1.3.13

Comunicación y Política (IV)


El libro de Luis Arroyo.

Algunas partes son muy buenas. La fuerza de la metáfora como elemento esencial para los relatos, incluso para las agendas. El nacimiento de la opinión pública a través de los cafés europeos, esos espacios plurales sin los cuales uno no puede llegar a entender lo que es el periodismo. Hay siempre una taza de café humeante al lado de cualquier noticia que merezca la pena. Sin libertad y sin grupos sociales a través de los cuales la información circule, no hay prensa que merezca ese nombre. Granma no es un periódico, es un anuncio. Al fondo, esa confusa relación entre el poder político y los medios. Unos necesitan un relato para vivir; los otros lo necesitan para vender.

En cualquier caso, hay un peligro cuando se leen libros como este, o cuando se analiza la comunicación política. Uno puede acabar confundiendo el medio con el mensaje. Uno puede acabar pensando que lo importante es la estrategia de comunicación y no la de la actuación. Es demasiado tenue la diferencia que separa la comunicación del vacío. De la nada. Y los siete años de zapaterismo son un buen ejemplo de ello: lo importante era el titular, ¿y la realidad?, Qué se joda la realidad...



PS: En esos lugares se ponía a disposición del público la oferta creciente de los periódicos de la ciudad. Los observadores del Siglo XVIII contaban que Viena “está llena de cafés, en dónde se reúnen aquellos que desean hojear los periódicos o escuchar el comentario más reciente” 

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