20.6.13

La enloquecida fuerza del desaliento...

Los hermanos Fetuccini fueron a predicar a la ciudad de la magia. En medio de la nada. Un curso de alto nivel. Con un alumnado potente. Adoro la formación. En otra vida, cuando me centre, decidiré que quiero dedicarme a ella por extenso, venciendo esta manía mía de dejarme llevar donde la corriente me arrastre. Y mientras impartíamos la clase, y veía la cara de los alumnos pensaba: algo se hace mal en este país cuando gente como nosotros está como está. Cuando a las personas se les abren las puertas o por el apellido que ostentan o por el pedigrí que muestran, y nadie mira, en realidad, la valía del trabajo que cada uno realiza. Quizá porque en realidad nadie valora el resultado y es verdad que la postmodernidad es el mundo en el que todo ya da igual.

La sociedad moderna se basaba en el mérito. Era solo una convención, claro, pero era  más justa que las demás. Y sin justicia no hay forma de hacer un país. 
Es lo que hay.  



1 comentario:

Anónimo dijo...

Tu otra vida puede empezar mañana, no lo olvides. Quizá esa sea la solución.

Tu coach.