29.2.12

Exponer con la mirada puesta en la absenta

La Exposición avanza con ritmo cronológico. Impresionan las colecciones de arte primitivo que fueron reuniendo los zares, para legitimar sus conquistas hacia el este y hacia el sur. El museo en sí se concibió como una prolongación de París hacia el este. Las grandes salas. Los salones del trono. La modernidad era esto, queridos rusos, aunque vuestros bolcheviques no lo entendieran nunca. Los tesoros siberianos. Entramos en la sala de pintura de la Edad moderna. Algo de vanidad, déjeme regodearme en ello: reconozco de lejos un Velázquez, muy joven, y el San Pedro y San Pablo del Greco. Salimos del pueblo para algo, supongo que le dirá, desde donde esté, mi abuelo a su suegro, el abuelo Miguelán, mientras nos ven. Se me escapa el Caravaggio. A Jesús, que es un hombre culto, no se le escapa. El XIX nos muestra impresionistas. La colección es rica. Y hermosa. Y llegamos a un cuadro de leyenda. La bebedora de absenta. Picasso es un magnífico pintor, pero el personaje terminó por devorarlo, le comento a Jesús. Asiente.

En este cuadro está el tránsito del mundo rural al urbano. La llegada del siglo XX. La mirada lánguida. La muerte de dios. El final de la esperanza más allá de la vida. El nihilismo que preconfigura el hedonismo que a todos nos devora. En esa expresión está la cara oculta del mundo de ayer que nos contó Zweig. Es ahí donde está la Gran Guerra. En su mirada están la Gran Depresión y el ascenso de los fascismos y el comunismo. Todo lo que vino se podía ver en ese cuadro si uno hubiera sabido mirarlo. Y en la absenta como concepto. Un cuadro que sigue inquietando, cien años después, porque aún guarda muchos secretos que mostrarnos. Qué somos y qué cosas podemos llegar a hacer. La melancolía de la derrota en pocos trazos. Una mala boda. El terrible vacío del progreso. El gran engaño, quizá, de la modernidad.

28.2.12

Volver, al Prado

Fuimos a ver la exposición sobre el Hermitage que ha organizado el Nacional del Prado. Es memorable. Pero déjeme, desocupado lector, ir aterrizando de manera suave en ella. A la entrada, una foto mural del museo. Una foto cuya contemplación merece silencio. Pocos museos del mundo serían capaces de organizar una retrospectiva así: de los que conozco, además del Nacional del Prado, el Louvre y quizá el Metropolitan. Museos totales. Museos concebidos a la mayor gloria del Estado nación. Museos que albergan en sí mismos una riqueza que resiste todas las comparaciones. El Hermitage es una metáfora de San Petersburgo, al igual que la ciudad es una metáfora de la modernización. Sueños incumplidos. Una ciudad creada sobre una laguna. Una puerta a Europa. El sueño de la Corona: ligar su país a las grandes potencias europeas. Un país excéntrico y grande. Un país con demasiado misterio. La tercera Roma. El proceso de creación de la ciudad es quizá el capítulo más hermoso de ese magnífico libro de título profético que escribió Bermann hace muchos años: todo lo sólido se desvanece en el aire. El hielo sobre el Neva. Una ciudad que tiene por nombre una avenida que se llama Perspectiva. Íbamos a habernos acercado a ver la ciudad aquel verano inútil, pero el sueño salió mal. El nuestro y el de todas las rusias. La ciudad perdió la batalla de la modernidad no por su siglo XIX, convulso como todos, sino por el desastre bolchevique. Una plaga. Un horror. Allí terminó Rusia y el planeta descubrió que había otra manera, terrible, de asomarse al mundo moderno.

Habían llegado los comunistas.


PS: En casa. Convaleciente, pero por fin en casa.

27.2.12

Cerrar y perseguir

La noticia, claro, ha pasado desapercibida. Es una muestra, una más, del brutal racismo de nuestra izquierda: cuando los desmanes tienen lugar en Iberoamérica a cargo de sus primos ideológicos, sonríen condescendientes mientras apuran el Martini y miran al horizonte. El tal Correa, un aprendiz de Chávez, un inepto, lleva mucho tiempo persiguiendo la libertad. También la de prensa. Tras una denuncia del presidente, sus jueces títere han puesto una multa exorbitante a un periódico de Guayaquil, El Universo y han intentado meter en la cárcel a su director y a un par de periodistas. Es terrorífico. Así concibe la izquierda caníbal la libertad. Es una vieja herencia, no se les puede culpar sólo a ellos. Por cierto que al fulano este lo ha estado asesorando un ex juez y prevaricador español, un tal Garzón. Qué buenas lecciones le habrá impartido. Es nuestra izquierda y así son sus modelos. Y mientras quizá un periódico de Guayaquil acabe teniendo que echar el cierre, yo recuerdo lo que escribió Arcadi Espada en algún sitio; aquel concepto que leí y memoricé: “un mundo sin mediadores; el sueño de cualquier tirano”.


