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30.3.17

7.2.16

Mañana lunes con Don Miguel el judío de Cervantes

Mañana unes, en Casa Sefarad, en Madrid, a las 19.00 horas. Parece evidente que Don Miguel, ese hombre tan parecido a Camoes es muchas cosas, siempre se preocupó mucho de que nadie conociera sus orígenes. Y es posible que tuviera razones de peso para ello. 

Si está por Madrid, no se pierda la conferencia del hombre que mantuvo viva la llama cuando la emigración llegó y todos marchamos de la mi tierra, olvidando la memoria de lo que allí siempre hemos conocido como la casa del escritor.

Y si va a la conferencia, no olvide llevar impreso este párrafo del mejor Albiac, el de La Sinagoga vacía y que ya citamos aquí una vez: 

"En sus aspectos personales, la expulsión tiene caracteres de un dramatismo, las más de las veces, desgarrador. En su dimensión económica, social y cultural, constituye, sencillamente, una catástrofe en el proceso de formación de la España moderna. Las patéticas caravanas de judíos, que los cronistas de la época nos han descrito con minucia, se llevaban consigo algo más que cosas, familias y dinero producto de bienes malvendidos: la esperanza misma del nacimiento de un Estado moderno abandonaba con ellos el horizonte español, en el momento mismo en que el oro de América iba a apuntar los albores de la "acumulación originaria" sobre una castillo de guerreros y eclesiásticos. Se inicia la modernidad."

Y recuerde, a mayores, que se calcula que más de cien mil judíos ¿dejaron? Castilla por la Puebla de Sanabria.


2.6.13

La llave perdida de la sinagoga de Zamora

La mi tierra. Una tierra de frontera. Una tierra mestiza, como son todas las tierras rayanas. Una tierra en la que el recuerdo de los expulsados se fue desvaneciendo de la memoria pública. Hubo una aljama zamorana, de las más importantes de Castilla, casi un 20% de los habitantes zamoranos llegaron a ser judíos en la Edad Media. 

Ahora nos (re) encontramos con aquel pasado. En parte por vivencias puramente personales, que en mi caso empiezan con el maestro Fuentes y continúan con el maestro Juan de la Cuesta. en parte por mis viajes, ¿cómo olvidar esa pila de purificación en la iglesia de Río de Onor, un agosto tardío, mientras Lisboa resplandecía? En parte, en fin, gracias al trabajo de otros. Ahí está el esfuerzo de la Zamora sefardí, con el congreso organizado en julio para recordarnos lo que fuimos. 
Sacaba el otro día El País la historia de los expulsos portugueses, y con ella, la historia de Carlos Zazur y la llave de la sinagoga zamorana. Una historia emocionante que puede leerse pinchando aquí y que nos recuerda que la nuestra es una tierra ingrata de la que queda más memoria fuera que dentro. 

Quizá porque la única definición posible y aceptable, a estas alturas, de un sanabrés, sea la de una persona a la que vemos marchar a lo lejos con un morral cargado de nostalgia a la espalda...