“Nuestros muertos resucitan en nosotros”, contaba Agustín Fernández Mallo el otro día en La Lectura. Y esta reflexión: "Hay que decir que yo creo que nadie muere nunca, que la muerte no existe, en verdad. Existe para la persona que fallece, pero para la comunidad que tiene alrededor no, porque sigue vivo en nosotros: está en mi cabeza, en sus objetos, en los recuerdos. Mientras alguien lo recuerde, un muerto no se extingue nunca", asegura el escritor. "En todos mis libros, cuando hablo del pasado, no me interesa cantar o llorar una pérdida, que es la visión romántica. Al contrario, quiero traer el pasado al presente para que me construya hoy. Y este libro es una reflexión de cómo mi padre, mis padres, los dos, me han construido."