PS: “Farai un vers de dreyt nien” no es sólo el título de un legendario poema de Guillermo de Aquitania. No. Tampoco es sólo el título de un poema de Luis Alberto de Cuenca. No. Es mucho más.

26.2.12

Del magistrado piadoso...

La ejemplaridad. Ya lo he contado aquí alguna vez. El magistrado piadoso, como me contó John The Minor aquel día. El motivo por el que un político ha de ser ejemplar. Ha dimitido un tal Wulff, el dizque Jefe de Estado alemán. Las Repúblicas son bobadas infantiles que insisten en mantener puestos que no valen para nada, como estas supuestas jefaturas estatales. A un Estado sólo lo puede representar un Rey, porque nadie fuera de la Corona está por encima de los vaivenes de la política. Pero esa es otra querella. Resulta que el tío ha dimitido. No hizo nada ilegal, que se sepa, pero tuvo un comportamiento no ejemplar hace unos años. Llegados a este punto, sólo me queda la envidia. En España, la cultura política, tan ajena a la del piadoso magistrado, no entiende lo que se esconde detrás de los procesos a Camps o a Matas; detrás de los enriquecimientos súbitos de políticos mediocres que con el ajustado sueldo que cobran se montan los tíos un torreón, una hípica o varios chalés. Da igual que los absuelvan o que nunca lleguen siquiera a juzgarlos. No son ejemplares. Y lo sabemos. Todos. Pero nos da igual. Callamos y miramos para otro lado. También los medios. Y así nos va. Así os va.

25.2.12

Noviembre como un relato...

Estuve viendo Noviembre dulce, una amarga comedia romántica sobre el sentido de la vida. De fondo, el San Francisco que todos reconocemos en cualquier película. Cuando los triunfadores son de cartón. Hay algo extraño en esta ética calvinista del trabajo que lo juega todo, en la vida, al éxito laboral. Como si el resto no importase. Como si la valía de una persona estuviera en su contrato. Esto me valía para la imaginación de nuestros abuelos, cuando una cesta de navidad era un triunfo social. Pero ahora, ¿por qué mantenemos todos ese esquema? Se trata, en cualquier caso, de una película menos previsible de lo que parece, y más áspera de lo que uno imagina. La vida no es un relato coherente, porque no puede serlo, y quizá nuestro problema es que durante nuestra existencia nos empeñamos en darle sentido a una sucesión de realidades caóticas y reacciones incomprensibles. Nunca tendremos nada bajo control al 100%. Nunca, al menos, mientras seamos humanos. No hay relato, como recuerda Taleb. Ninguno. Como le dicen a la protagonista en un momento de la película: “If may not follow your master plan, but you cant´t control everything.”

Claro.


PS: esta tarde, el ejemplar impresor Juan de la Cuesta en La Casa de Zamora. A vueltas con el carácter judío, por senabrés, de D. Miguel. No se lo pierdan.

24.2.12

Su nombre era el de...

Uno intenta verlo desde fuera. Asumir que la inestabilidad forma parte de la vida moderna. Que ya no quedan pilares sólidos sobre los que asentarse. Que el trabajo es temporal, los amigos van y vienen y las mujeres, ¡ay, las mujeres!, nunca llegan a tiempo cuando uno las espera. O cuando llegan ya no cuentan con uno. A veces es duro. Es duro vivir. Es fácil caer en la tentación de sentirse decepcionado, de querer parar ya de correr, de rendirse. Y me acuerdo entonces del párrafo del libro de Syjuco, qué hermosas lecturas al azar en la soledad de la noche. Aunque si fracasé fue únicamente porque me exigí a mi mismo objetivos que ninguno de ustedes ha llegado siquiera plantearse. No en un consuelo, pero es lo que hay.

Suena Loquillo, cantando a Luis Alberto de Cuenca. Compré el otro día el disco en Itunes. Relaja oírlo en la soledad de la noche. El poeta me recuerda que su nombre era el de todas las mujeres. Quizá porque en este juego, todos somos peones, la cita es de Campoamor, en Otoño. Peones de un juego que no entendemos. La grandeza es intentar levantarse sobre el tablero y transformar el peón en un ser dotado de identidad propia, como lucha el Coloso de Goya por salir de las arenas movedizas. Quizá sea una aventura destinada también al fracaso. En cualquier caso, aún no termino de comprender cómo hay gente que no se asoma a leer poesía...


PS: La olvidé. Por completo. Para siempre / (o eso creía entonces). Me cruzaba / con ella por la calle y no era ella / quien se paraba ante un escaparate / de ropa deportiva, no era ella / quien compraba el periódico en un quiosco / y se perdía entre la muchedumbre. / Como si hubiera muerto. No era ella. / Su nombre era el de todas las mujeres.

