31.8.10

Leyendo de noche (mientras haya)

Luis Alberto de Cuenca, Un clásico. Un hombre culto y, como tal, a medias entre liberal y conservador. Fue Secretario de Estado con Aznar. Su último libro, El reino blanco. Lo abro al azar, como se leen los libros de poesía...
Hay silencio en casa. La noche no es aún toledana. Debo de llevar más de dos horas leyendo, no consigo dormir, pero no ha sido sino hace un instante que me he fijado en el libro de Luis Alberto de Cuenca. El poema lleva por título "La bruja"y principia así: "La noche, mensajera de la muerte, / vuelve a la biblioteca. En mi butaca, / vieja y raída como mi existencia, / cunde la oscuridad. El libro abierto / que tengo entre las manos se diluye / en las sombras. Podría levantarme / y encender una luz, una tan solo, / que diese al traste con la pesadilla, / pero no tengo fuerzas para hacerlo. / Y viajo en mi sillón sin rumbo fijo, / hacia ninguna parte, con el alma / vacía, rodeado de tiniebla, / sin distinguir objetos ni horizonte".


Hay algo mágico en la poesía.
Esta noche también, pese a todo. Pedro Salinas me habla de la confianza: "Mientras haya / alguna ventana abierta, / ojos que vuelven del sueño, / otra mañana que empieza"

Debo ir a dormir. En unas horas tomaré camino hacia el oeste.

PS: una ambición: no molestar.

30.8.10

Final del verano

Bajamos del pinar y nos acercamos a echar la tarde a la playita de Castellanos. Una delicia. Exhibición de mus. La luz de agosto. Buena pareja. Victoria segura. Hubiéramos sido invencibles, en todos los aspectos. El resto de la semana, lánguida, viendo cómo se me iba el verano de entre las manos. Paseo por Zamora el viernes. La Zamora de mi memoria. Cada día más hermosa. Cada día más ciudad. Cada día más mujer. Injusto con quien no lo merece. Algo de bici, una copa en el Scaparate. Es domingo. Despierta. Vuelves a Madrid. Se acabó el sueño.

¿Se acabó el sueño?

Tanto decirlo, y al final quizá fuiste tú el que, de nuevo, volvió a esconderse detrás de los días. Llega septiembre, llega la cosecha, pero tú no cosecharás lo que sembraste. Otros vendrán, como Ángel González y dirán “debiste haber hablado más claro y en alta voz”. Y yo abandonaré a Claudio por una temporada y volveré a Vallejo (al fin y al cabo, un piscis): “hoy me gusta la vida mucho menos / pero siempre me gusta vivir: ya lo decía […] / Hoy me palpo el mentón en retirada / y en estos momentáneos pantalones yo me digo: / ¡Tanta vida y jamás!"


PS: La infortunada reina, sumida en un profundo dolor, fue junto al cuerpo desfigurado de Héctor, pero sin verter lágrimas, como yo ahora junto a estas rocas que se asemejan a tantos rostros y ciudades derrumbadas. Sin verter lágrimas, porque siempre que la aflicción alcanza el grado de la desesperación, las lágrimas no pueden salir. Así Séneca hizo decir a Andrómaca los siguientes versos: “Levia perpessae sumus, / si flenda patimur” (“No es muy grande el dolor / si podemos llorar”)

Molina, Cesar Antonio: Lugares donde se calma el dolor. Barcelona, Destino, 2009. Página 201

29.8.10

Paseando por la Sanabria, en busca de las huellas de Men

Subimos hasta el pinar de Vigo. De Vigo de Sanabria, claro. Ahora hay allí una casa vieja, de los años cincuenta o así del siglo pasado. Pero el pinar de Vigo en uno de esos lugares mágicos que tanto abundan por la Sanabria. No sólo tiene la mejor vista sobre Nuestro Padre El Lago, sino que, además la leyenda sitúa allí la casa de Men Rodríguez de Sanabria.
Men Rodríguez. El primer sanabrés que apreció en la historia con datos claros. Leal vasallo de su rey Pedro el Justiciero, el amigo de los judíos. El hombre en torno al cual se arremolinaban los sectores más dinámicos de la Castilla del XIV. El último rey legítimo en estas tierras. Men Rodríguez, el hombre que no lo abandonó nunca. Jamás. El hombre que prefirió el exilio antes de ponerse al servicio de un rey no sólo bastardo sino también ilegítimo. El hombre que mantuvo la bandera del rey muerto en esta zona. El hombre que acabó en Portugal, amigo de los judíos, y que desapareció de la historia después de ver como un rey felón le arrebataba la Sanabria para entregársela a los arribistas Losada.

Men Rodríguez. Si uno fuera dado a la épica lo imaginaría pensativo, al oscurecer del otoño, desde donde ahora está el pinar de Vigo, mirando al lago, antes de partir a la llamada de su señor.

Hacía calor y eran casi las tres de la tarde, pero no pude dejar de cantar, en bajito y para mí mismo, aquella canción que a Men le hubiera gustado compartir con nosotros, tantos años después: “It was a long time coming – but / I knew I'd see a day / When you and I could sit down / And have a drink of Tanqueray”. No te apures, quizá, después de todo, también la cantemos algún día nosotros, sentados en un escaño, a la lumbre, mientras atardece.

