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14.6.18

Elogios

Peridismo pastel a cuenta del nuevo gobierno. Da un poco de vergüenza ajena, la verdad. Muy lúcido Francisco Pascual el domingo en El Mundo, a vueltas con este tema: "Y no hay que recurrir a los partidarios -uno enciende la cadena Ser y queda tan impregnado de miel que teme que lo ataque un oso Grizzley-, sino a los contrarios, que apenas aciertan a musitar un acomplejado "parece sólido". Resulta que puede haber ministros guapos, risueños, exitosos en vida privada y que no miren a un micrófono como a una cucaracha en el plato de sopa. Y ministras. Resulta que no tiene que ser uno técnico comercial del Estado o top three en la Abogacía del Estado, ni mirar por lo alto de las hombreras al resto de la ciudadanía, para asentar sus posaderas en La Moncloa."

8.2.17

El precio y la política


"La propaganda comercial puede incluir amaneceres mágicos; pero al final hay que pagar. El precio protege habitualmente de la locura. Y con él reaparece lo común: el precio es igual para todos. Votar, en cambio, sale gratis. No hay riesgo inmediato en la seducción. Y, sin embargo, el factor fundamental de la decisión política es, justamente, su precio. ¿Qué puede oponerse a la renta básica salvo el precio? De ahí la inmoralidad de utilizar en la persuasión política las mismas estrategias que en la persuasión comercial. El precio de las cosas es invisible en la propaganda política, pero existe y es clave."


No entender esto es no haber entendido nada...

16.2.16

La comunicación de Trump

El fenómeno Donald Trump. Un populismo que ha llegado a occidente para quedarse, tal y como se intuía leyendo a Naim. El presidente de ACOP, el otro día en la SER analizando el tema. Siempre es interesante escucharlo y siempre se aprende del sociólogo zamorano. 

No se lo pierdan, haciendo click aquí.



22.3.13

Corolario sobre el poder político en escena...


Acabo ya con el poder político en escena, el ensayo de Luis Arroyo. Se vuelve superficial en su cierre y creo que es uno de los fallos del libro: cae demasiadas veces en lo banal cuando se centra en la comunicación política.  ¿De verdad el liderazgo es genético? No lo creo, pero además, tras leerlo, me da la sensación de que el autor tampoco consigue demostrarlo. Otros aspectos recurrentes en el libro, como lo de las liturgias del poder, o lo de las triadas (marca de la casa, por cierto) son interesantes, pero son sólo el atrezo de fondo. Nada de eso justifica por sí mismo victorias o derrotas. En las elecciones o en la vida. Aún recuerdo el papelón de Gutiérrez Rubí intentando convencernos de que Obama ganó por el uso que hizo del análisis de los datos. Es un defecto fieramente humano: todos pensamos (y el Perdidaco el primero) que lo nuestro es lo más relevante, y eso le acaba pasando al autor. No saco en claro que la comunicación sea esencial. Es importante. E influye. Pero hay muchos factores que ponderar a la hora de intentar interpretar las cosas; algunos de ellos nunca llegaremos a calibrarlos bien; otros, siquiera a conocerlos. Y eso, si es que hay alguna interpretación qué hacer, por cierto.

En cualquier caso, cierra uno el libro, el buen libro, pensando que un mundo político en el que la forma se coma el fondo, en el que el medio sea el mensaje, es lo más parecido a los ochos años de desgobierno zapaterista que ya hemos sufrido….

Reivindiquemos la sustancia, so pena de no despertar nunca de la postmodernidad... 

18.3.13

Comunicación y política (IX)


El ensayo de Luis Arroyo sobre la comunicación política y su incursión en el mundo de los erizos y los zorros. Un buen resumen de las tesis de Tetlock y de los ensayos de Kahneman. Los erizos son los que ven el mundo dentro de un marco coherente y tienen explicaciones para todo. Son los tertulianos, los todólogos de mi adorado Roger. No reconocen los errores; son obstinados y desprecian a cualquiera que matice algo. En seguida tachan al discrepante de derrotista. O de payaso. O peor aún, de contrarrevolucionario. Son esa gente que cuando te pregunta algo ya sabe la respuesta y que no paran de dar lecciones en cualquier aspecto de la vida.
Frente a ellos están los zorros. Pensadores complejos. No creen en una sola fuerza dirigiendo la historia. No creen en la miseria del historicismo contra la que clamó Popper. Creen en los matices. En la complejidad. En la dificultad.