23.2.12

Sábado gafapasta

Me acerqué con Elicia al Cosmocaixa. Como no nació en los sesenta, nadie le dirá nunca, espero, que la cultura es tortura, y crecerá en un entorno en el que se valorará el esfuerzo y el conocimiento. Para colaborar, intento que se familiarice cuanto antes con aquellos lugares que nos permiten reconocernos como personas. El suyo es un viaje iniciático. Pero yo también viajo: volver a mirar algunos conceptos con los ojos de un niño: el tacto, el olor, la vista. El Péndulo de Foucault, o cómo entender que somos nosotros los que nos movemos; la ilusión de Meliés, el cine como un sueño. Al acabar, había un cuentacuentos. Una Fundación, la Roger Torné, y la necesidad de que los niños entiendan que necesitamos entornos limpios para vivir. Volvemos en el coche y la niña me pregunta que porqué es tan importante que el aire esté limpio. Voy a iniciar una sesuda perorata pero me detengo mirándola por el retrovisor: “a qué respiras mejor cuando estás en Sanabria en la pradera, que cuando estás en un parquin con un montón de coches”. No sé si lo ha entendido, pero asiente con la cabeza y sigue leyendo el libro de cuentos de Mabel Piérola que le ha firmado la autora. Está feliz.

22.2.12

El blindaje como vacío...

La idiotez de los blindajes.

Estoy un poco cansado de oír a los políticos hablar de blindajes. Que si blindar las pensiones, que si blindar el Estado del bienestar, que si blindar las cajas locales... Es muy fácil gestionar hablando en un mitin. O en una rueda de prensa. Pero es sólo palabrería. Conceptos huecos. Las cosas se blindan si hay dinero para pagarlas. El resto es engañar. Podemos consagrar por ley, o por lo que queramos, determinados derechos. Pero cuando el ejercicio de estos derechos está vinculado a que el Estado tenga recursos, el único blindaje llegará si hay dinero para pagar y sobre todo si hay una gestión ejemplar de los recursos públicos. Ese es el mejor blindaje. El resto es engañar a los ciudadanos.

Pero nadie se atreve a decirles la verdad a los votantes.

Quizá porque los votantes tampoco quieran conocerla.

Se vive mejor en el engaño.

Recuerdo a Casandra. La bendición de Apolo se transformó en una maldición. La clarividencia sin persuasión no sirve de nada. De nada. En noches como esta siempre se acerca a consolarme. Se acerca a mi oído y me recuerda que el de la libertad es un ejercicio que exige esfuerzo. -En todos los ámbitos de la vida-, le contesto. -En todos-, asiente antes de irse...



PS: Por cierto, mil tíos en Sevilla hace unas semanas con el pesoe y ahora tres mil con el pepé. Y mi pregunta, en la línea de Pla es, “y todo esto, ¿quién lo paga”? ¿También las Cajas de ahorro rescatadas?

21.2.12

De los contenidos digitales

Hablaba el otro día de Apple. Ando fascinado con el contenido de ITunes University, un formato creado para albergar contenidos digitales de alto nivel producidos por universidades o empresas de prestigio. He estado cacharreando y me ha dejado con la boca abierta. Casi todos los contenidos son en inglés, claro, porque aquí imagino que para que una Universidad pública española suba algo que tenga consistencia lo ha de aprobar primero el comité evaluatorio general interdepartamental y creo que el secretario del departamento está hoy de moscoso. Bueno, igual vale con que lo apruebe la Sección sindical, no lo sé. Pero sí que sé, bromas aparte, que nos vamos quedando atrás, poco a poco. No nos damos cuenta, pero nuestro declive, al igual que la llegada de los bárbaros, se parecerá más al poema de Cavafis que a lo que hemos visto en las películas. Cada vez un poco más rezagados: aquel profesor de prestigio que no obtiene plaza porque no es de la cuadra; ese becario que aprueba sin merecerlo, esa plaza de asociado regalada como pago de los servicios prestados. Cuando no tengamos ya nada, cuando el poderío de Europa sea un recuerdo lejano, llegará un momento en el que quizá pensemos, como en el canto del bardo alejandrino, que “al menos ellos eran una cierta solución...


PS: Por cierto, una interesante reflexión sobre las universidades y su futuro, y un corolario tras leer el documento: los títulos de Oxford no están homologados en España, no son “oficiales”. Qué cosas.

20.2.12

Una lectura de interés (y II)

El artículo de Regoyos. A los españoles, su contenido nos resulta familiar, porque llevamos décadas conviviendo con la amenaza de las identidades. El nacionalismo es un espejo que refleja siempre la misma imagen. El mismo fantasma. Siempre la misma rutina. Si aquí tienen la korrika, allí cada primer domingo de septiembre tienen otra marcha fascista, en bici esta vez: De Gordel. La misma imagen: un pueblo en movimiento que no se detendrá hasta alcanzar la cima de la colina. Si allí no se habla francés por defecto, en Sóller al tran le dijeron que era de mala educación hablar castellano, y que su hija, a partir de ese momento, era la Joana, y no Juana. Siempre es lo mismo. El artículo detalla de qué manera uno va perdiendo su libertad sin darse ni cuenta: por ejemplo, la privación del derecho de voto en función de la lengua que uno hable. El horror de la periferia de Bruselas, la prohibición de vivir doonde uno quiera. La memoria negra de las afrentas de otro siglo. Levanta uno la vista y se encuentra con la gentuza de la Alianza Libre Europea y sus mapas étnicos de Europa. Mapas sacados del III Reich, no se los pierdan, pinchando aquí. La idea de una Europa de sangre. El horror que sigue viviendo entre nosotros.

