12.1.08

En la muerte de Ángel González

Lo descubrí, lo sé ahora, cuando abro el libro que aún tiene el precio marcado -800 pesetas-, en marzo de 1995. Era segundo de carrera, si no recuerdo mal. Compré Poemas, en edición del autor. Publicado por Cátedra. Recuerdo algunos: "Aquí, Madrid, mil novecientos / cincuenta y cuatro: un hombre solo".

Recuerdo aquél otro: "Otro tiempo vendrá distinto a este. / Y alguien dirá: / Hablaste mal. Debiste haber contado / otras historias". También uno que acaba uno que acaba con "áspero mundo para mis dos manos".

Compré el libro porque me gustaba un poema, el único que había leído de él, en realidad. Llevaba por título el campo de batalla. Un poema duro, áspero. Un poema desolado. Morir para que el trigo siga creciendo. Andaba yo descubriendo a la generación del cincuenta. Empecé por Claudio Rodríguez y llegué a Ángel González. Acababa de devorar, privilegios de lector imberbe en una universidad pública poco exigente, la obra de Gabriel Celaya y la de Blas de Otero y quería seguir descubriendo la poesía del veinte español.
Han pasado los años y cada vez leo menos poesía. Señal inequívoca de imbecilidad. Gracias a dios mantengo contacto con ella a través de Jimena, que sigue leyéndola y obsequiándome con versos. Una Jimena a la que recuerdo escuchando un poema recitado por Ángel González en viriato.

Pero hoy, en su muerte, no puedo dejar de pensar en Ángel González. Y mi humilde homenaje es recitar en voz baja el final de su poema "Ayer", de su libro "Sin esperanza, con convencimiento"; quizá el poema que el poeta nos hubiera leído mañana:

Por eso mismo
porque es como os digo,
dejadme que os hable
de ayer, una vez más
de ayer: el día
incomparable que ya nadie nunca
volverá a ver jamás sobre la tierra.

Y como escribió Tibulo: et bene discedens dicet placideque quiescas, terraque securae sit super ossa levis

3 comentarios:

J.J.Mercado dijo...

Da cierto pudor sacar lasenormes cualidades que tenía a la sombra de su luto, pero así era. Yo alguna vez lo nombré por estos lares liberales. En mi otro blog, le dedico también un recuerdo alegre: http://www.librodearena.com/desdeelbardelaesquina/blog
Saludos

Anónimo dijo...

Me alegra hoy haber vencido prejuicios y haberme acercado a él una tarde en El Retiro. Hoy puedo tener en las manos un libro dedicado con tinta, letra y palabra suyas.

Y en sus propias palabras digo: "Ya desde muy temprano, ayer fue tarde".

Nos deja, sin embargo, de la esperanza

Habrá palabras nuevas para la nueva historia/
y es preciso encontrarlas antes de que sea tarde.

de la inmortalidad

Todo lo consumado en el amor/no será nunca gesta de gusanos (...)
Abandona cuidados:/lo que ha ardido/ya nada tiene que temer del tiempo.

de la ausencia

¿Sabes que un papel puede cortar como una navaja?/Simple papel en blanco, una carta no escrita/me hace hoy sangrar.

del poder

Poeta de lo inefable./Logró expresar finalmente/lo que nunca dijo nadie./Lo condenaron a muerte.

del desprecio

y averiguar si desde allí la vida/por la ventanas de otros ojos/se ve así de grotesca algunas tardes.

del amor, sobretodo

en tí me quedo.

Unknown dijo...

con el disgnóstico de Perdiu, oh Señor! se me ha detectado imbecilidad. (pueden cebarse Señores, ánimo bambi) desconocía a Angel Rodríguez. Soy mas, bueno enteramente prosáico y de los libros viejos de aventuras "El Conde de Montecristo" y "Robinson Crussoe". Como puedes ver, (bamb, ooootra vez). yo nunca pude escribir esa horterada de himmno. Me quedé en
un árbol un búho
lo quise coger
pero no se púo

intentaré mejorar, a mis años, para estar a la alatura que se merece este blog