la historia de la escritura.

De todas formas, las preocupaciones, los miedos
son los mismos de siempre, y lo seguirán siendo:

"Yo bien, tú bien..."

3.6.13

Cambiar la ley de partidos

Cuando aparece un manifiesto, antes de leerlo miro quienes son los promotores, o los abajofirmantes. Me ahorra trabajo. Si son gente a la que respeto, ya hago el esfuerzo de leerlo. Le cuento esto, lector, porque salió uno el otro día, reivindicando un cambio en la vigente Ley de Partidos.

Sólo hay que ver la gente que lo promueve,  para darse cuenta de que merece la pena leerlo. Luego uno estará de acuerdo o no, pero hay que valorarlo, y más vistos los primeros firmantes: Pepe Álvarez Junco, Álvaro Delgado Gal, Aurelio Arteta, Félix de Azúa, Fernando Savater, Félix Ovejero, Antonio Muñoz Molina, Daniel Innerarity...

A mí la música me suena bien, desde luego. Los partidos, sus maquinarias, sus mezquindades, son un problema para la democracia española. Que nos lo digan a los senabreses, con todos los cargos públicos del pepé mirando para otro lado en público ante el cierre del tren que nos unía con Valladolid. Saben que les sale gratis, porque le deben el puesto al apartado, no al elector. Y así nos va...


Lea el Manifiesto y juzgue usted mismo...

2.6.13

La llave perdida de la sinagoga de Zamora

La mi tierra. Una tierra de frontera. Una tierra mestiza, como son todas las tierras rayanas. Una tierra en la que el recuerdo de los expulsados se fue desvaneciendo de la memoria pública. Hubo una aljama zamorana, de las más importantes de Castilla, casi un 20% de los habitantes zamoranos llegaron a ser judíos en la Edad Media. 

Ahora nos (re) encontramos con aquel pasado. En parte por vivencias puramente personales, que en mi caso empiezan con el maestro Fuentes y continúan con el maestro Juan de la Cuesta. en parte por mis viajes, ¿cómo olvidar esa pila de purificación en la iglesia de Río de Onor, un agosto tardío, mientras Lisboa resplandecía? En parte, en fin, gracias al trabajo de otros. Ahí está el esfuerzo de la Zamora sefardí, con el congreso organizado en julio para recordarnos lo que fuimos. 
Sacaba el otro día El País la historia de los expulsos portugueses, y con ella, la historia de Carlos Zazur y la llave de la sinagoga zamorana. Una historia emocionante que puede leerse pinchando aquí y que nos recuerda que la nuestra es una tierra ingrata de la que queda más memoria fuera que dentro. 

Quizá porque la única definición posible y aceptable, a estas alturas, de un sanabrés, sea la de una persona a la que vemos marchar a lo lejos con un morral cargado de nostalgia a la espalda... 

1.6.13

¿Qué hay detrás del nacionalismo?

Esos artículos que lees con una mezcla de enorme satisfacción y oculta envidia.

Esos artículos que ya no escribirás porque alguien lo hizo antes.

Magnífico Félix Ovejero el otro día en El País; una reflexión de altura, y de hondura, sobre qué hay detrás de cualquier nacionalismo. El narcisismo de la diferencia menor, hubiera escrito Ignatieff. Convertir al otro en meteco y alejarlo por lo tanto de los ideales de solidaridad e igualdad que fundan la nación moderna. 

Un artículo brillante. No deje de leerlo, desocupado lector; un brillante repaso a la "economía moral del nacionalismo".