Hay algo aterrador en lo que está pasando en Bélgica. No por las muertes o la violencia extrema, que no existe, sino por esa manera de asumir pérdidas de libertad individual a diario en nombre de la patria. Asumir la condición de corderos por encima de la de ciudadanos. Poco a poco, sin que uno casi se de cuenta.

Y es la capital de Europa. ¿Hacia dónde queremos caminar con esos ejemplos?


PS: “La forma de presión más importante por su carácter metódico y estudiado son las normativas que afectan al sector de la vivienda. El caso apareció en La Libre Belgique el 3 de junio del 2010. Una diplomática que trabaja para una Embajada de un Estado miembro de la Unión Europea contaba cómo Flandes le impedía comprar una casa en la comuna de Tervuren para la que ya había dado como señal 5.000€. Se lo impedía el decreto Wonen in eigen streek (“Vivir en su propia región”), según el cual para comprar hay que demostrar que has vivido durante seis años en la localidad o que trabajabas allí” [...]

19.2.12

Una lectura de interés (I)

Lecturas de interés. Clases magistrales de hacia dónde nos lleva la melancolía cuando la convertimos en política. Un artículo muy recomendable sobre Bélgica, a cargo de Jacobo de Regoyos, el corresponsal de Ondacero en Bruselas. Publicado por FAES. La Bélgica de todas nuestras pesadillas. En algún momento, el nacionalismo y la identidad que excita acaba chocando de manera frontal con la libertad. Siempre. Aunque miremos para otro lado. Aunque no nos demos cuenta. Detrás, la melancolía: el considerar que le debemos algo a los muertos, que hay afrentas de hace decenas o centenas de años que aún debemos vengar. O reparar. O cobrar.

Bélgica fue quizá el último país surgido con lo religioso como vinculo de lealtad, en un mundo en el que ya llegaban las naciones étnicas. Así que Bélgica es otro país que llegó tarde a la modernidad. O quizá no llegó nunca. Ahora interesa la lengua, porque la raza se desacreditó, ya lo siento, vascos, con Hitler. Como todas las categorías de identificación, se trata de una construcción cultural, rotundamente falsa, pero que funciona. Y funciona muy bien. La identidad se construye sobre la discriminación: tú allí y yo aquí. Inventar un nosotros exige generar un ellos donde no había nada antes. Por eso, tiene razón el autor, Bélgica es un laboratorio. De lo que hemos sido. y de lo que seremos.

Por cierto, las reflexiones del autor, a cuenta de su último libro, pinchando aquí.

18.2.12

Cine, ahí seguimos

La vida de Margaret Thatcher convertida en película. La dama de hierro. Es buena, pero me parece un intento fallido. Le sobra la ida y la vuelta, tan constante, tan mareante, entre el pasado y el presente. Lo que aporta es la reconstrucción de su vida, y aun así esta es caótica. Pero me quedo con el fondo. Una mujer, hija de un tendero, que gobierna una nación. Los comerciantes levantaron el mundo. Ella no era la más lista, ni la más brillante, seguro. Pero fue una mujer con determinación, que habló cuando otros callaron. Una mujer que actuó cuando todos miraron para otro lado. Una mujer que no quiso jugar el papel que la sociedad de su tiempo le asignaba. Que se reveló contra el destino. Quienes se dejan llevar por la vida, acaban siendo arrastrados por la corriente, en un viaje que comienza en el olvido y termina en la melancolía...

Por cierto que he cerrado la línea de películas acerca de la crisis con The smartest guys in the room, un documental nominado al Oscar en 2005 y que aborda la crisis Enron. La peli tiene muchas similitudes con Inside Job y supongo que los de Margin Call también se inspiraron en ella. A mí me pasa como a una de las periodistas de Fortune, cuando estalló el escándalo, no sabía a qué se dedicaba, de dónde venía el dinero. Una estafa con todas las letras que acabó estallando cuando la pirámide dejó de crecer. La película es buena, pero creo que, como las otras, intenta construir una narrativa donde quizá sólo hay caos. Y ahí acaba decepcionando.


PS: hablando de contenidos en digital. Los vídeos citados en esta bitácora, cortesía de Youtube. Qué cosas.

17.2.12

Algo de vanidad...

