El instinto de Isabel Díaz es espectacular. Se vio en la pandemia con los bares, y ahora con los temas que agobian las familias. La jornada continua, sin ir más lejos. Un ejemplo del poder sindical, al que le importa una higa el alumnado y la situación de los padres. Nadie se atreve a coger este toro por los cuernos, pero ella sí, con toda la legitimidad de sus resultados electorales en la región -setenta escaños por 27 del primer grupo de la oposición- y con el instinto que da ser periodista y no un aburrido funcionario licenciado en derecho.
Que tenga suerte. Y para entender porqué es necesario que la tenga, hay que leer al maestro Redondo, el otro día en El Mundo: "Las ventajas del horario partido benefician principalmente a las familias con menos ingresos, mejoran la alimentación de los alumnos y facilitan la conciliación."
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