Estuvimos viendo La Celestina, en la versión de Atalaya, en el Pavón. Es mi segundo acercamiento teatral al personaje, después de uno en otra vida y con el gran Carolito hijo.
Un montaje complejo. E irregular. Muy bien los actores, y muy buenas algunas de las ideas (los juegos con los taburetes de metal...), pero en ocasiones el texto se hace complicado de seguir y algunas digresiones (el papel del padre de Melibea, por ejemplo) aportan poco al conjunto en general.
En cualquier caso, hay que ir siempre al teatro. Siempre.
En cualquier caso, hay que ir siempre al teatro. Siempre.
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