Algo de vanidad. Se nos va el rato charlando con las personas que han puesto en pie y mantienen la Asociación Cultural. Compartimos quejas y lloros. En cada pueblo hay cuatro o cinco personas, no más, que se preocupan de lo común. Nos reconocemos en cuanto nos vemos, como en un relato de Borges. El resto piensa que las cosas se hacen solas. La tragedia de lo común. Uno de ellos, un Barrios de Santiago, me dice “yo a ti te conozco”, “coño, eres de los que organizabais hace diez años los veranos culturales en Sanabria, con las conferencias, las exposiciones...” Me ruborizo. Alguien se acuerda. Alguien acudió. Dejamos de hacerlo porque sólo íbamos nosotros, le confieso. Hicimos cosas, claro que las hicimos: descubrimos el Fuerte de San Carlos. Contamos la guerra contra los portugueses en el XVII, recordamos la guerra contra el francés en el XIX. Hasta hablamos de futuro y todo; claro, éramos jóvenes, era agosto y estábamos en casa. Casi me disculpo por aquello: “era algo diferente, era una forma de sacarle partido al verano, más allá del lago...” me dice mientras apuramos una cerveza. Lo hacíamos y casi lo hacíamos a la contra. La gente nos criticaba, el palillo en la boca, los cacahuetes en la barra, junto al botellín de cerveza: dónde irán estos listos. Fue por entonces que me di cuenta que vivía en un país en el que el adjetivo listo tiene una connotación negativa. Cuando comprendí que libresco, aunque no lo diga la Academia, tiene una acepción despectiva. La vida se aprende en la barra de los bares, no detrás de los libros. Esa es la cultura popular en nuestro país.

Cuando, además, llegaron los problemas personales, la Asociación desapareció. Pero es hermoso mirar atrás y recordar. Como es hermoso escuchar que alguien te lo agradezca. Esa frase de Sócrates, el futbolista al que vi patinar en casa de mi abuelo, en aquellos Mundiales: “no jugamos para ganar, jugamos para que nos recuerden.

16.2.12

Algo de historia...

Algo de historia. Una gente de Santiago de la Requejada inauguraba una exposición en Huertas. Hasta allí nos acercamos. Santiago es un pueblo querido, aunque a mí, tantos años después, ya me queda lejano. Ahí nació El Perdíu. En relación a su vida, Miguel Torga, ese autor al que sólo leemos nosotros, no hubiera puesto en marcha una bitácora, sino que hubiera escrito un relato que hubiera empezado así: Cuéntame la historia del mundo como si fuera la historia de tu tierra, me dijo ella una tarde de otoño. Llovía y yo tenía apenas quince años. Llevo más de veinte años obedeciendo.

Verán, el padre del Perdíu, Pedro de Barrio de Prada, había nacido en Rozas, y se casó, quizá era febrero, con Manuela Losada, supongo que de Santiago, y marchó a vivir al pueblo de su mujer. Barrio, un apellido judío. Un zanquillas ¿verdad Juan de la Cuesta, impresor de Puñoenrostro?, Allí, en Santiago de la Requejada, nació Miguel de Barrio Losada. El Perdíu. El hombre que se casó en Robleda con María Rabanillo, de Triufé. “Lo único que le gustaba era cazar”, alcancé a oírle a alguien, una vez, a la luz de la lumbre, hace ya muchos años. Un final trágico. Uno de sus hijos, mi bisabuelo, quedó al cargo de un herrero, que fue quien le enseñó el oficio. Aún recuerdo a mi abuelo domando el hierro en la fragua. Repaso las fotos de la exposición y voy imaginando las cosas que debió de ver hará ya más de ciento cincuenta años Miguel de Barrio mientras se hacía un hombre: la fuente, la Iglesia, la fiesta del patrón... Las cosas han cambiado y la exposición muestra ese tránsito del mundo premoderno a la modernidad que tantos disgustos nos está dando. Aunque soy un tímido de libro, acabo presentándome y hablando con la gente de las Asociación. Aún me espera alguna sorpresa...


PS: [...] “lamentarse / es sólo comprender / la verdad demasiado tarde

Syjuco, Miguel: Ilustrado. Barcelona, Círculo de Lectores, 2011. Página 249.

15.2.12

De Miguel Syjuco en la Biblioteca Nacional (y II)

Tomo la palabra. Lo felicito. Me da la sensación de que su novela, señor Syjuco, es más autobiográfica de lo que pensaba. Repaso con la mente retazos de la novela: todos tenemos una Madison con la que leíamos el periódico cada mañana y con la que hicimos miles de planes antes de verla marchar. Le pregunto por su identidad. ¿Dónde está la identidad filipina? ¿En qué consiste? Me relata el drama de la emigración como el elemento esencial de la identidad de los filipinos. Un filipino es alguien que emigra. Supongo. Son buenos trabajadores, gente abnegada; esa cultura del esfuerzo que ha levantado países donde sólo había barro. Y mierda. Algunas de las dudas que asaltan a los protagonista de la novela me asaltan a mí, que a los años que tengo aún no sé si soy senabrés, castellano, español, europeo o nada de lo anterior. Las dudas y también los temores. Y el rechazo: la exigencia de ser buen filipino, la imposición del tagalo. Acaba su reflexión con una sonrisa, la verdad es que no los sé, me dice; no sé qué es la identidad filipina. Casi once millones de filipinos viven fuera del país, de ellos más de medio millón lo hacen en España, prosigue. Muchos, la gran mayoría, no volverán nunca a su país. Pero la identidad, la conciencia de ser filipinos, no los abandonará nunca. Y probablemente, a sus hijos tampoco. Termina el acto, me acerco a saludarlo. Su español procede de unos meses en Barcelona, ya nadie en su familia lo domina.