PS: […] como escribió Paul Valéry, “la belleza convierte un objeto en un enigma”. Molina, Cesar Antonio: Lugares donde se calma el dolor. Barcelona, Destino, 2009. Página 467

28.8.10

La política, ese lodazal

Aburrido de la política. Del cinismo de lo político. Ahora el gobierno plantea reformas que calcan las de Aznar en 2002. Qué cara más dura, por Dios, tiene este desastre de gobierno. A Aznar le costaron una huelga general y al final las retiró. A este dizque gobierno ¿le va a salir todo gratis?. Estos analfabetos que no saben pero nada de nada de cómo funciona el mercado de trabajo. Ahora el problema es que los SPE no intermedian, no te jode, como si esa fuera su función. Si algún día tengo un rato les explico mi visión del tema. Hablando de Aznar, fantástica su visita a Melilla. Y que no hablen los lanas de deslealtad que el vocablo, en este y en otros ámbitos, lo inventaron ellos.

Los liberados del rollo este progre-catalán. Me alegro por ellos, pero espero que alguien haya aprendido la lección. Menos payasadas, menos caravanas solidarias y más seriedad. Que luego el que paga es el contribuyente. Si quieren sentirse buenos, que ayuden al hambriento que pasa junto a ellos, en La Mina, por ejemplo, en vez de ir a enredar a zonas en conflicto.

Interesante, el asunto de las primarias entre el tal Gómez y la amiga de Zapatero. Algo se mueve en el PSOE si un oscuro aparatchick es capaz de plantarle cara al desastre leonés. Que tenga suerte, porque el rencoroso zapatero nunca ha entendido la política como una lucha entre adversarios sino entre enemigos.

En fin, mamá cojita, y yo con problemas en la planta del pie. Por la mañana, para el aperitivo; por la noche, para la tortilla y el café. Dos veces, ¿Será puro azar?. ¿Serán sólo guiños del presente?


PS: No puedo ser “objetivo”. La llamada “objetividad” que veo en tanta gente (Camil entre ellos) me parece una forma de aceptar las cosas, de acomodarse a ellas. Se está extendiendo por todas partes no sólo el miedo a los alemanes sin o también la estima e incluso la simpatía hacia ellos" […]. Sebastian, Mihail: Diario (1935-1944), Entrada del 31 de mayo de 1940.


PD: No tengo ninguna gana de volver a trabajar. Creo que me espera un otoño aterrador. Espero salir con vida de él.

27.8.10

Un bosque de magia

Hay un bosque de cuento. Un bosque sacado de las leyendas artúricas, de las andanzas del villano de Sherwood o, lo que es aún más impactante, de las pruebas de Hércules en Hispania. Si mi amigo Jesús en otra vida nace por aquí, encontrará, sólo él puede hacerlo, la conexión de este bosque con La Cueva toledana.

Un bosque mágico. El Tejedelo. Hecho de tejos y forrado de acebos. El tejo. Quizá el árbol más majestuoso de nuestros bosques. A su saludo, mis adorados castaños se vuelven adolescentes, como le pasa al Perdíu cuando lee a Arcadi cada sábado en El Mundo. Subimos. Hacía años que no pasaba por allí. El recuerdo de una imprudencia, aquel viernes santo que pudo ser luctuoso, me alejaba del bosque. Subimos, además, con niños. Fue fantástico explicar pacientemente la diferencia entre un carballo y un roble, entre un sendero y un cortafuegos. Pasear de la mano con un niño transmite vida, y cuando además cantamos a dos voces la canción del pirata (y va el capitán pirata, / cantando alegre en la popa, / Asia a un lado, al otro Europa…), la vida se transforma en luz. Subimos. Arriba chispeaba. Almorzamos. Desde lo alto no sólo se ve el bosque, sino que también entrevimos lo que esto pudo haber sido. Se veía claramente desde arriba. Sólo había que saber mirar, pero no todo el mundo cuando mira, ve. Igual que no todo el mundo cuando besa, ama. Igual que no todo el mundo es feliz, aunque sonría.

El descenso fue más ligero. Me volvía Claudio Rodríguez: “no porque llueva seré digno”, dice uno de los versos de Don de la ebriedad, el libro que publicó con apenas diecinueve años. La luz aquí, incluso con niebla. La luz. La luz del oeste, en agosto. Cómo lo ilumina todo y cómo nos hace a todos más personas. A todos, también a ti, aunque no quieras entenderlo.

En Zamora, echando el día, como los hacendados que bajan a la capital a resolver gestiones.


