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18.5.21

En el lado oscuro del emprendimiento

Se habla poco de los fracasos. Y menos de los fracasos en el ámbito del emprendimiento. Por eso era muy interesante esto que sacaba el otro día Actualidad Económica, con algunas lecciones para recordar:  

1. Los intereses de los inversores nunca van a estar alineados con los del emprendedor. Evita a los inversores si está en tu mano. 

2. Nunca tengas socios, si los tienes habrá confrontación. 

3. El tamaño de la plantilla no es un termómetro del éxito; cuantos más trabajadores, mayores problemas. 

4. "Hay modelos de negocio sanísimos que facturan más que cualquier startup en boga".


15.6.12

Si la madre España cae...


Emprendedores sin complejos, como el García Milá. Qué lejanos nos quedan de lo que vemos cuando miramos en derredor nuestro. Este país. Uno cualquiera. Nacer aquí, un azar. Crecer en una cultura donde la mitad de la gente quiere ser  funcionaria y donde la otra mitad quiere trabajar en una gran compañía de por vida. Donde el verbo vender tiene una acepción peyorativa. Donde comerciante es sinónimo de ladrón. Donde nadie arriesga un duro si no es segura la ganancia. Donde los universitarios no estudian y los maestros no enseñan. Es difícil emprender porque lo sencillo, cuando uno lo hace, es fracasar.

Pero si caigo, vendrá a mi lado aquel personaje de Syjuco a recordarme, a recordaros, aquello de que “si fracasé fue únicamente porque me exigí a mi mismo objetivos que ninguno de ustedes ha llegado siquiera plantearse”

No es un consuelo. Claro que no. Pero es lo que hay.



PS: por favor, ni un solo funcionario más hablándome de emprendimiento. Por favor,  ni uno más.

19.6.11

Lecturas de la prensa, de ayer y de hoy

Dos lecturas de domingo. De la prensa. Ya saben, la que te enseña cosas por las que no has preguntado.

Una es antigua, pero en este mundo de lo inmediato, también hay cosas buenas de hace ocho años. Un artículo de Zafra, que fue Director General de Administración Local, y de Calderó. Un artículo acerca del concejal que inspeccionaba barcos. Bien escrito, ameno y lleno de sugerencias. Yo llegué al Ayuntamiento y me soprendía la cantidad de cosas que firmaba el alcalde sin leerlas. Incluso un alcalde como aquel. Léanlo. Y piensen.

La otra es reciente. La intervención de un García Milá a quien no conocía. Demoledora con todos, también con esa generación bienacostumbrada que ha construido una democracia de replicantes en Sol. De fondo, su reivindicación del emprendimiento, del riesgo. De la pasión por crecer. Por crear. Del miedo también de ir al notario, como yo esta semana pasada y avalar un crédito. En medio, este país de jóvenes y de adultos cuyo sueño es trabajar en una gran empresa con catorce pagas y varios días libres al mes. Sin preocupaciones. Eternos adolescentes. Esta generación que no construirá nada, porque no sabe nada ni de nada, y que cuando tenga setenta años mirará atrás y no sentirá nunca el placer de sentarse a descansar en el huerto que sembraron.


PD: Jorge Bustos escribió: Un periódico de toda la vida enriquece al lector al informarle de cosas sobre las que el lector no había pedido opinión en absoluto, o cuya existencia directamente ignoraba, pero esa pedagogía muere con el diario digital a la carta, que acabará conteniendo sólo las noticias más vistas (sexo, chismorreos y deporte, básicamente). Ni siquiera sospecharemos lo que estaremos dejando de saber. De ahí el peligro de extinción que amenaza al género del reportaje serio y exhaustivo en favor del personalismo tendencioso, como deplora Gary Kamiya: «Es fácil despreciar a alguien que no has conocido»

2.12.10

Un almuerzo (recuerdos)

Almorcé con Manolo. Te veo cansado, me dice al sentarnos. Joder manolo, en este negocio me metiste tú hace años, cabrón. Con lo bien que estaría yo ahora en mi Ayuntamiento… sí si, ibas a estar de cojones tú en un Ayuntamiento, te habías tirado por la ventana hace años.