A veces uno se sorprende de ver a un zorro en una tertulia televisiva, por ejemplo. Suele durar poco. No es su entorno. De la misma manera, a veces, los erizos se cuelan en un periódico serio, y ahí tampoco suelen durar mucho.

Es una batalla perdida. Al final, ganan siempre los erizos. Los cerebros humanos prefieren los relatos coherentes a los relatos sofisticados. Lo más sencillo es dividir al mundo en putas y maricones, me contó una tarde de agosto un maestro, y Lisboa resplandecía.

Tardé años en darme cuenta de la razón que tenía…

7.3.13

Comunicación y política (VI)


El papel de los mercados masivos y su relación con la comunicación. Otro tema interesante que se aborda en el libro de Luis Arroyo. El papel de aquellos como Eddie Bernays (otro nacido en el mundo de ayer) que entendieron pronto que la imagen había primero que construirla y luego mantenerla. Y el papel de la radio; el primer medio que entró en las casas, como señala el autor. Un medio que traía las noticias sin que hubiera que comprarlas, como el periódico, o sin que hubiera que acudir a ellas, como el caso del cine. Venimos de aquel mundo. Y sin aquel mundo el siglo XX en el que crecimos hoy sería impensable. Hitler es inimaginable sin la radio aunque, como reconoce el autor, no podemos caer en el simplismo de echarle la culpa a la radio de la llegada de los totalitarismos al poder. También la deslegitimación de la pluralidad contribuyó de manera poderosa, reflexiono mientras los quincemesinos ocupan de nuevo el espacio público… ¿le suena de algo, desocupado lector?


PS: “Bernays pensaba estratégicamente […]. Si había que promover los cigarrillos de American Tobacco, unía la causa de las feministas con el cigarrillo, de manera que una manifestación de mujeres fumando por Manhattan, promovida por Bernays, convertía los pitillos en “antorchas por la libertad” en las portadas de los periódicos, sin que nadie supiera quien pagaba la factura […]. Si había que vender libros de los grandes editores, sus clientes, Bernays montaba una estrategia envolvente para que se reconociera el valor de la lectura y para que los arquitectos y los decoradores incluyeran estanterías en sus diseños de los hogares, de manera que el personal tuviera que buscar luego con qué llenarlas”.

4.3.13

Comunicación y política (V)


Analiza Luis Arroyo en su libro el papel que juega la liturgia en la actividad pública. La necesidad y la lógica de los ritos. Me detengo en un detalle. Uno (más) en el que no había reparado hasta ahora. La grandeza de la lectura es que nos pone delante puertas a cada minuto. Puertas que luego podemos abrir, o no. Asegura el autor que no es casual  que gran parte de los superhéroes (SuperMan, BatMan, El Capitán América) vengan todos del convulso mundo de la Gran Depresión. De aquellos años de horror que estuvieron a punto de tirar por la borda décadas de crecimiento y civilización. El cerebro a veces funciona con una simplicidad que asusta: a grandes males, grandes remedios. El libro se desliza hacia un territorio más conocido por mí, el de lógica de la incertidumbre. Las crisis acentúan nuestra necesidad de creer que todos los problemas tienen solución y que siempre habrá una lucecita en El Pardo velando por todos nosotros.
Ilusos.

PD: camino de Sevilla

1.3.13

Comunicación y Política (IV)


El libro de Luis Arroyo.

Algunas partes son muy buenas. La fuerza de la metáfora como elemento esencial para los relatos, incluso para las agendas. El nacimiento de la opinión pública a través de los cafés europeos, esos espacios plurales sin los cuales uno no puede llegar a entender lo que es el periodismo. Hay siempre una taza de café humeante al lado de cualquier noticia que merezca la pena. Sin libertad y sin grupos sociales a través de los cuales la información circule, no hay prensa que merezca ese nombre. Granma no es un periódico, es un anuncio. Al fondo, esa confusa relación entre el poder político y los medios. Unos necesitan un relato para vivir; los otros lo necesitan para vender.

En cualquier caso, hay un peligro cuando se leen libros como este, o cuando se analiza la comunicación política. Uno puede acabar confundiendo el medio con el mensaje. Uno puede acabar pensando que lo importante es la estrategia de comunicación y no la de la actuación. Es demasiado tenue la diferencia que separa la comunicación del vacío. De la nada. Y los siete años de zapaterismo son un buen ejemplo de ello: lo importante era el titular, ¿y la realidad?, Qué se joda la realidad...