PS: "Quisiera estar contigo no por verte / sino por ver lo mismo que tú, cada / cosa en la que respiras como en esta / lluvia de tanta sencillez, que lava" […] (Claudio Rodríguez, 1953)

26.8.10

Paseos, ahora con Pacheco

Fuimos a regar los castaños. Así le voy poniendo nombre a las tierras. Esta vez regamos los que están en la tierra “del rincón”, ya en la vecina pedanía de Cobreros, y vimos los de “tras de la serrana”, ambas en el Barreiro. Eran tierras de cereal, hace años. El río queda abajo, y como el cereal no se riega, eso facilitaba las cosas. Ahora ya no. Ahora sólo son escobales. Una metáfora de lo que será el mundo rural en poco tiempo. Algunos, como mi padre, intentan plantarle cara al destino, y ponen castaños, y tienen limpias las fincas, pero es una lucha, melancólica, condenada al fracaso. Regamos con cubos. Con poco método. Da igual, creo que lo que mi padre disfruta es verme con él, compartiendo las historias de cada una de las fincas. No soy capaz de quedarme con todas las marcas ni con todos los linderos. En la historia de estas fincas está recogida, en metáfora, la historia de la Sanabria del XX. Castaños talados por cuatro duros cuando venía un portugués que “andaba a la madera”, tierras vendidas “porque los hijos se han ido a Bilbao y quieren que liquide esto y marche yo para allá, que ya esto y mayor”. Emigración. Silencio. Una herencia de tres hermanas repartida y firmada por sus tres maridos en 1960. Un mundo que desaparece.

Yo no le debo nada a esta tierra, lo sé. Y sé que no debo nada a ninguno de sus muertos, y que, de deber algo, será a muy pocos de sus vivos, si se me apura. Pero mientras paseaba ayer con el Barreiro por mi padre y veía los castaños, ya de vuelta para casa, pensaba en los versos de José Emilio Pacheco, tan míos cuando estoy aquí: “No amo mi patria. / Su fulgor abstracto es inasible. / Pero (aunque suene mal) / daría la vida / por diez lugares suyos, / cierta gente, / puertos, bosques de pinos, / fortalezas, / una ciudad deshecha, / gris, monstruosa, / varias figuras de su historia, / montañas / -y tres o cuatro ríos".

25.8.10

Yo sé de un lugar...

Estoy en el único lugar donde algunos de los padres de mis amigos fueron amigos de mis padres. En el único lugar donde algunos abuelos de mis abuelos fueron amigos de mis abuelos. En el único lugar donde alguien recuerda aún al hijo del Perdíu, y recuerda la maldición de no haberse ido con él.

Estoy en el único lugar del mundo donde queda gente que me vio ser un pésimo estudiante y suspender todo en séptimo de egebé. El único lugar donde, Hornuez aparte, tengo amigos de más de veinte años de solera.

El único lugar en el que, un día como hoy, puedo volver a ver a una prima tras veintiséis años y reconocerla por la forma de la cara (y emocionarme cuando me cuenta que se lloró al llegar al Mercado).

Estoy en el único lugar en el que la gente sale y no deja la casa cerrada. Donde duermo con el coche abierto. Donde la gente entre y golpea la ventana de la cocina para anunciar que han llegado. El único lugar donde una semana santa logré no cocinar y no me sentí de gorra en casa alguna.

Estoy en el único lugar en el que paso las navidades sintiendo que estoy de vacaciones. El único lugar en el que me hubiera casado. El único lugar en el que hubiera confiado, y aún confío, en llegar, por fin, a casa.

Estoy, claro, en el único lugar que me calma el dolor. El lugar al que volveré.

Mi Junín.


PS: “Todavía para nuestros abuelos una casa, una fuente, una torre que les era familiar, aun su propio vestido, su abrigo, eran cosas infinitamente más familiares; cada cosa era casi un receptáculo en que se encontraba algo humano y a la que añadían su parte de humanidad. […] Las cosas partícipes de nuestra intimidad están declinando y ya no pueden ser sustituidas. Nosotros somos quizá los últimos que habrán conocido tales cosas. A nosotros nos toca la responsabilidad de conservar no únicamente su recuerdo, sino su valor humano […]"

Molina, Cesar Antonio: Lugares donde se calma el dolor. Barcelona, Destino, 2009. Página 209

Cortesías


Gracias


PS: Sigo las indicaciones que Confucio hacía a los altos cargos de la administración “Si vuestro cargo os deja algún ocio, estudiad. Si el estudio os deja algún ocio, ejerced vuestro cargo”.

Molina, Cesar Antonio: Lugares donde se calma el dolor. Barcelona, Destino, 2009. Página 538


24.8.10

Cosas que no tienen precio

Ayudar a Chimenauer, que ha llegado tarde, a hacer las primeras gestiones para el bar.

Salir de casa a las cuatro de la tarde, con la solana, para empezar a preparar la yincana; recorrer la entrada al uteiro, la plaza, la fraga, el Franco, el barrio bajo, observando los detalles. Tardar casi tres horas en escribir las cincuenta pruebas de larga distancia.

Ir al hotel a imprimir las pruebas. Recortarlas. Ensobrarlas. Colocarlas con el tiempo al límite antes de que empiece.

Organizar la yincana. Estar hasta las tres de la mañana. Con frío.

Volver por la tarde. Los juegos de los niños. Arcilla. Que te empapen de agua y espuma no sólo tu sobrina, sino también los hijos de tus primos. Librar épicas batallas con ellos mientras, ¡oh capitán mi capitán!, te atacan por babor con el ímpetu de los seis años, se suban a tus brazos y te restrieguen la espuma por el suelo.

