Había un sueño. La izquierda
independentista desmarcada de la violencia. Se llamó Aralar.
Políticamente, un disparate: no hay más que leer las bobadas del tal Zabaleta.
Pero eran bobadas con un componente ético claro. Otro sueño que Zapatero hizo
saltar por los aires con su disparatada política antiterrorista. Si ETA puede
entrar a las instituciones sin haberse disuelto, ¿qué sentido tenía un partido
de izquierdas e independentista que condenara la violencia? Así que
el mundo etarra empezó a comerse el partido, como se ha comido ya a
la vieja EA. Sin embargo, algunos concejales y tres de sus diputados en la
cámara regional de Vitoria no entraron al juego. Y se
negaron a apoyar la presencia de ETA / Batasuna en la ponencia sobre
paz y convivencia del Parlamento vasco. Como resultado, el
partido los ha expulsado . Parece que los críticos han formado otro, de
vida imagino que efímera.
Otro gran servicio a la nación
del tal Joseluis. Nunca
te olvidaremos.
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