Rematé la biografía del general Leopoldo O´Donnell, una de las figuras centrales de la vida política española del XIX. Como nos contó hace años Luis Arranz en la facultad, la vida política española en gran parte de aquella centuria -qué sensación esa de no poder decir ya el siglo pasado- se articulaba a través de tres ejes: Corona, partidos y militares. Cuando dos de ellas se aliaban, el tercero podía darse por perdido.
La obra, escrita por el profesor Antonio Manuel Moral y editada por FAES, se lee bien, aunque se posiciona con claridad a favor del biografiado.
Interesante personaje O´Donnell, nacido en Canarias en 1809, su perfil biográfico es raro: su familia era realista, y acabaría siendo carlista, y no tuvo hijos ni descendencia directa. Veraneaba con su mujer en una quinta en Somosaguas y vivía en una modesta casa de la calle Barquillo. Al morir Fernando VII se hizo cristino más por lealtad al rey muerto que por convicción, un poco como le debió de pasar a varios generales en 1975 cuando se posicionaron a favor del rey Juan Carlos. Esto le debió de costar un desgarro interior importante ante el desarrollo posterior de los acontecimientos: en 1836 vio por ejemplo morir a su hermano que combatía en el bando opuesto.
Su figura es interesante porque el autor plantea que los moderados buscaban integrar a los carlistas, no imponer la victoria. Estuvo en Cuba y su presencia allí marcó muchas de sus actuaciones, por ejemplo en Santo Domingo o en Valapariso:,defender la perla de las Antillas exigía mostrarse fuerte ante los vecinos.
Se alineó muchas veces en política con los del prejucio puritano, el ala centrista e integradora de las moderados.
La lectura de su vida, un viaje por el XIX española, nos muestra que algunas cosas son antiguas como el hombre. En septiembre de 1853 llegó al poder el moderado Luis José Sartorius, conde de san luis, tan corrupto que la moralidad se convirtió en lo que hoy es la ética y no se caída de la boca de nadie.
De O´Donnell la idea de organizar los primeros viajes regios, como instrumento de propaganda política, en mayo de 1858 al levante, por ejemplo, luego al norte. Con una reina recibida con entusiasmo, por cierto, en toda España.
Falleció en Francia en noviembre del 67 de tifus, pocos meses antes de que partidos y ejército se aliaran para echar a la reina de España, mientras la de los tristes destinos pasaba sus vacaciones en Lequeito. El general se había ido a Biarrtiz en el verano de 1866, después de que la Reina lo cambiara -por última vez- por Narváez.
Nunca volvió a España.
Interesante, para echar el verano en la plaha
Interesante personaje O´Donnell, nacido en Canarias en 1809, su perfil biográfico es raro: su familia era realista, y acabaría siendo carlista, y no tuvo hijos ni descendencia directa. Veraneaba con su mujer en una quinta en Somosaguas y vivía en una modesta casa de la calle Barquillo. Al morir Fernando VII se hizo cristino más por lealtad al rey muerto que por convicción, un poco como le debió de pasar a varios generales en 1975 cuando se posicionaron a favor del rey Juan Carlos. Esto le debió de costar un desgarro interior importante ante el desarrollo posterior de los acontecimientos: en 1836 vio por ejemplo morir a su hermano que combatía en el bando opuesto.
Su figura es interesante porque el autor plantea que los moderados buscaban integrar a los carlistas, no imponer la victoria. Estuvo en Cuba y su presencia allí marcó muchas de sus actuaciones, por ejemplo en Santo Domingo o en Valapariso:,defender la perla de las Antillas exigía mostrarse fuerte ante los vecinos.
Se alineó muchas veces en política con los del prejucio puritano, el ala centrista e integradora de las moderados.
La lectura de su vida, un viaje por el XIX española, nos muestra que algunas cosas son antiguas como el hombre. En septiembre de 1853 llegó al poder el moderado Luis José Sartorius, conde de san luis, tan corrupto que la moralidad se convirtió en lo que hoy es la ética y no se caída de la boca de nadie.
De O´Donnell la idea de organizar los primeros viajes regios, como instrumento de propaganda política, en mayo de 1858 al levante, por ejemplo, luego al norte. Con una reina recibida con entusiasmo, por cierto, en toda España.
Falleció en Francia en noviembre del 67 de tifus, pocos meses antes de que partidos y ejército se aliaran para echar a la reina de España, mientras la de los tristes destinos pasaba sus vacaciones en Lequeito. El general se había ido a Biarrtiz en el verano de 1866, después de que la Reina lo cambiara -por última vez- por Narváez.
Nunca volvió a España.
Interesante, para echar el verano en la plaha
1 comentario:
Pues wikipedia lo da por enterrado en Madrid
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