Cenar algo, subir a la fiesta. Bailar. Tirarle un muñeco a Elicia, y llevarlo sano y salvo a casa (se llamará Felipe, por cierto, tras una larga discusión con la niña, convenciéndola de que las cosas han de tener nombre ¡¡¡bienvenido a la familia!!). Sujetar el bombo para el bingo.

Levantarse resacoso el sábado, vermú. Bajar a la yincana infantil, por si acaso. Nada. Ir a cenar, en vez de al pico del fraile, a vilarino, por si acaso. Nada. Bailar, bailar y bailar, hasta las seis de la mañana. Entregar tres placas. Una de ellas con todo el corazón. Quizá la primera vez que hablo en público, micrófono en mano, aquí. Nada.

Ir al vermú el domingo, jugar con la sobrina, ver a los niños en los hinchables, recoger las botellas que la gente ha tirado por el campo. Merendar algo de empanada.

Subir andando desde el campo, mientras oscurece.

La luz, la luz de Castilla a final de verano.

¿Descansar los días de la fiesta? Imposible.


PS: "Un recuerdo no se mide por su verdad o falsedad, sino porque uno lo quiere tener como materialización de la nostalgia"

Molina, Cesar Antonio: Lugares donde se calma el dolor. Barcelona, Destino, 2009. Página 657

21.8.10

Sigo de paseo

Sigo de paseo por mi pueblo. Con mi padre. Los castaños del Barreiro. Me cuenta con la pasión de un entomólogo quién los plantó y en qué momento, esperando, en vano, que yo sea capaz de recordarlo. Nos sale en la conversación otro cura legendario, el cura Pereira. Miguel Pereira llegó aquí, quizá procedente de Hermisende, en 1878 y, como Serrano, estuvo treinta años al frente del pueblo. Hacía casi diez años que el anterior titular, Sebastián Rodríguez había abandonado el pueblo, en 1869, coincidiendo con la llegada del gobierno revolucionario, acaso porque tampoco quiso jurar la constitución. Y el pueblo anduvo sin pastor durante casi diez años. Cánovas y la Restauración volvieron las cosas a su cauce. Llegó Pereira. El padre de Amelí me enseño hace poco un libro autografiado por él. Montó una preceptoría. En este pueblo. Llegó a tener, a finales del XIX, casi cien alumnos. Venían de toda la tierra sanabresa. Aquí se hicieron muchos de los curas que salían de la Senabria en dirección al seminario de Astorga: aquí los legendarios Rodríguez de Medio, D. Miguel, también D. Jesús, el que luego fue asesinado en la terrible guerra de España.

Pereira falleció en 1908. Es posible que su tumba sea una tumba cural que está aún visible en el cementerio. Se perdió su memoria. Qué frágiles son las acciones de los hombres. Qué liviano es todo lo que ahora nos parece eterno. Sólo lo que queda escrito sobrevive. Aunque sea sólo como un guiño. Cómo no darnos cuenta de que, a veces, nuestros mayores carceleros son nuestros temores. Ya lo escribió, sabiamente, Ehrmann hace años: "muchos de nuestros miedos nacen de nuestra soledad”.

PD:El sábado pasado compré El País. No quedaba el mundo y el abecé sin el cultural no me interesa los sábados. A página entera “Un milagro llamado Claudio Rodríguez”. Sonrío. ¿No ves que todo no lleva a Claudio?. A los hechos me remito: “Si tú la luz te las has llevado toda, / ¿Cómo voy a esperar nada del alba? / Y, sin embargo, -esto es un don-, mi boca / espera, y mi alma espera, y tú me esperas”.

20.8.10

Paseando por mi pueblo

Salí a pasear con mi padre. Por la parte alta del pueblo. Pequeñas propiedades, compradas con sudor, que pertenecen a la familia, algunas desde hace más de cien años. Siempre me ha fascinado este mundo de cortinas y praos que nunca he sido capaz de comprender bien. Hay un caño en mi pueblo, dejénme que me ponga melancólico, que llaman de la esnilla. Baja el agua de la sierra hasta el pueblo y es lo que garantiza que tengamos agua de cierta calidad desde tiempo inmemorial. Siempre que nos acercamos a los depósitos mi padre me cuenta su historia. Esto lo hizo el cura Serrano. Le dijo al pueblo que él ponía los materiales y que los vecinos pusieran el trabajo, y así se hizo. No sé porqué, como mi padre lo cuenta con naturalidad y cercanía, siempre pensé que el cura Serrano debió de estar por aquí a principios del siglo XX. Un día, viendo el registro cural del pueblo, me sorprendí. Miguel Serrano llegó a mi pueblo en 1806, acompañado del coadjutor Nicolás Arias. Ambos estuvieron en el pueblo, cada uno en su cargo, nada menos que treinta años. Los dos vivieron la caída de un Rey y la configuración del mito de la España nación, la invasión francesa, la guerra, el absolutismo, el liberalismo y el Estado ya liberal. En 1836 ambos dejaron su puesto. Curiosamente, el pueblo estuvo cuatro años sin cura, no sé aún porqué, hasta que en 1840 tomó posesión Sebastián Rodríguez. Pero lo que me importa es cómo se ha mantenido viva la memoria del cura Serrano y de la obra que acometió en caño la esnilla, hace casi dos siglos. Los pueblos, esos microcosmos a veces tan hermosos y casi siempre tan miserables.


