13.9.18

Sobre el periodismo y los juicios mediáticos

Devoré, ya dije, Un buen tío, el análisis que el maestro Espada realizó sobre el tratamiento mediático que El País dio al caso de los trajes de Camps. Un libro brillante, en el que aparecen las más de quince cifras diferentes que el diario dio sobre los supuestos cohechos que nunca se cobraron. Además, algunas reflexiones muy brillantes, para entender los problemas del presente y los riesgos del futuro del periodismo:

Espada señala, en la página 24, que para construir el libro ha partido de un razonamiento a priori: “El razonamiento de que los periódicos importan. De su primera hasta su última línea. De que importan para los que los escriben. De que importan para los que los leen. de que son decisivos en la fijación de la agenda pública y en la toma de decisiones. De que todo en ellos ha de tomarse seriamente. El caso que aquí se analiza justifica los apriorismos. Estoy convencido de que, aún en el nuevo paradigma digital, los periódicos imprimen un fuerte carácter al día día. De esta circunstancia y del examen de cómo se confeccionan se deriva una inquietante conclusión: pocos oficios muestra una relación tan descompensada entre la preparación de los que lo practican y la importancia social del oficio. Es fácil alertar de que niños están manejando bombas"

Un par de párrafos más, necesarios para entender esta hoguera perpetua que Savanarola ha vuelto a encender: 
"La utilización de prueba por parte del periódico es una metáfora concisa de lo que se entiende por juicio mediático. El periódico sentencia con esa palabra y así erosionará decisivamente la calidad de la contundencia del juicio jurídico. Hay que hacer sonar las alertas cuando alrededor de algunos sustantivos empiezan a proliferar adjetivos. Pasa con democracia y pasa con verdad, como ya dije. [...]"

Hay una verdad única para jueces, científicos, periodistas y ciudadanos, y su segmentación es la primera victoria de la mentira. La verdad es un proceso y la exigencia es que todos los actores que participan en el construyan escalones verdaderos, aunque sean lógicamente parciales. No se puede exigir a un periodista, ni a nadie que diga toda la verdad sobre un asunto. Pero los sucesivos descubrimientos sobre una historia no deberían desmentir los primeros, sino solo ahondarlos



1 comentario:

Anónimo dijo...

Impecable (aunque incompleto) el último párrafo. El tema de la verdad es clave, y no sólo en lo referente a meros hechos o fenómenos, que sólo son una pequeña parte del hombre y de la realidad. El concepto clásico de verdad es muchísimo más amplio.

Y esto no viene de antesdeayer. Somos tristes herederos de una larguísima pendiente resbaladiza (al menos siete siglos) que ha ido asfixiando y reduciendo la "verdad sobre la verdad", llegando a las penosas bajuras posmodernas que incluso niegan el básico principio de no contradicción.