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7.10.16

Café con Gatsby

Allen vuelve a llevarnos a los años veinte en su última película, en este caso al Café Society.


Amores imposibles, vidas cruzadas, destinos crueles. Buen Allen con aquel mundo de fondo en el que uno cree que de un momento a otro van a aparecer Scott Fitzgerald y Zelda. Un final áspero: ya lo cantaba Fito dos de azúcar en el café / la vida ya es bastante amarga

Buen papel de Eisenberg, al que recordaba de La red social y de la enigmática Kristen Stewart. Buen cine. No es el mejor Allen, pero es buen cine.

15.4.16

Ocio y masas (II)

Otro de los aspectos clave del libro de Fútbol, cine y democracia es el del cine; un cine que también, como nos recuerda José María Báez, participó de la transformación de la ciudad. 

Entre 1923 y 1936 se inauguraron en la ciudad 132 salas de cine. Un cine que desde el principio luchó por ser reflejó la realidad, (como pasó con la muerte de Joselito, recuerda el autor). Y aunque al principio estaba por debajo del teatro, por ejemplo en el espacio dedicado en la prensa, poco a poco fue comiéndole terreno. Eran locales, reflexiona Baez, más democráticos, sin palcos, sin escenarios, con bares donde todo el mundo se mezclaba. Además, al estar ubicados en la zona centro en un momento en el que la ciudad crecía, mezclaba a la población en la misma zona, en un escenario interclasista que se estaba dando en todo occidente.

Gran parte del cine que se hacía en la época eran en realidad zarzuelas -la mitad de todas las que se rodaron en 1923-, y tenía su razón de ser: el publico era básicamente emigrante llegado de las zonas rurales a la capital (ocho de cada diez nuevos madrileños eran inmigrantes en aquella época). 

El libro recorre también las polémicas, por ejemplo a cuenta del sistema sonoro, para muchos una moda sin mucho futuro, o el predominio de las incipientes majors para vender paquetes y ejercer así una posición clara de dominio frente a las salas.  Estaba también el tema del idioma,  con un rechazo al subtítulo porque no toda la población estaba alfabetizada. Fue la Republica y no la dictadura, la que obligó al doblaje a través de una Orden ministerial de 1934.

Pero el cine fue, nos señala con acierto Baez,  mucho más: fue un vehículo para difundir un modo de vida moderno. Extranjero y moderno. Ese modelo americano, con mujeres que fumaban, que vestían de otra manera, que trabajaban y que tenían libertad.

Aquella España. 

28.11.12

El mundo de Scott y de Zelda

Terminada la primera temporada del Boardwalk Empire, una serie a la que llegué a través de la llorada Revista de Libros. El Atlantic City de la prohibición. Una serie inspirada en el corrupto y poderoso Nucky Johnson, el hombre fuerte de la ciudad durante décadas. La serie es buena, y creo que me pondré con la segunda temporada. Me sobra un poco el obsesivo decorado del paseo marítimo, y me fascina el papel de Buscemi en la piel del mafioso. Tiene un aire a Deadwood, un mundo en el que como canta Fito nada es “ni negro del todo ni del todo blanco…”


Gran trabajo también de Omar Little, turbador Michael Shannon en el papel de agente federal y espléndida Kelly McDonald en el papel de la inteligente amante de Nucky.

A ver si el señor Santos cae por España desde el levante y la podemos comentar delante de un buen GinTonic.


PS: Martin Schifino escribió: “Por regla general, los mafiosos no son de una gran inteligencia, ni tienen una enorme capacidad de autoanálisis; pero Nucky es un hombre versado en manipulaciones maquiavélicas  […]. Con él como centro, la serie puede combinar dos géneros atractivos: el western urbano y el drama político. Su creador debe de haber gritado eureka al descubrir el potencial de mudar a los Soprano al ala oeste”.

27.11.12

Volver a Pla...


Cada vez que reflexiono sobre la escritura precisa acabo en Pla. Soy hombre de atajos rápidos en medio de la niebla. El objetivo siempre fue decir mucho con pocas palabras; otra cosa es cuando me puede la melancolía...
A través de aquella biblioteca Salvat de finales de los sesenta, me hice con la versión castellana de Un viatge ple de notícies. Contraban, publicado en 1927. Pla es el narrador adusto. La conciencia que nunca tendré. Describir a Sebastià Puig, “Hermos” en un par de páginas y hacerlo a través de dos o tres anécdotas: el conejo que se niega a guisar, su opinión sobre los griegos... Reflejar el carácter de alguien señalando que era un hombre que junto al mar tutea a todo el mundo, pero que dos quilómetros hacia el interior trata a todo el mundo de usted. Un Pla joven, apenas veinte años, y un Hermós cincuentón, de vuelta ya de todo, retirado en Aigua-Xellida. El mito del lugar al que volver…

Buena escritura.

Ya le iré contando, desocupado lector.


PS: Dice Plá de Hermós que “he llegado a la conclusión de que la esencia de su personalidad era –a pesar de ser analfabeto- la sólida cultura que poseía”.

24.10.12

Aquella rosa de fuego como un decorado...


El teatro. Siempre el teatro. Volver a la Tribueñe. Estuve en otra vida, viendo uno de los mejores espectáculos de flamenco que he visto en mi vida. Yo era joven, me había emancipado hacía poco y creía en las personas, perdonen la tristeza.

Pero los lugares no guardan memoria de nuestras visitas. Así que volví al teatro, a ver un mundo que ya se fue y fui a verlo por los ojos de Raquel Meller. Hay vidas que ya no conocemos porque la historia las olvidó. Me pasó con la de Sorolla. Me pasa con la de Blasco. Y me pasa con la Meller. Una calle por la que anduve cientos de veces en aquella otra vida

Todos ellos, Sorolla, la Meller, fueron triunfadores en un mundo que ellos nos sabían que era el mundo de ayer o el mundo de entreguerras, y por eso quizá fueron luego olvidados por todos. La miseria de una postguerra convierte en un estigma el haber sido un triunfador. Y la vida no se lo perdonó. Algunas de las canciones de la Meller, como aquel día de San Eugenio, yendo hacia el Pardo… forman parte de mi memoria sin que yo supiera bien de dónde venían.

Y al fondo, muy al fondo, canciones en el dulce catalán que puebla mi memoria Vull pansas y figas y nous y olivas /  vull pansas y figas y mel y mató y que al querido Hornuez le hubieran encantado, porque dejan entrever aquella ciudad que fue la Rosa de fuego y en la que los dos hubiéramos sido orgullos piqueteros de los Libres.

Pero hay mucho más en esa obra. Está la voz, poderosa, de Maribel Per, que todo lo llena. Está ese vestuario, que transporta a un mundo que ya no conoceremos jamás y está, sobre todo, esa melancolía de quien como la Meller, tras conocer la fama, murió en el  más mísero de los olvidos… sic transit gloria mundi…

Buen teatro. Ideal para recordar. Y para conocer.



PS: El bardo de Stratford escribió: We are such stuff / As dreams are made on; and our little life / Is rounded with a sleep