28.4.14

Imágenes perdidas en forma de cine del bueno

A veces, el buen cine pasa desapercibido. Se distribuye de manera escasa y la falta de doblaje ahuyenta al gran público. Una lástima. Ahí tenemos La imagen perdida, una reflexión serena, sin alzar la voz, sobre una de las grandes catástrofes del siglo XX: el genocidio que los comunistas camboyanos, dirigidos por el comunista educado en Francia Saloth Sar (Pol Pot) perpetraron contra su propio pueblo entre 1975 y 1977. Dirigida por Rithy Panh, la obra es cine del bueno, pleno de metáforas narradas en una atmósfera de poesía visual que se va construyendo a través de las pequeñas figuritas de barro que se articulan como el hilo conductor de una historia en la que se aborda la locura maoista del Jemer Rojo. Panh era un joven camboyano al que le tocó sufrir el horror de la Kampuchea Democrática y su intento de crear un hombre nuevoY vivió, pero no para olvidar, sino para contarlo. Y nos lo cuenta intercalando imágenes de vídeo de la época con teatralizaciones a través de los muñecos de todo lo que ocurrió. 



Una película hermosa, aún dentro del horror de lo que narra. Quizá especialmente para los que fuimos jóvenes a finales de los setenta. Era nuestro mundo. Un mundo que podemos ver en las imágenes que Panh intercala, en las que aparecen personas vestidas como nuestros padres en la época: personas que bailan, que leen, que conversan, que aman...Y mientras nosotros crecíamos, en otro lugar del planeta personas como nosotros eran masacradas en nombre de la ideología comunista, con la sonrisa cómplice de la izquierda europea. Para que luego vengan aquí a explicarnos lo de la vuelta al campo y el decrecimiento, no te jode...

No debería perdérsela, desocupado lector...

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