PD: ¡¡Empiezan las fiestas!!


PS: "Algunas de las numerosas sociedad rurales autosuficientes y a pequeña escala de la edad moderna que se han estudiado con particular detalle son comunidades de España y Filipinas que mantienen sistemas de regadío y aldeas alpinas suizas que ponen en práctica economías agrícolas y ganaderas mixtas, todas las cuales operaron durante muchos siglos mediante acuerdos locales detallados sobre la gestión de los recursos naturales".

Diamond, Jared: Colapso, por qué unas sociedades perduran y otras desaparecen. Barcelona, Círculo de Lectores, 2006. Página 404.

19.8.10

Leyendo

Son pocos los libros que he leído más de una vez. El Quijote, ya van dos, Cien años de soledad, van tres. Son pocos los que sé que volveré a leer. El Danubio es uno de ellos. Lo tengo aquí, en la Sanabria, protegido. Llegó en agosto de 2001 y lo leí enseguida. Me fascinó, aunque yo por entonces no conocía ni El Acantilado, ni Andric, ni Zweig, ni Sebastian ni a Roth. Ahora que lo veo en perspectiva, mi primera década del siglo ha sido una década de recuperar la Europa central. Ha sido mi década de Mitteleuropa. Ahora lo hojeo y me doy cuenta de que, cuando vuelva a leerlo, muchas cosas me serán ya familiares. Estuve en Donaueschingen y ya conozco la Selva Negra. Soy amigo de Zweig, su mundo de ayer me abrió a una vida nueva. He estado tantas veces en Viena que ya ni me acuerdo: con Musil, con Roth… Hungría es para mí un territorio cercano, no sólo por las esplendorosas memorias de Sandor Marai, sino porque conocí a Klara y a más gente como ella después. Y qué decir de Yugoslavia, si ya he viajado por el tiempo con Andric y he leído, gracias Jesús, a Danilo Kis. Y Rumanía, país al que llegué de la mano de Kaplan, por quien brindé a su salud en la calle Victoria. Y las siete ciudades, y Brasov, y Braila, donde nació Sebastian, el hombre que muere atropellado de manera idiota, ¿hay alguna que no lo sea? al acabar la guerra. Y he oído a Canetti hablar en ladino allá donde casi desemboca el río, en Bulgaria

He viajado tanto por el Danubio que tengo que volver a leer el libro. Creo que lo interpretaré mejor ahora. Diez años de vida en común y lo único positivo que logro recordar mirando hacia atrás es un libro regalado el 5 de agosto de 2001. La vida está llena de paradojas.

PS: "Zweig siempre dijo que uno de los grandes males de la historia era el nacionalismo. Cosmopolita, pacifista, su pensamiento estaba enraizado en el idealismo alemán proveniente de Goethe o Schiller. […] El hombre estaba por encima de la raza o la nación. La idea del internacionalismo lo fascinaba: no estar únicamente vinculado a un solo país […]

Molina, Cesar Antonio: Lugares donde se calma el dolor. Barcelona, Destino, 2009. Página 384

18.8.10

Españolazos a cuenta del fútbol

Está El Mundo en un plan españolazo que tira para atrás. No me parece mal, pero me aburre un poco. Lo mejor que podemos hacer con los nacionalistas, éticamente al menos, es ignorarlos. Ahora que la selección vuelve a jugar en el País Vasco, el periódico lo celebra como un gran acontecimiento. Somos un país de pequeñeces. Aburre a veces leer en el periódico tanta nadería. El deporte se va comiendo al país, poco a poco. Ahora somos los mejores en todo, siempre y cuando entendamos por “todo” esa bobada que es el deporte y no la investigación, la educación, el respeto a la propiedad privada, etc. Si Joyce viviera hoy, la metáfora de la nieve en los muertos sería el deporte, no el nacionalismo. Ya dijo el difunto Paco Ordóñez que los españoles llegábamos tarde a todo, pero a lo bestia. No se me ocurre mejor imagen para explicar la bobada patriotero-deportiva que nos invade a todos a cuenta de “La Roja”. Como si fuéramos a comer de ello.

PS: En Los Muertos, el relato de Joyce con el que se cierra Dublineses, al final, cuando Gabriel descubre la melancolía que se ha apoderado de Gretta, su mujer, su mujer, Joyce escribe […] “Había comenzado de nuevo a nevar. Contempló somnolientos los copos, plateados y oscuros, cayendo oblicuamente contra la luz de la farola. Había llegado el momento de que emprendiera el viaje hacia el oeste. Sí, los periódicos tenían razón: nevaba de igual modo sobre toda Irlanda. La nieve caía sobre todos los lugares de la oscura llanura central, sobre las colinas sin árboles, caía dulcemente sobre el Pantano de Allen y, más hacia el oeste, caía suavemente en las oscuras olas amotinadas del Shannon […]

17.8.10

Presentación...

