El ensayo es luminoso y no me resisto a comentar algunos aspectos a vuelapluma: el miedo al gigante económico chino es un remake del miedo al gigante japonés en los ochenta; o la ausencia de originalidad el modelo de crecimiento chino, tan similar al de la Alemania de los años treinta y al de la Unión Soviética de los cincuenta (subsidios más inversiones mastodónticas). Especialmente interesante la reflexión sobre las universidades, que le cito aquí en extenso:
"En las universidades no se prima
la iniciativa ni la independencia intelectual. En mis ya largos años en China
todavía estoy por encontrar que alguien me lleve abiertamente la contraria en
público. No es ya que haya una gran distancia entre los seminarios para
doctorandos a los que he asistido allí y los que frecuenté cuando, hace años,
estudiaba en la London School of Economics. En punto a actitudes, son dos
mundos irreconciliables. [...] Así, por ejemplo, en las
universidades se habla mucho de animar a pensar críticamente a los mismos
estudiantes de Medicina, Ingeniería, Biología o Lenguas a los que se obliga a
seguir cursos sobre la historia oficial del Partido Comunista o la economía
marxista-leninista. Mientras en China siga pensándose que la armonía social
consiste en evitar cualquier diferencia y respetar a quienes mandan, no será de
extrañar que su sistema sea incapaz de abrirse a las innovaciones, crear marcas
o aumentar su competitividad."
No se lo pierda, desocupado lector