22.2.16

Fracasos

La idea de generar naciones en el último tercio del siglo XX estaba claramente condenada al fracaso. El concepto de nación es un concepto del XIX, y quien no lo logró en aquel momento, no iba a lograrlo después. El otro día en Revista de Libros, el gran Juaristi, reseñando un texto sobre los mitos del nacionalismo que tiene muy buena pinta, escribía el obituario de la nación vasco con palabras concisas:

"La verdad es que la decadencia simultánea del campesinado y del vascuence había sido el motivo dominante en la literatura eusquérica desde comienzos del siglo XIX, pero la pérdida del eusquera fue tan fatalmente ineludible como la de otros elementos íntimamente vinculados a la civilización campesina vasca (por ejemplo, el catolicismo tradicional y su expresión política, el carlismo), y aunque el nacionalismo tratara de darles continuidad a través de versiones «normalizadas» o «modernizadas», no lo consiguió ni a medias. La secularización ha cundido en el País Vasco como en cualquier otra parte del Occidente posindustrial y el vascuence normalizado es hoy una lengua zombie, ni viva del todo ni del todo muerta, mantenida por literatos, cantantes y actores generosamente subvencionados, y por funcionarios, profesores y locutores y presentadores de la radiotelevisión autonómica. Fuera del sector público, esa jerga no tiene futuro ni presente."

La vieja que pasó llorando nos ha causado a todos mucho dolor. Pero hace tiempo ya que hay que dejarla marchar. 

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