A veces, hay esfuerzos que dan resultado. Todo empezó hace tiempo, yo no sé cuánto. Estamos con un libro, sobre el castillo, pero se nos ha caído el patrocinador. A ver qué podemos hacer. ¿Puedes revisarlo? Claro. No metí mucha pluma, sólo una reivindicación de Men Rodríguez y de Pedro frente al bastardo. Sólo algunas dudas en relación a un concilio de Lugo que quizá no existió nunca. El esfuerzo empezó a plasmarse un sábado luminoso de febrero. Qué luz la del invierno en la Sanabria. Qué revelación. Qué forma de aprender a mirar de nuevo, a tocar de nuevo, a soñar de nuevo. Qué manera de reflejar la claridad. Qué manera, por fin, de llegar a casa tras un largo trayecto. Un almuerzo, un apretón de manos. Perfiles, tan diferentes: el alcalde, un maestro honrado, un hombre enamorado de su trabajo. Un presidente, un hombre bueno, desbordado quizá por la vida, apasionado de los suyos, que habla de sus nietos con los ojos iluminados. Con el primer dinero que gané fui a casa de tu abuelo a comprar un reloj, me dijo en un aparte cuando terminábamos de comer en la posada de las misas.

Luego intervinieron más amigos, porque la vida es una red y hay que dar la cara por los que forman parte de uno. El resultado se presenta hoy.

El esfuerzo de Tere poniéndolo en marcha.

El apoyo de Pepe, que siempre vio en la cultura una forma de libertad.

La intervención, luminosa, de Hannah, sin cuya ayuda nada de esto hubiera salido.

La ayuda de un presidente, dispuesto a devolver a esta tierra lo que esta zona nos ha dado a todos.

Todo este esfuerzo se presenta hoy a las 20.00 horas en el Salón de Actos del castillo. Del castillo de La Puebla de Sanabria, claro.

Si están por la zona, no falten.


PS: "San Isidoro de Sevilla decía que la lectura hacía posible la conversación a través del tiempo y del espacio y, además, tenía el poder de transmitirnos en silencio los dichos de quienes están ausentes".

Molina, Cesar Antonio: Lugares donde se calma el dolor. Barcelona, Destino, 2009. Página 473

16.8.10

Legio VII Gemina

Por la mañana bajamos a León. Fuimos al MUSAC. A James, que es hombre luterano de formación, estas cosas le aburren, así que no me detengo demasiado en la visita. El edificio es hermoso, un juego de luces y colores con los que convivo en Madrid cada vez que voy a comer a Barandales. Por dentro, la exposición “Modelos para armar”, artistas iberoamericanos (odio la expresión latinoamericanos) en la colección del Museo. Un coche fantasma. Ruido, soledad. El arte contemporáneo es un reflejo del mundo que lo produce. Por eso nos causa tanta perplejidad y tanto desasosiego. Algunas creaciones me interesan especialmente. Los museos como el vino, te gustan o no, te dicen algo o no. Silencios. Gracias a Dios hay poca gente. Un regalo para la niña. No sólo para ella.

Salimos y alcanzamos San Marcos paseando. Un café. Impone. Hubo un tiempo en el que aquí se decidía el destino del mundo conocido. Adoro estas ciudades, al revés que el poeta, en las que demora su salida el invierno. Creo que va a ser la primera vez que vengo y no bajo a San Isidoro. Imperdonable.

Almorzamos antes de volverme para la Sanabria. Estamos los dos un tanto desencantados de la política. De la pasión que le ponemos a algo que se escapa totalmente a nuestra voluntad.

He retomado a Magris, a ratos. Cada vez leo con menos rigor y menos concierto, pero me da igual. Me fascina el caos de mezclar cinco lecturas a la vez. Dejar de correr. Nadie me persigue.

Estoy también con el canto a mí mismo de Whitman, siguiendo viejos consejos de Hornuez y el regalo antiguo de Joxemanuel. Viejo Walt Whitman. Sólo he fallado por un año.

PS: "Mi lengua, todos los átomos de mi sangre, formados de esta tierra y de este aire, / Nacido aquí, de padres que nacieron aquí, lo mismo que sus padres, / A los treinta y siete años de edad, con la salud perfecta, empiezo, / Y espero no cesar hasta la muerte […]"

(My tongue, every atom of my blood, form´d from this soil, this air, / Born here of parents born here from parents the same and their parents the same, / I, now thirty-seven years old in perfect health begin, / hoping to cease no till death) Whalt Whitman. Song of Myself

