Rematé, insistencia de Mi General, el ensayo David y Goliat, de Malcom Gladwell, un interesante y provocador análisis de cómo, en ocasiones, enfocamos mal los problemas y vemos debilidades donde puede haber ventajas. Escrito a la manera norteamericana, el autor no demuestra todo lo que plantea, pero aún así sus reflexiones son interesantes y permiten un diálogo sereno con ellas. A veces, damos por supuestas cosas sobre las que no hemos pensado. Es inevitable. Un ejemplo: resulta que quizá es mejor ir a una clase con muchos niños que con pocos, quizá resulte que tener dislexia no sea una catástrofe o que no ir a la Universidad, o ir a una mediocre, no es el fin del mundo si sabemos enfocar bien la situación. Una de las enseñanzas es que, por ejemplo, tener mucho dinero puede ser disfuncional a partir de un determinado momento (momento que se acerca más a los cien mil euros que a los dos millones).
Es bueno el ejemplo de los impresionistas, aquel grupo cuyo liderazgo ejercía Camille Pissarro y que, para mediados de la década de los sesenta del XIX vivían en la marginalidad parisina, fuera de los círculos oficiales de arte, y acabaron tomando la decisión de inventarse su propio estanque ya que el gran estanque de la cultura oficial, el Salón, no los aceptaba.
Todos conocemos el resultado
Es bueno el ejemplo de los impresionistas, aquel grupo cuyo liderazgo ejercía Camille Pissarro y que, para mediados de la década de los sesenta del XIX vivían en la marginalidad parisina, fuera de los círculos oficiales de arte, y acabaron tomando la decisión de inventarse su propio estanque ya que el gran estanque de la cultura oficial, el Salón, no los aceptaba.
Todos conocemos el resultado
No hay comentarios:
Publicar un comentario