Almorcé con Manolo. Hay personas que, sin saberlo, entran en nuestras vidas y la cambian. O hacen que sea algo que nunca pensamos que llegaría a ser. No sólo (no renunciaré a este acento mientras viva, ¿oído Academia?) en lo personal. También en lo profesional. Yo llevaba año y medio en el Aljeteko Udaletxe. Primero la entrevistó a ella, pero no la cogió, gracias al cielo. En marzo o abril me llamó. Un par de entrevistas. Yo apenas sabía lo que era una consultora. Un abril me marché. Y entré al mundo al que he vivido los últimos ocho años. Recuerdo el primer día. En Agustín de Foxá. ¿Tienes ganas de viajar?, me dijo Manolo. Mañana te vas a Barcelona. Y recuerdo al día siguiente, cogiendo un taxi para ir a Barajas, buscando que el trayecto fuera corto no diera la casualidad de que me dijeran algo por el coste del mismo. Qué cosas. Qué inocencia. El miedo que sentí al entrar en la oficina, en el paseo de los pinos…

Lo pensaba hoy mientras almorzábamos. Seguimos en contacto, aunque hace años que no trabajamos juntos. Quién sabe, quizá algún día volvamos a coincidir en otra empresa. Personas que, sin conocerte de nada, te enseñan un oficio. No hay tantas malas personas por la vida. En general, hay mucha gente con virtud por el mundo adelante. Lo importante es saber rodearse de ellos. Algún día les explicaré la teoría que al respecto de este Kolectivo ha elaborado Antuan, mi espía favorito.

Almorcé con Manolo y hablamos, como siempre, de fútbol, de negocios y de política.

Almorcé con Manolo.



PS: "Pero los favores que menos se hacen son los que no costarían casi nada: la necesidad demasiado visible provoca rechazo; la vehemencia de una solicitud es la garantía de que no obtendrá respuesta".

Muñoz Molina, A: La noche de los tiempos. Círculo de lectores, Barcelona, 2010. Pág. 77

18.5.09

Corre, corre, corre que te van a...

Suena Django Reinhardt (¿el segundo mejor guitarrista de todos los tiempos?). Y pienso en esa manera española de enfocar la vida. Esos años invertidos con el único premio, en el mejor de los casos, de tener un salario garantizado. Da igual que el trabajo sea bueno o no, da igual que uno pueda hacer más en otro sitio. Al igual que la hipoteca en la compra de un piso, la inversión es demasiado alta como para abandonar después. Esa mentalidad española, digo. La obsesiva necesidad de seguridad cuando, en realidad, es sólo trabajo. ¿Cambio de destino? Quía, con lo que está lloviendo ahí fuera. La gente me mira raro. Cambié de trabajo en el verano de 2006. Volví a cambiar de trabajo en el verano de 2008. Nuevas perspectivas en el horizonte. Quizá un cambio, esta vez (por fin, dice Joxete) más a mi aire. Será que, en verdad, los castellanos somos los prusianos de España; y quizá que los sanabreses somos los anglosajones de Castilla y no lo digo sólo por el tono ginger; todo ello con permiso de Hornuez y de la (emprendedora) gente del oeste. En fin, quizá todo se reduce a que cuando a uno le sonríe la fortuna, se va haciendo cada vez más inconsciente y nunca piensa que le vaya a ir mal.

Vamos a ver cómo va todo. Y que dios reparta suerte…

 

Coda: [los británicos] "Sustentaban una creencia totalmente opuesta a la de los Estados Unidos, de más reciente formación, donde se consideraba como una virtud el pertenecer a una humilde cuna y dónde sólo el que se elevaba por sus propios méritos era digno de admiración".

Tuchman, Barbara W.: La torre del orgullo. Península, Barcelona, 2007. Página 27

 

PD: Por fin ubiqué el Merbeyé de mi juventud.