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2.11.23

Los hombres

Recordaba en una tribuna en El País  el otro día Juan Gabriel Vásquez una frase atribuida a Napoleón: "Para entender a un hombre, hay que entender el mundo que existía cuando tenía veinte años."

Pues eso...

21.2.22

Democracia y tópicos (y II)

Sobre el número de Nueva Revista. Este artículo, también, sobre el control de los gobernantes. La reflexión es muy buena, porque nuestro modelo, en efecto, se construyó para servir a un autócrata llamado Napoleón. Es complicado que los sistemas funcionen bien así en democracia. Y otro viaje, sobre el papel de los periodistas. No se lo pierdan..


10.2.22

Tres citas en una columna

De vez en cuando está soberbio Ruiz Quintano. Ayer en su columna, tres referencias muy interesantes:

  • La ciencia nunca fue otra cosa que dar palos de ciego.
  • Napoleón: la razón de Estado ha reemplazado entre los modernos al fatalismo de los antiguos.
  • Pierre Auger: "El 90 por 100 de los hombres de ciencia e investigadores que han existido desde el principio de la Historia viven en la actualidad». 

10.5.20

De Napoleón a Metternich (y II)

Ayer era el Día de Europa. La comparación entre Napoleón y Metternich que hace Fukuyama en Identidad: “Frente a Napoleón, aquel progresista recalcitrante que fue un hombre de guerra, Metternich fue un sagaz reaccionario, un hombre de paz. Metternich creía en los Estados de derecho, no en las naciones étnicas. Los Estados constituyen sistemas burocráticos basados en la legislación; las naciones étnicas se rigen por la pasión de la tierra y la sangre, el mismísimo enemigo de la moderación y el análisis. Metternich no fue un héroe sobrehumano como Churchill […] era bastante más común, algo que a veces resulta más necesario y a lo que deberían aspirar los burócratas que hoy luchan por mantener la Unión Europea”

9.5.20

De Napoleón a Metternich (I)


Hoy, día de Europa, es un buen momento para acercarse de nuevo a Francis Fukuyama, en Identidad. Quizá sólo un norteamericano de origen japonés pueda hacer una defensa tan encendida de Metternich comparándolo con Napoleón, por ejemplo. Siempre sagaz, señala que Metternich Fue capaz de entregar a los europeos un siglo XIX libre de conflictos bélicos a gran escala, en términos relativos, si bien es cierto que, en un gesto irónico, hizo a sus habitantes demasiado ingenuos como para prever los conflictos violentos entre las grandes potencias que tendrían lugar el siglo siguiente


14.5.14

La ciudad portuguesa o el limes de la identidad

La historia de Ceuta tiene mucho de mito. Madrugamos para caminar con calma las murallas reales. El canal abierto por los portugueses convirtió a la ciudad en una isla. Marruecos al fondo. Es festivo y,  pese a lo que se anuncia en las puertas, están cerrados los museos; así que nos queda patear la ciudad. Ni los baños árabes ni el museo de la legión. Algunos vinos decadentes. Un vistazo por La casa de los dragones y el Palacio de la Asamblea. Una ciudad llena de recuerdos militares. Los caídos en la campaña de África, quizá la primera y última guerra que España hizo como nación moderna, son recordados en un monolito en la plaza de África. Sólo en Melilla se vive con tanta intensidad la identidad española como aquí. Las fronteras, sitios de identidad difusa, son ideales para reivindicar identidades. No es casual, se lo leí hace años a Jon Juaristi, que gran parte de los inventores de identidades nacionales vengan del limes: Si De Valera nació en Nueva York y era hijo de un asturiano, si Hitler era austriaco, Napoleón corso y si Chamberlain, por poner solo cuatro ejemplos era británico, es que nuestros padres mintieron / eso es todo.

3.5.13

Combates por aire...


La aviación militar. Otro tema del que no se habido nunca nada. Hasta llegar a por tierra, mar y aire. Hasta llegar a la mirada que Robert D Kaplan extiende sobre todos nosotros. Algunas reflexiones: la fuerza aérea es una herramienta más disuasoria que el ejército de tierra, porque no ocupa territorios. A mayores, es una fuerza con poca historia detrás: no tiene lecciones que aprender aún (no hay una Esparta a la que observar, ni un Napoleón al que estudiar).  

El autor contrapone dos aviones de combate que no pueden ser más diferentes. Los A10, los jabalíes, que cazan a ras de tierra. Un avión anticuado, en servicio desde 1975, pero ideal para las guerras no convencionales. Y a poco más de diez millones de dólares la unidad. Un avión que “ni es rápido ni está dotado de alta tecnología”, pero que obliga al piloto a saber dónde está y a conocer el terreno que sobrevuela. Frente a esta forma de entender la aviación militar, el B2, la joya de la corona. Un costoso artefacto de más de mil millones de dólares por ejemplar, el avión más caro jamás construido, silencioso y casi invisible a los radares enemigos.  El problema es que quizá  no haya guerras en las que usarlo, mientras que los A10 parecen tener más trabajo que nunca. Excepto, claro, en el caso de que enloquecido gobierno de la Corea comunista decida pasar a la acción.