Escribo. Lo que me apetece. Escribo de lo que me ocupa. Y de lo que me preocupa. Pocas personas, acaso una o dos, conocen el secreto de fondo de esta bitácora. Una de las cosas que más me gusta es imaginarme lectores. Disfruto mirando por la ventana y pensando que en ese momento quizá alguien está leyendo lo que colgué hace un rato. A veces me encuentro con los lectores, y casi siempre son encuentros gratos. Hará un par de días tuve uno de ellos. Con Eduardo, un lector desconocido. Me encantó leerlo. Y como su crítica es razonada y razonable, me veo en la necesidad de argumentar.
Tiene razón en casi todo lo que dice. Es verdad que hay días, como el 18, o como el propio día 20, en los que pierdo la ecuanimidad y el juicio. Es verdad. Y soy consciente de ello. Podría decir que si los lectores vieran en qué condiciones y a qué velocidad escribo los artículos de esta bitácora probablemente sentirían compasión de este tataranieto del perdidaco. Pero no se trata sólo de eso. Hay, de fondo, algo de filosofía. De concepción de la letra escrita. Creo que un blog es algo parecido a una columna periodística, si es que no es su heredera, y creo que en el articulismo ha de haber sitio para el combate. Para la indignación. Para la provocación. Sí, sí, para la provocación. Porque las personas que escribimos llevamos dentro siempre un Quevedo con ganas de polemizar. Y nos encanta, a mí al menos, levantarnos un día y meter el dedo en el ojo al que anda por ahí. A veces se me escapa, pero a veces soy plenamente consciente. Porque no creo que haya que dejar el agit-prop sólo en manos de la izquierda. Ni creo que sólo ellos puedan hacer panfletos. De vez en cuando, hay que bajar a la arena. Hay que provocar. Y si es cierto que todas las generalizaciones son falsas e injustas, las que como suelo hacer cuando me pongo panfletario, confío empero en que el nivel de los lectores que siguen esta periférica bitácora, haga que sepan diferenciar, como hasta ahora, el ruido de las nueces.
Eduardo, un placer tenerle entre los lectores de esta bitácora.
PS: Magris escribió en El Danubio que no estamos más cerca de las personas que tienen las mismas respuestas que nosotros ante determinadas preguntas, sino que estamos más cerca de las personas que se hacen las mismas preguntas que nosotros, con independencia de cuál sea la respuesta.
1 comentario:
El placer es mutuo.
Gracias por la cita de Magris, y por frases como ésta:
"Es inútil compartir la vida con quien no comparte lo que uno es."
Y no se preocupe, que seguiremos diferenciando el ruido de las nueces.
Un abrazo.
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