15.8.10

Legio VI Victrix

Volví a León. A León siempre vuelvo, al menos desde que tengo doce o trece años. Fueron muchas navidades allí, y navidades muy buenas. Siempre estoy en casa. Cómo ha ido cambiando. Ya no hay coches ni en Ordoño ni en la plaza frente a la Catedral. Qué hermosa ciudad para pasear y quizá para vivir. Olvidarme de todo, venir aquí, dejar de escribir y formar una familia. Oscurecido de todo. ¿Sería capaz?. Estuve con James. James y Hornuez, dos de los mejores anfitriones que conozco, cada uno a su estilo. La casa de James es solariega, a las afueras. Comemos y nos tumbamos, a vegetar como los decadentes senadores romanos que ya nunca seremos. Su Chigre. Su vida; una vida viajera, construida a retazos entre Boston, Londres y Vietnam. Salimos a tapear por el Húmedo, ya de noche. Abrazo con Jose, emocionado. Lo bueno de hacerte mayor es que ya eres tú quien elige la parte de la familia con la que quieres mantener relación. Guillem, todo un hombre ya, con quince años. Aún recuerdo cuando nació, aquel febrero del noventa y cinco. Cómo olvidarlo. Viene este verano a la Sanabria porque le gusta una niña de Mombuey. Su padre me invitaba a mí a copas hace veinte años y este verano invitaré yo al hijo.

La vida.

Un eslabón.


PS: “Praga es la última de las antiguas ciudades y todavía ofrece afablemente / un rincón donde se mueve el tiempo / y el reloj está parado”, escribe el Premio Nobel de literatura de 1984, el checo Jaroslav Seifert.

Molina, Cesar Antonio: Lugares donde se calma el dolor. Barcelona, Destino, 2009. Página 641

14.8.10

Teoría del espejo (¿y II?)

Es sólo una teoría, escribía. Los gestos, las miradas. Quizá mi teoría sea no más que la barata reflexión de barra de bar de un sociólogo, quizá no valga para nada. Es posible, además, estar en desacuerdo con ella. Quizá los gestos no digan nada. Nada de nada. Quizá nosotros los hagamos y no nos demos cuenta. Quizá las miradas sean efímeras, como las estrellas fugaces en el cielo, y no anuncien ninguna cosa. Quizá sea yo el que no soy empático, a fuer de ser impulsivo. Quizá lo mejor es darse la vuelta e irse…
Pero, en cualquier caso, toda teoría tiene siempre un corolario. Viajar siempre, en sueños, con un pequeño espejo. Uno de esos espejos inocentes, de tocador, que venden en cualquier supermercado. Uno de esos que se usan para mirar las espinillas de la nariz o, ellas, para hacerse las cejas. Da igual el color de la tapa. Llevarlo. Siempre a partir de ahora. Y cuando llegue el momento, cuando esa mirada, ese gesto, se produzca, abrir el espejo y ponerlo enfrente...
¿Qué ocurrirá?
Quizá así se rompa el hechizo y la persona, al ver su gesto, recapacite y huya.
O quizá se entregue.
Dejemos hablar a Luis García Jambrina, el crítico que más ha trabajado la obra del poeta, y escuchemos su reflexión al hilo de otro soberbio poema ("Una aparición"). dice el crítico, y cito literal: "Al final, el personaje se esfuma, con el dibujo, en su propio soplido; en el aire quedan resonando las palabras "Adios. / Yo soy el Rey del Humo"


PS: Claudio Rodríguez falleció en Madrid en 1999. Como la vida es una sucesión de azares, el Ayuntamiento de la Villa, ciudad en la que vivió durante muchos años, puso una calle a su nombre a menos de doscientos metros de mi casa. Tardé muchos años en descubrirlo, pero creo que ya no me abandonará…

PD: "Es la sorpresa de la claridad, / la inocencia de la contemplación, / el secreto que abre con moldura y asombro / la primera nevada y la primera lluvia". (Claudio Rodríguez, “Casi una leyenda”, 1991)

13.8.10

A vueltas con la provincia

Ha pasado inadvertida, entre tanta fanfarria a cuenta de los toros, la última ley aprobada por elParlamento de Cataluña, a cuenta de la organización territorial de aquella Comunidad Autónoma. Cumpliendo con lo dispuesto en el inane Estatuto de autonomía, crea una nueva Administración local, la veguería, con la misión declarada por los autores del proyecto, de sustituir a la provincia. Obviamente, la veguería será una bobada, como lo fueron en su día las comarcas. No se mejora la prestación de servicios generando nuevos niveles administrativos, aunque parte de nuestra izquierda, empezando por el enloquecido presidente del dizque gobierno, crean que sí. Pero me interesa más reflexionar con usted, desocupado lector, sobre la legitimación de las veguerías. Sobre esta obsesión de los nacionalismos de retroceder sin límite. Como la veguería era la forma medieval de organización del territorio en Cataluña, esa es la forma que más conviene en el año 2010. No me dirán que el razonamiento no tiene el mismo peso que el que haría un niño de cinco años. No había ya en Cataluña memoria de la veguería, no podía haberla, como no la hay en Castilla de los condados o de las tierras de señorío. Y sin embargo, esa es toda su legitimidad, que ya la hubo hace cuatrocientos años. Pues nada, no sé a qué esperan para recuperar la picota como forma de impartir justicia o la exención fiscal para los nobles, que esa sí que era una hermosa tradición.
Por cierto, y ya para acabar, que esta obsesión de los nacionalistas catalanes contra la provincia, demuestra en realidad lo poco que les interesa la historia. En las Cortes de Cádiz, fueron catalanes los diputados que más insistieron en que había que hacer una división provincial de España. Qué cosas.



