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26.2.21

Aquel Brasil, aquella identidad

Me puse en Movistar, la rapaza trabajaba, con el Brasil del 70. Aquel mundial del que tuve de niño un álbum de cromos, mi primer álbum de cromos.  Está muy bien recordar aquella final mítica, pero está mejor entender lo que supuso el triunfo para aquel país. Las identidades nacionales son una cosa tan sólida y tan evidente que, como dice uno de los protagonistas del documental: "El Brasil de 1970 redefinió la identidad de la nación". 



Tal cual. 

11.11.18

Vergüenza ajena

Da un poco de rubor la forma en la que El País ha seguido la campaña brasileña. Sin rubor y sin ánimo alguno de informar. Las crónicas han sido en general penosas piezas de propaganda anti Bolsonaro, como si los lectores fueran idiotas y no pudieran soportar la verdad cruda: también en Brasil un porcentaje muy importante de la población prefiere basura autoritaria y nacionalista a la imperfecta democracia. El otro día venía una pieza especialmente divertida: parece que el caudillo ha ofrecido al juez de Lava Jato ser ministros de justicia. Leanla entera: no se dice en ningún momento que Lula está preso por haber recibido sobornos, y entre líneas se insinúa que todo es una obsesión del juez y pareciera que Da Silva es un preso político. Patética

4.11.18

Democracias

Gana Bolsonaro, un candidato cuya cobertura en la prensa española ha causado vergüenza, y seguimos mirando al dedo en vez de a la luna. Un par de reflexiones interesantes acerca de toda esta basura populista de derechas y de izquierdas que nos acosa. Una global desde la izquierda, desde un Wieviorka que siempre me ha merecido respeto. La otra a cargo de Vicente Lozano, específica sobre Brasil. Si toda la estrategia de los cosmopolitas se basa en estigmatizar no lograremos nada...

12.6.14

Mundial

Los mundiales, como se decía cuando yo era aún pequeño. 

Es posiblemente el único espectáculo que en realidad es global. Otro invento inglés para la humanidad. Siempre he pensado que el Mundial es una Eurocopa que se juega en cualquier lugar del mundo y a la que acuden invitados Argentina y Brasil. Vamos a ver si esta vez se cumple de nuevo. Mis filias están con España, claro, y luego por grupos con Brasil, Colombia, Inglaterra, Ecuador, Bosnia, Portugal y Bélgica. Y dentro de ellos, mis guiños van hacia Colombia y Portugal.

Y como soy un clásico, quiero dejar clara mi oposición al ojo de halcón que se va a poner en marcha para detectar goles fantasmas. Los que aún son pequeños no entienden que los fallos arbitrales, como la lluvia, el viento o los gritos de la afición, forman parte de este deporte igual que el balón o los jugadores. Que haya que estar explicando esto...

No creo que nosotros ganemos, pero lo que es seguro es que nos vamos a divertir.

Y usted, desocupado lector, ¿cómo lo ve?

1.9.12

Cuando el imperio fuiste(s) tu, o un Planeta en digital

Acabé mi primer libro en formato digital. Leído en el Tagus que me llegó cortesía del Pivi. Una entretenida novelita, que ganó el tal Planeta, sobre la vida de Pedro I de Brasil, el primer monarca de un país americano. Un hombre pasional que se comió la vida a bocados  y que nunca entendió que las razones del corazón no son las razones del Estado.

Su infancia, en el salvaje Brasil de principios del XIX, la bondad de su padre y el carácter marrullero de su madre. Los celos de su hermano Miguel, que tanta relevancia tendrían a lo largo del XIX portugués. Y de fondo, la pasión. No tanto con Leopoldina, su mujer, con la que se casó por razones de Estado, sino sobre todo con Domitila de Castro. Una pasión que superó amenazas, distancias, desencuentros y olvidos. Porque hay cosas que se quedan para siempre en el corazón. Esas cosas que, cuando uno las ha probado, lo transforman ya para siempre. Quizá es la parte más lograda de la novela, entender de qué manera la mente de Pedro vivía escindida entre sus obligaciones como padre, esposo y Rey, y las necesidades que le planteaba su corazón. La búsqueda de la libertad para intentar explicarse la vida que uno lleva.

Y al final, claro, el exilio. Era difícil ser Rey en la América colonial en la que se iban imponiendo, con sus sombras, las Luces. Y la vuelta a una península que en el fondo no era suya. Un país dominado por los curas y la pobreza, un país que no lo entendía,  pero por el que acabó entregando su vida.
Un buen papelillo, ideal para entrar en el mundo de los libros electrónicos.

Y el placer de encontrarse con Manolo al final, en los agradecimientos.