Nos deseamos suerte.

En la vida.


PS: Porque el pasado te pesará mucho más a medida que tu futuro se reduzca. [...]. Es necesario que aprendas esta lección ahora que eres joven [...]. Y escribe para explicarte el mundo y explicárselo a los demás

Syjuco, Miguel: Ilustrado. Barcelona, Círculo de Lectores, 2011. Página 247.

14.2.12

De Miguel Syjuco en la Biblioteca Nacional (I)

Me acerqué a ver a Miguel Syjuco a la Nacional. A oírlo. Era su primera conferencia, nos dijo. La Nacional, cuántos recuerdos. Media tesis allí escrita, acababan los noventa y éramos todos más jóvenes. Se presentó en un castellano balbuceante y en seguida pasó al inglés. Una disertación muy interesante sobre los Ilustrados, la clase dirigente filipina que condujo a su país a la lucha contra los españoles. Varias claves. La identidad filipina, amalgamar miles de islas, fue cosa de los españoles. Escuchaba a Syjuco y pensaba en el Anderson no superado de las comunidades imaginadas. Indonesia fue un invento holandés: el poder de los mapas, dibujados por la Administración colonial, genera la identidad en la colonia. En 1863, además, la Corona decreta la necesidad de que haya un sistema educativo en español en las islas. Hasta ese momento, la educación la daban los frailes, y a ellos no les importaba el idioma. Querían católicos, no españoles. Los Ilustrados son la metáfora de aquella reforma que promovió la educación en castellano. Estudiaron allí y muchos vinieron a España. Hablaban español a la perfección. En esta lengua escribieron sus obras. Aquí fueron a la Universidad. Aquí fundaron La Solidaridad. José Rizal es uno de ellos pero hay más, aunque nosotros no conozcamos ya a ninguno. Todo acabó mal, claro. Cuando uno juega con la identidad, lo más normal es que muera abrasado por ella. Eran autonomistas. No pedían nada raro: representación en Cortes, igualdad en el acceso a los empleos, educación laica más allá de los frailes. No pudo ser. La metrópoli no escuchó. Llegó la guerra y todo se fue de las manos. Su drama fue mayor que el cubano. La independencia tardó más de cincuenta años en llegar. Y en ese tránsito llegó la aculturación. La política yanqui primero y la matanza de Intramuros después. No poder leer la lengua en la que está escrita tu historia más reciente. Me miro a mí mismo mientras lo oigo hablar y me imagino, preso de la melancolía, qué hubiera sido de mí si todos los papeles que voy recopilando el XIX hubieran estado escritos en una lengua ininteligible para mí: no haber sabido nunca quien era El Moro, o qué quedó en pie de la legendaria Casa del Barrio. No poder entender lo que significa el concepto: una escañeta, frente a la lumbre...

Llega el turno de preguntas. Levanto la mano, me acercan el micrófono...


PS: Digan lo que digan, tu historia te pertenece por entero. Te debes a ella, como un padre se debe a un hijo. Al demonio con tus detractores, con tu dolida familia. No pueden arrebatártela, por mucho que figuren en ella [...]

Syjuco, Miguel: Ilustrado. Barcelona, Círculo de Lectores, 2011. Página 83.

13.2.12

Quince años después, de nuevo las dos ante el espejo

Qué poco nos gustan los hechos.

A un deportista de élite le hacen un control antidopaje y da positivo. Le repiten el análisis y vuelve a dar positivo. Lo condenan. Se arma la de Sanquintín

A un juez prevaricador se le ocurre saltarse el derecho a la torera, así con dos cojones, y decide pensar, ya que él es el bien, que el instructor es un Gran Hermano que ha de conocer todo lo que el acusado piensa. Lo condenan por unanimidad en una sentencia impecable que yo sí me he leído. Y toda la fauna de la izquierda, la izquierda más analfabeta y más sectaria de Europa, no lo olvidemos, se echa a la calle.

Veo la que se ha montado en el caso del tal Garzón y no puedo evitar pensar en lo que le pasó al tal Liaño. Son dos Españas, y de vez en cuando, al mirarse al espejo, una de ellas se encuentra reflejada en la otra. Quince años después, los mismos gritos (es intolerable, estos hijosdeputa controlan a los jueces...). Quince años después, las mismas alucinaciones (claro, se atrevió a tocar a los poderosos y eso amigo mío en este país no se perdona...). Quince años después, el mismo complejo ante lo de fuera (si no hay más que ver lo que dice la prensa extranjera, es intolerable lo que está pasando, la imagen que estamos dando...). No se dan cuenta de que son la misma España. Que se odian porque son iguales.

Su España. La de los hunos y la de los hotros. Un país al que oponerse. Un país contra el que luchar.

12.2.12

Del drama a lo absurdo, siempre con una sonrisa...

