A mediados de la primera década del siglo el domicnio de BlackBerry era incuestionable: un servicio de correo seguro y bien sincronizado, aquellos miniteclados y un teléfono pequeño y manejable. Era la pauta. Y todos lo copiaban. Hasta que alguien decidió salirse del carril y generar un estándar nuevo. El otro día en Expansión, la crónica de cómo Apple se comió a RIM.
No se lo pierda
No se lo pierda
No hay comentarios:
Publicar un comentario