Treinta años hizo ayer que la organización de extrema izquierda nacionalista ETA asesinó a Gregorio Ordóñez, teniente de alcalde de San Sebastián y, presumiblemente, futuro ganador de las elecciones que se iban a celebrar en mayo. El significado de aquel horror es fácil de entender: no puedes ganar a un adversario y lo matas. Así pensaba la ultraizquierda nacionalista en el norte de España hasta hace cuatro días. Repito, no puedes con él, pues lo matas. Y les salió bien: el PP es hoy un partido irrelevante en Guipúzcoa en general y en San Sebastián en particular, de los siete concejales con un 24% de los votos aquel año, por los cuatro ediles que obtuvo la marca política de los asesinos, a los tres concejales como poca más del 12% de la primavera de 2023.
Muy hermoso esto que publicaba ayer Apaolaza en ABC, en relación al muerto.
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