Los descendientes. Buen cine. No llega al nivel de Entrecopas, pero mantiene un buen tono. No es fácil contar historias trágicas como si fueran comedias. Muy bueno Clooney, que está madurando bien como actor. De fondo, las islas Hawái como protagonistas y una música muy bien elegida. Hacerse mayor. Madurar. Tomar otros caminos. ¿Hasta qué punto podemos juzgar las decisiones que otros toman, aunque nos afecten? Una buena reflexión y además bien contada. Es cine.

Estuvimos viendo, también y de nuevo, ese clásico español que es Amanece que no es poco, de José Luis Cuerda. Una película que se convirtió en mito al poco de estrenarse. La vía hará unos quince años, con mi madre, en casa. Aún recuerdo lo que nos reímos. La película, tantos años después, ha envejecido muy bien: ese humor basado en el astracán, en lo absurdo de las situaciones más serias. Esa diferencia entre la contingencia y la esencia, esa reflexión sobre el libre albedrío, la condición del intelectual, el papel de Faulkner en el pueblo...y ese fantástico final, con el guardia civil disparando al sol para acabar con “este sindios

Nos reímos. Y mucho. ¿Hay algo mejor para una noche de sábado?

11.2.12

Enloquecidos

Histéricos. Somos un país de histéricas. Causa un poco de rubor, la verdad. Nunca hemos sabido reírnos de nosotros mismos. Supongo que el peso del franquismo y su seriedad cuartelaria por un lado, y la pose ascética de la izquierda por otro, quebró nuestro sentido del humor. Nos reímos de lo absurdo porque nos da miedo reírnos de la realidad. Ahora resulta que es un problema de Estado el que una cadena francesa haga befa de lo que es un secreto a voces en todo el mundo: hay algo oscuro detrás de los éxitos del deporte español en los últimos años. Los medios se envuelven en banderas. Los políticos se esconden detrás de las masas. El gobierno interviene, es acojonante. Incluso en la oficina me recuerdan que no soy buen español por no indignarme a coro. Nos han atacado como país, me dicen muy serios... Me entran ganas de reír.

Es fácil entender porqué un programa como Los Simpson no podría hacerse en España.

País de acomplejados.

10.2.12

1980, documental

Aquellos años. Yo era aún un niño, pero ya me iba enterando de las cosas. Los muertos. En la televisión, a diario. El miedo. También en Madrid. Bombas. Asesinatos. Mi padre era taxista y algún conductor suyo era policía nacional. El miedo de montar de mañana en aquel coche. Humo. Miedo. Se iniciaba una década y el nacionalismo cruento vasco mataba como quien sale de caza con una escopeta de postas. Mataban y huían, como las ratas. Eran, siempre lo fueron, unos mierdas: lo peor de unir el nacionalismo con la izquierda. Analfabetos excitados con esa superioridad que da imaginarse que uno es mejor porque no se apellida García, o porque no nació en Palencia. La raza, otra vez.

Volví a darme de bruces con aquella realidad años después. Acababan los noventa, Hornuez y yo éramos jóvenes y a mí me tocó ayudar a un amigo. Tardes en la Nacional. Documentando. De nuevo aquel año. Los periódicos, a diario. Un muerto tras otro. Un goteo inacabable. Historias. Mi padre había vivido allí, en aquel Baracaldo en el que también asesinaban. Mataban a los taxistas, a los dueños de los bares, de los estancos. Fue cayendo un manto de silencio y de oprobio sobre las provincias vascas. No preguntes. No hables. No contestes. Las cosas tardaron en cambiar. Al menos, hasta el secuestro de Julio Iglesias Zamora. La respuesta valiente capitaneada por Gregorio Ordóñez. El lazo azul. Y sobre todo con la muerte de Miguel Angel Blanco. Nada volvió a ser como antes. Un gobierno decente los acorraló y resarció a las víctimas, nada que ver con la cadena de traiciones que vino después.

De aquellos años sólo se acuerda un hombre. Al menos públicamente. Arteta ya nos contó trece historias entre mil. Nos contó también su lucha contra el olvido, con el proyecto Leize detrás. Ahora vuelven con un nuevo proyecto. Contar aquel año. Aquel maldito 1980. Nadie los ayuda, se ve que los gobiernos han de gastarse el dinero del contribuyente en cosas más serias, tanto tirios como troyanos. Por eso nos piden ayuda. Es muy sencillo. Vale con poco.

Yo ya he contribuido. Que cuando uno predica, lo mejor es hacerlo con el ejemplo.

9.2.12

La escritura como arma de lucha...

