11.3.09

Hubo una vez otro mundo (IV)

Sigo con el magnífico libro de la Tuchman.

Era otro mundo. Un mundo confuso en todos los países, no sólo en España. Fue el  mundo de Dreyfus. Una Francia en la que luchaban dos modelos de país. Uno ganó, pero pudo haberlo hecho el otro. No sólo lo digo por Boulanger, en general el ejército, personificado por Mercier, todavía recordaba que el Imperio Alemán había sido proclamado en Versalles. En realidad, el caso Dreyfus fue sólo un detonante. Fue una pugna totalmente moderna. La derecha antisemita imaginó “el Sindicato” como una cofradía secreta dispuesta a destruir Francia. Un mundo estaba cambiando y era fácil hacer a los judíos, como hoy a la globalización, el chivo expiatorio de todos los cambios. Ahí surgió, también, el intelectual moderno, personificado en Zola.  Causa rubor cuando nuestros alegres y analfabetos tiritis se llaman a sí mismos intelectuales cuando uno los compara con Zola. Su artículo le salió caro, el gobierno lo llevó a los tribunales pero, sobre todo, un diluvio de insultos de todo tipo y procedente de todos los sectores cayó sobre él. Isaiah Berlin denominó después a todo esto el derecho “a ser impopular, a defender las propias convicciones simplemente porque son nuestras”, tal y como recordaba Juaristi el otro día en el abecé.

Dreyfus fue liberado, y la Tercera República se salvó y pudo terminar de consolidar su obra nacionalizadora de franceses. Ahí nació la Francia moderna por cierto, casi cien años después del asesinato de Luis XVI. Pero esa es otra historia.

 

PS: "Como fuerza social y política, el antisemitismo surgía a finales del siglo XIX de las fuerzas que creaban malestar entre las clases sociales y las naciones. La industrialización, el Imperialismo, el crecimiento de las ciudades, el declive del campo, el poder del dinero y de las máquinas, el puño amenazador de las clases trabajadoras, el ocaso de la aristocracia, todas esas fuerzas y factores se acumulaban como la presión de un volcán". 

Tuchman, Barbara W.: La torre del orgullo. Península, Barcelona, 2007. Página Página 191

 

PS: En el AVE, caminito de Sevilla.

 

PD: Por cierto que la FRAH permite acreditar, por fin, el nivel de portugués. Ya era hora. Y es que si hay alguna ciudad española vinculada a Portugal es, sin duda, la mi Zamora, la ciudad del alma. Al fin y al cabo, aquí nació el país de Porto Calem. Algún día les hablaré de esta Fundación y de, como tantas otras veces, lo que pudo haber sido y no fue.

 

PD2: conspirando, que es gerundio

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