4.7.07

Todo está en los libros

Acabado Ciudades en Marcha, de Toynbee. Las ciudades como metáfora de la modernidad. Tras hacer un repaso al papel de las ciudades en la historia, el autor reflexiona sobre las “ciudades-capitales”, para terminar con una profecía sobre el advenimiento de la “ciudad-mundo”. Vayamos por partes. Cuando el autor realiza un recorrido histórico sobre el papel de la ciudad, o sobre la evolución de la misma en diferentes zonas del mundo (porqué Tebas era una buena capital para los egipcios pero porqué en China ha sido mucho más difícil encontrar una), el lector se siente apabullado. Es un torrente de erudición que nos recuerda lo poco que sabemos, en general, de un montón de cosas. Toynbee conoció en persona el crecimiento de las ciudades (nació en 1889) y adivinó con sagacidad el paulatino declive del mundo rural. Empero, cuando profetiza la llegada de la “ciudad-mundo” comete algunos errores de interpretación que, en ningún caso, desmerecen al conjunto de la obra. Una buena lectura no sólo para curiosos impenitentes, sino también para políticos que trabajan en el ámbito local y quieren conocer un poco más sobre la fascinante historia de aquellos lugares en los que, lo decían los clásicos, “el aire hace libre al hombre”.


Finalizo también los Viajes de Jorge Juan y Santacilia del profesor Soler Pascual. La historia de Jorge Juan es fascinante; siempre vinculado a la Real Armada, con poco más de veinte años marchó a América, junto con Antonio de Ulloa, para participar en una expedición científica organizada por la Real Academia de Ciencias de París con el objetivo, entre otros, de demostrar que la tierra no era una esfera perfecta. Permaneció en América nueve años, en los que residió en Lima, Guayaquil, Quito, Chile… y allí hizo muchas otras cosas; midió latitudes, propuso planes para mejorar las defensas de los dominios americanos de la Monarquía, defendió las costas de los corsos ingleses. Vuelto a la península, la Corona lo envía de espía a Londres, con el objeto de conseguir información sobre la forma en la que los ingleses construyen sus barcos. De nuevo en España, organiza la Escuela de Guardias Marinas, y supervisa los astilleros de El Ferrol y de Cartagena hasta que la Corona lo manda de embajador a Marruecos. Aún tuvo tiempo de fundar el Real Observatorio Astronómico de Madrid y de ser nombrado, años antes de morir, Jefe de Escuadra de la Armada Real.

El libro, que está bien escrito, se basa sobre todo en los escritos de Jorge Juan, de ahí que el autor aporte poco valor añadido, más allá de ordenar cronológicamente la vida del marino. Recomendable para quienes piensen, en la izquierda, que España es un país desastroso y que siempre ha sido el “enfermo de Europa” y para quienes, en la derecha, piensen que el XVIII es un siglo de decadencia por la llegada al trono de una dinastía francesa.

Principio la Suite Francesa, de Irène Némirovski, y tengo ya mediada La maleta, de Sergei Dovlatov. Ya les iré contando

Cita

Una ciudad es una agrupación humana cuyos habitantes no pueden producir, dentro de sus límites, todo el alimento que necesitan para subsistir. Este rasgo es común a las ciudades de todas clases.

Toynbee, Arnold: Ciudades en marcha. Alianza editorial, Madrid, 1971. Pág. 16

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Curioso que en un blog que se autodefine de "liberal" se recomienden obras del historiador Arnold Toynbee. Contemporaneo del economista John Keynes, el filósofo Bertrand Russell o el escritor H.G.Wells con los que compartió el privilegio de pertenecer a la Fabian Society, entidad esta poco liberal también, más bien la semilla de lo que con el tiempo sería el enfoque político socialdemocrata.

Creo además, si no me falla la memoria, que Toynbee recibió clases de John Ruskin, en su cátedra en la Universidad de Oxford, donde sólo recibieron formacion selectos miembros procedentes de las altas esferas sociales británicas.

Bueno post. Saludos, José Antonio

El Perdiu dijo...

Estimado José Antonio, creo que lo interesante es leer a personas interesantes, con independencia de que estén más o menos a la derecha a la izquierda... ¿no le parece?

Anónimo dijo...

Por supuesto que no etiqueto yo a nadie por sus convicciones políticas sino por sus acciones en vida.
Por otra parte, no me malinterprete, no consideraría yo a un fabiano nunca de "izquierdas" y menos a alguien de la clase elitista británica que debatía sus ideales en relajadas tardes de té y pastitas envuelto en un clasista ambiente de mesianismo anglosajón con sus Commonwealth y Round Tables.

Esta gente dió el "toque humano" o "lado amable", al ideario político de las oligarquías mundiales(que ya existían muchas décadas antes de que oyeramos hablar de globalizaciones).

Defendían algunos conceptos del socialismo junto a otros propios del liberalismo económico.

Admito que siento cierta admiración por gente que sigue considerando la existencia de una filosofía liberal. A mí esas ideas me las "arrebató" la instructiva lectura de Galbraith.

Saludos, José Antonio