La soledad de la cultura. Del trabajo callado. Intenso. La soledad del curioso. Sólo desde la curiosidad avanzamos, sólo con la curiosidad somos capaces de construir. La actitud de muchas de las personas que nos rodean nos hubiera llevado a seguir aún hoy en las cuevas, como hace miles de años. Pero gracias a Dios lo hay diferentes. Minoritarios. Solitarios. Cuando además viven en el mundo rural, su actitud es directamente, heroica. Ahí está el caso de Paco Cachavo y de Silvia. Miraron en derredor suyo. Y supieron ver: esas paredes, ¿qué significan? Y se hicieron preguntas. Y buscaron respuestas. Donde la Carballeda se hermana con la Sanabria. En el fin del mundo. En La Raya. ¿Y qué es lo que vieron en aquellas paredes? Imágenes. Dibujos. Símbolos. Discos solares. Cosas que se iban cayendo. Desapareciendo ante el avance del ladrillo y la modernidad. Es una técnica muy antigua, se llama esgrafiado, me contó Paco una tarde de agosto, y Lisboa resplandecía. Investigaron. Hablaron con los viejos. Nadie habla ya con ellos, sólo los curiosos. Y después de hablar, anotaron, y comprobaron las respuestas. Y luego les dieron forma. Convertir la información en conocimiento, el sueño de cualquier hombre.

El resultado es un libro sobre el esgrafiado en la zona. Un libro heroico, que no se presentará en el Círculo de Bellas Artes, que no ha sido escrito por ningún negro por encargo. Un libro del que no hablará Babelia. Un libro propio. Honrado. Necesario. Un libro para saber más del patrimonio de unos hombres y de una cultura. Un libro que nunca encontrará en grandes superficies.

Un libro que pienso devorar en cuanto tenga en mis manos.

Un libro.

La libertad, lo dijo Margarit, es una librería...

8.2.12

Periodismo y patriotismo (el peligro de las similitudes)

El tal Contador.

No he seguido el caso más que como lector de prensa. Desde que dejé las siestas entre semana, el ciclismo no ha vuelto a interesarme lo más mínimo. El Mundo ha puesto mucho interés en su defensa, editorializando incluso el tema, imagino que por algo que no nos cuentan. No sé si es inocente o culpable, pero no es esa la reflexión que me apetece hacer. Voy más allá. El patrioterismo de los medios. El peor defecto que puede tener un periódico. Esos llantos patrióticos de que lo condenan sin pruebas por ser español. Es que nos tienen envidia. Siempre ese palillo en la boca, las cabezas de las gambas por el suelo, con el serrín y los restos de una cerveza. No me fío de ellos en casos como este. Lo aprendí de manera definitiva, con lo de Delphi. Cerraban la fábrica en Cádiz porque los dueños eran unos hijosdeputa. Nadie nos contó que era la fábrica con mayor absentismo del mundo. Bueno, alguien lo hizo, y le salió caro. Allí lo consideran “un enemigo del pueblo”.

Ahora igual. Dio positivo en un control. Ganó el tour. No ha podido demostrar que fuera por intoxicación alimentaria, como pretendía, y por eso lo condenan. Parece todo bastante normal. Cuando a uno lo pillan en un renuncio, tiene que demostrar que ha sido un error. No ha podido.

Ya lo siento por él, pero más lo siento por mí, que para informarme de estas cosas tengo que recurrir a medios extranjeros. Ya me gustaría ver la reacción de los medios patrióticos sin el caso hubiera sido para condenar a un ciclista francés.

Apuran la cerveza, eructan y salen a la calle.

Y a eso lo llaman periodismo.


PS: expectación con la quinta de MadMen.

7.2.12

Acaban de llegar y ya son clásicos televisivos..

Rematé la cuarta temporada de MadMen, quizá la mejor hasta la fecha, junto con la segunda. Los problemas de poner en marcha una nueva compañía se cruzan con un Donald Draper más maduro y desde luego mucho más complejo, un personaje que abandona el estereotipo y se convierte en alguien de carne y hueso, con dudas, problemas y temores. Sigue siendo un tipo con la misma clase, pero se va convirtiendo en un personaje más oscuro. Van avanzando los sesenta. Vietnam es una realidad y muchos lo ven como un agujero al que volver a caer. El papel cambiante de la mujer, la liberación sexual. De fondo, las revueltas en la costa oeste, la contracultura. Y sobrevolando, bajo la mirada asustada y preadolescente de Sally Draper, los amores sin cicatrizar de Roger Sterling, las dudas de Joan, la ambición de Campbell, o el mal carácter, que lo único que hace es disimular sus inseguridades, de la hermosísima Betty.
Muy buena serie, la verdad, un magnífico aperitivo para la quinta temporada, que llegará en breve, y a la que haré un hueco mientras voy devorando el Ala oeste. Un tipo de serie para un tipo de persona. Qué fácil es entenderlo. O al menos eso espero.

PS: Bono, hablando de Steve Jobs: “Los inventores del siglo XXI eran un grupo de hippies con sandalias que fumaban hierba venían de la Costa Oeste, como Steve. Ellos venían las cosas de forma diferente –afirmó-. Los sistemas jerárquicos de la Costa Este, de Inglaterra, Alemania o Japón no favorecen este tipo de pensamiento. Los años sesenta crearon una mentalidad anárquica que resulta fantástica para imaginar un mundo que todavía no existe”.
Isaacson, W.: Steve Jobs. La biografía. Debate, Barcelona, 2011. Página 89