20.6.06

Humor, libro y mentiras

Recogía El Mundo de ayer un par humoradas de Heinrich Von Pierer, presidente del Consejo de Vigilancia de Continental.

- La primera, que los chinos nos están haciendo, a los europeos, competencia desleal, ya que se les ocurre trabajar en horario laboral.
- La otra, relativa a cómo serán las fábricas del futuro. Según Pierer sólo tendrán dos empleados: un hombre y un perro. El hombre para alimentar al perro, y el perro para que el hombre no toque nada…

Releo La anarquía que viene (¿será una metáfora de mi futuro laboral?), de Robert Kaplan, compuesto de varios artículos escritos en la segunda mitad de los noventa. El libro es muy bueno, como casi todos los de Kaplan, y sus tesis, provocadoras.
Una de sus reflexiones, que toma de otro autor: cuando el Estado acabe de perder el monopolio de la violencia, que ha reclamado desde la Edad Moderna, la distinción entre guerra y crimen será cada vez más difusa. Ejemplos a montones, Colombia, El Líbano, Sri Lanka…
Otra, que ya le he leído. Muchos Estados en África y Asia no tienen mitos fundacionales ni criterios de cohesión internas. Sus fronteras no existen, y tampoco sus nacionales. Algunos de ellos están empezando a desmoronarse. Por la magia de los mapas creemos que existen, y que tienen gobierno y selección de fútbol. Pero son mentira. Es mentira Togo, aunque esté en el mundial,y en general son mentira los Estados del cuerno occidental de África. Es mentira Georgia, y quizá son mentira Paquistán o incluso China.

La magia del nacionalismo transforma el azar en destino
Benedict Anderson

1 comentario:

El Perdíu dijo...

Estoy básicamente de acuerdo contigo, pero tampoco conviene idealizar. La nación romántica es un invento propio del antiguo régimen, pero los mitos funcionan también en las naciones que se constituyeron al modo ilustrado. El mito de la revolución en Francia, o incluso el mito de la nación resistente al nacismo después de la segunda guerra mundial. Los mitos son mentira, pero son efectivos. En los EEUU los padres fundadores no tienen un concepto romántico de pueblo sino bastante pragmático. Pero a lo largo del XIX sí funciona el mito del adán americano, de la tierra de promisión….
Personalmente me gustaría más que fuéramos capaces de evolucionar hacia formas de lealtad orientadas a normas, lo que se llama patriotismo constitucional. Lealtad a ciudadanos, no a pueblos, lealtad a los vivos, no a los muertos. Pero soy bastante escéptico al respecto.
En fin, Kaplan fue, en su momento, un descubrimiento fascinante. Me atrevo a recomendarle también su Rumbo a Tartaria.
Un saludo