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5.2.15

El Emperador de todos los males

Ayer se celebraba el día mundial contra el cáncer. Y no hay mejor forma de combatir al enemigo que conociéndolo. Así que déjeme recomendarle, aquí no hemos podido hablar mucho de él porque me devora la vida, el magnífico ensayo biográfico El emperador de todos los males. No he leído nada mejor sobre el cáncer. Un libro ameno, bien escrito y dirigido a un público no experto. Para saber de qué hablamos cuando hablamos de cáncer. Y para saber en qué medida, el cáncer es una metáfora de la modernidad. No se lo pierda, desocupado lector. 

17.9.14

Cultura (y cáncer)

Una persona culta es aquella que conoce cosas que escapan de su ámbito profesional. Quizá es una definición sesgada por el miedo a la barbarie del especialismo que me inculcó Ortega en los años de la Universidad. Y una persona se hace culta, creo, no sólo por su origen, sino sobre todo gracias a la lectura. 

Este verano devoré un libro de título legendario comprado en un momento equivocado (nadie es perfecto): El emperador de todos los males. Una biografía del cáncer magníficamente escrita por un autor de nombre impronunciable. No sé si me dará tiempo a hablar mucho de él: la vida me devora y mi carácter indolente me impide perseverar en nada. Pero por si me olvido, se lo recomiendo de manera encarecida, desocupado lector. Es un libro queée son los cánceres, cómo los ha abordado el hombre y en qué momento estamos de nuestra lucha contra él. De fondo, la relación del cáncer con la sociedad, las políticas públicas, los lobis, los medios de comunicación... 

Un ensayo magnífico y muy escrito. 

El canon de un hombre culto está en cosas como esta. 

Así que no se lo pierda, desocupado lector.

18.4.14

David y Goliat (II)

David y Goliat, el libro de Gladwell tiene algunos capítulos especialmente emocionantes. No me refiero solo a los políticos, en los que se analiza la actuación de los británicos en Irlanda del Norte, o la lucha por los derechos civiles en la racista América de los años sesenta del pasado siglo XX. Me refiero sobre todo al que describe la lucha de Jay Freireich para conseguir luchar contra la leucemia infantil tras su llegada en 1955 al National Cancer Institute. Tuvo que soportar todo tipo de insultos y de ataques, cuenta Gladwell, porque su manera de atacar la leucemia iba contra los protocolos vigentes en aquella época. Y aunque son los que abren el camino, los heterodoxos suelen ser mal recibidos en cualquier época. 

No se lo destripo aquí desocupado lector, pero me permito, como hace Gladwell, recomendarle también el libro El Emperador de todos los males, uno de los libros más interesantes sobre el cáncer que se ha publicado en los últimos años.