Esa sensación de desamparo que queda tras la muerte del padre. Esa sensación, decía Cormán el otro día en El Diario Vasco, de "no haberlo hecho bien". Y estos versos, a su padre: "Afuera, llueve con rabia, / como si no fuese a escampar nunca. / Tu voz es, en cambio, una llovizna suave / que acabará cesando". Y este otro, sobre el final de su madre: "Entorna un momento los ojos. / Su última mirada extraviada dice / "Ama, llévame a casa." Y entonces se va...."
La paternidad, la orfandad y la muerte...
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