13.2.12

Quince años después, de nuevo las dos ante el espejo

Qué poco nos gustan los hechos.

A un deportista de élite le hacen un control antidopaje y da positivo. Le repiten el análisis y vuelve a dar positivo. Lo condenan. Se arma la de Sanquintín

A un juez prevaricador se le ocurre saltarse el derecho a la torera, así con dos cojones, y decide pensar, ya que él es el bien, que el instructor es un Gran Hermano que ha de conocer todo lo que el acusado piensa. Lo condenan por unanimidad en una sentencia impecable que yo sí me he leído. Y toda la fauna de la izquierda, la izquierda más analfabeta y más sectaria de Europa, no lo olvidemos, se echa a la calle.

Veo la que se ha montado en el caso del tal Garzón y no puedo evitar pensar en lo que le pasó al tal Liaño. Son dos Españas, y de vez en cuando, al mirarse al espejo, una de ellas se encuentra reflejada en la otra. Quince años después, los mismos gritos (es intolerable, estos hijosdeputa controlan a los jueces...). Quince años después, las mismas alucinaciones (claro, se atrevió a tocar a los poderosos y eso amigo mío en este país no se perdona...). Quince años después, el mismo complejo ante lo de fuera (si no hay más que ver lo que dice la prensa extranjera, es intolerable lo que está pasando, la imagen que estamos dando...). No se dan cuenta de que son la misma España. Que se odian porque son iguales.

Su España. La de los hunos y la de los hotros. Un país al que oponerse. Un país contra el que luchar.

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