PS: "En la Cataluña actual […] resulta incomprensible que un ciudadano catalanohablante no sea a la vez, como mínimo, catalanista. La identificación entre ambas condiciones es algo que casi se da por hecho. En otras palabras: llegada la hora de la verdad, quien debe retratarse con su conducta no es nunca el catalanista, sino el ciudadano de Cataluña que, aun siendo catalanohablante, no aspira a otra condición que a la ciudadanía".
Pericay, Xavier: Filología catalana. Memorias de un disidente. Barataria, Barcelona, 2009. Página 198

12.8.10

Avance de programación

Primer avance de ocio veraniego. Floja la Breve historia de Inglaterra, de Chesterton. Demasiada paradoja acaba aburriendo a un lector diletante como yo. No consigo seguir el ritmo del Vértigo, de Sebald. Bueno el de las armas, los gérmenes y el acero de Diamond, y bastante original el de los alemanes y su papel en el holocausto. He vuelto a Borges. Siempre hay que volver. Estoy con Ficciones. Un libro, otra vez, deslumbrante. Entre lo que voy leyendo de Jesús y lo que me voy encontrando por ahí, todo me recuerda a Borges. Quizá mi vida sea también un relato de Borges, no lo sé…

Estuve viendo Duplicity, de Tony Gilroy. Buena trama, bueno ritmo y un final muy logrado. Cine para disfrutar. Empiezo a ver Hermanos de Sangre. Promete. James me pone los dientes largos con la vida de John Adams, otro prodigio de la HBO, en este caso sobre la independencia de lo que hoy son los Estados Unidos. La veré.

Una reflexión final; por primera vez en mi vida, me da cierto reparo leer por mi pueblo, lleno ahora de gente. Quizá me voy haciendo mayor. Quizá me he rendido. Aunque siempre me ha disgustado la acumulación de personas, ahora noto que pueden conmigo. Salgo a leer hacia Cobreros, que hay menos gente y apenas me cruzo con nadie.

Por la noche he hecho de caballito con Elicia y la he subido hasta su habitación. Antes me ha estado peinando “en la peluquería” y luego me ha dado un masaje en el cuello. A cambio, su tío el pesado no para de decirle que “los libros son tus amigos y tienes que cuidarlos”.

Sigue haciendo calor para ser agosto sanabrés.


PS: Pero las masas rara vez habían deseado la libertad: [según Herzen] “Son indiferentes a la libertad individual, a la libertad de expresión. Las masas aman la autoridad. Siguen cegadas por el arrogante brillo del poder; las ofenden quienes permanecen solos. Por igualdad entienden igualdad de opresión”.

Molina, Cesar Antonio: Lugares donde se calma el dolor. Barcelona, Destino, 2009. Página 343

11.8.10

Hacia el este

Marché hacia el este, hacia el valle del Vidriales. Un grupo de zamoranos se junta desde hace años a comer y a veces los acompaño. Esta vez almorzamos en Morales, a cuenta de la generosidad de la alcaldesa. El viaje es corto, y placentero, aunque un tanto irreal. Allí los amigos, Joao, ingeniero y presidente, y Juanantonio, bodeguero fino. Cada vida, una historia. A los postres sale la política, a cuenta del tema de los toros en Cataluña. Me da igual, la verdad, y ya no sé cómo decirlo. Estoy cansado de los nacionalistas catalanes. Estoy cansado de Cataluña como entidad. Estoy cansado de debatir con ellos, estoy cansado de intentar salvarlos. ¿Les prohíben los toros? Pues que se jodan y que voten otra cosa ¿No pueden escolarizar a sus niños en una lengua universal? Pues que se jodan y voten otra cosa. Esta es una democracia y la gente vota opciones. No votar es una opción, pero también tiene sus consecuencias. No estamos ya para salvar a nadie de sí mismos. Todos estos estúpidos conceptos culturales, nación española, nación catalana, son en realidad conceptos de aquel lejano planeta, Tlön, que Borges imaginó en su libro Ficciones. No sé cómo dejamos que nos consuman tanta energía. Una disputa de finales del XIX a inicios del siglo XX. El mundo girando hacia el oeste, como Toynbee pronosticó, y nosotros debatiendo payasadas. Estoy cansado, la verdad. Cansado de que se crean algo como colectivo. Cansado de que se consideren europeos y nos consideren a nosotros cavernícolas. Reivindico mi derecho a vivir en el postnacionalismo. No me interesan las naciones, ni la mía ni la de los otros, así de claro. Y si la nación española me resulta algo lejano, la vasca o la catalana me resultan, directamente, risibles. Tengo que intentar que mis lealtades sean éticas, no étnicas. No sé si voy a conseguirlo. Sólo las lealtades personales han de poder se premodernas. Ese es el reto.

Hace calor. Gran parte de la tarde leyendo.

PS: "En la mitología del catalanismo, Francia había sido siempre una aspiración. Es decir, una antítesis. De España, naturalmente. Francia eran las luces, la cultura, la modernidad, la república; España, todo lo contrario".

Pericay, Xavier: Filología catalana. Memorias de un disidente. Barataria, Barcelona, 2009. Página 74