20.6.17

Éramos tan jóvenes

Jordi Gracia el otro día en El País. Aquellos que soñaban con la revolución a principios de los setenta se estrellaron con la dura realidad. Señala Gracia que  "El fracaso fue estrepitoso porque la población de una democracia en construcción no soñó con revolución alguna ni se adhirió a sus condiciones despóticas". Que duro debió de ser para toda aquella minoría de extrema izquierda el ver que la masa, amorfa y cristalina, no les seguía en sus delirios. 

Han pasado cuarenta años y ahora se reúnen y, como en La risa y los veinte millones, se echan unas risas recordando sus ideologías de antaño, pensando que quizá la emergencia de Podemos les de la razón en retrospectiva...


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