Lo múltiple es hermoso. En las identidades, al menos. La hermosa reflexión de Alejandro Katz el otro día en El País.
"Es cierto: ser demasiadas cosas puede en ocasiones resultar complicado. Pero es esa complicación la que vuelve al mundo interesante, y la que vuelve interesante nuestro estar en el mundo: ver con distintos ojos, calzar distintos zapatos, ser una cosa y ser otra, no una o la otra: la conjunción agrega: catalán, y español, y europeo. La disyunción cancela, suprime, empobrece."
Y como hay elecciones, hay que volver a Jon Juaristi. Como siempre. El hombre que nos recordó que las identidades son usurpadoras. Todas. "Porque eso que todos sabemos, aunque la resistencia a admitir que lo sabemos sea a veces atroz, es que las identidades individuales o colectivas son siempre ilusorias, que toda identidad es siempre usurpadora de una identidad ajena, y que en el fondo de cada uno de nosotros habita el Otro y suyos son nuestros fantasmas más queridos"
Y como hay elecciones, hay que volver a Jon Juaristi. Como siempre. El hombre que nos recordó que las identidades son usurpadoras. Todas. "Porque eso que todos sabemos, aunque la resistencia a admitir que lo sabemos sea a veces atroz, es que las identidades individuales o colectivas son siempre ilusorias, que toda identidad es siempre usurpadora de una identidad ajena, y que en el fondo de cada uno de nosotros habita el Otro y suyos son nuestros fantasmas más queridos"
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