PS: En esos lugares se ponía a disposición del público la oferta creciente de los periódicos de la ciudad. Los observadores del Siglo XVIII contaban que Viena “está llena de cafés, en dónde se reúnen aquellos que desean hojear los periódicos o escuchar el comentario más reciente” 

27.2.13

Comunicación y política (III)


Me interesa del libro de Luis Arroyo alguna de sus reflexiones. El hecho de que nuestro cerebro no sea tan racional como pensamos, de manera que es mentira que esté dispuesto a dejarse convencer con facilidad. Hay mucho de mito en la imagen de un legislativo en el que sus miembros razonan. Ahí quizá están quizá las mejores páginas del libro. El resumen que hace de las tesis de Kahneman es bueno: dos sistemas cerebrales, uno rápido e intuitivo, el otro lento y reflexivo. Y la sensación de que, en general, es aquel el que gobierna este. También es interesante el planteamiento que hace de la “necesidad de cierre” que tiene el cerebro humano: las narrativas han de tener una clausura estable y definitiva. Han de cerrarse. Nuestro cerebro no está hecho para la incertidumbre, aunque nuestro hogar sea la zozobra. Y así nos va, que llega una crisis y nos volvemos todos locos. Más de ciento cincuenta años después, aún no hemos aprendido que vivimos en un mundo en el que todo lo sólido se desvanece en el aire…


PS: Como señala un Castells algo sobrevalorado (pero es sociólogo y, como dice el maestro Espada, peor sería trabajar) en Comunicación y poder y cita Arroyo: “el análisis racional de los procesos del ejercicio del poder comienza con el reconocimiento de los límites de la racionalidad en el proceso”. 

PD: tarde pucelana. 

25.2.13

Comunicación y política (II)


El libro de Arroyo sobre el poder político y la comunicación. Un buen libro en general, pero muy matizable. Ahí está el caso de lo progresista versus lo conservador: dos construcciones culturales. Aterricemos en uno de los capítulos, el dedicado al alma de los conservadores y al alma de los progresistas. Creo que el autor no explica bien el concepto de libertad negativa de Berlin y creo que el juego de las seis bandas de los ecualizadores políticos es sugerente, pero poco más. Yo no lo consideraría una categoría de análisis, y de la lectura de libro sigo sin tener claro que haya una predisposición genética a una de las dos categorías. ¿El cerebro de los progresistas es más sensible a los matices? Demasiados wishful thinkings, me temo.

Quizá lo más interesante de toda esta parte del libro sea la propuesta de que la gente de centro es la que en algunas cosas es progresista y en otras conservadora. Eso sí se lo compro. Quizá porque me siento reconocido: esas personas que en algunas materias nos sentimos cómodas con el centro izquierda y en otras nos sentimos cómodas con el centro derecha.



PS: al autor también lo (me encanta ejercer de loista) traicionan las palabras. No creo que Luis Arroyo adjetivara nunca a un genocida de extrema derecha como “pintoresco”, tal y como hace con el siniestro asesino Kim JongIl en la página 154. No sé qué opinarán las víctimas de los experimentos con seres humanos, o las víctimas del hambre, de dicho calificativo, pero sí se que nunca usaría ese adjetivo para calificar a Pinochet, por ejemplo...

22.2.13

Comunicación y política (I)


Acabé el poder político en escena, de Luis Arroyo, cortesía de Tino, el Batera. Un libro que mejora según se desgrana y que es un buen ensayo para acercarse a las estrategias básicas de comunicación política. Pero es irregular, con algunos capítulos muy por encima del resto. Y además es un libro algo tramposo. Ay, ¡mis queridos amigos de izquierdas, siempre tan por encima del bien y del mal! El gran fallo del libro es que no se puede intentar colar  de matute categorías valorativas como si fueran categorías analíticas.  Y eso es lo que hace el autor de manera sistemática: presenta con inocencia la categoría “progresistas” y “conservador” cuando él está claramente posicionado a favor de una de ellas y en contra de la otra. En cualquier caso, un libro bien escrito sobre el que habrá que reflexionar algo más...


PS: un ejemplo de cómo dos categorías que se pretenden analíticas esconden en realidad una carga valorativa brutal. El mensaje es evidente: nosotros somos sapiens analíticos, frente a esos neandertales de la derecha, a los que les da igual ocho que ochenta. 

Juzguen ustedes mismos: “cuando los líderes de opinión progresistas acusan esa tendencia suya a enredarse en los detalles, a atormentarse con los matices y a resultar demasiado elitistas y analíticos, probablemente reflejan una realidad neurológica: su cerebro es más sensible a los matices y está menos necesitado de certezas

8.12.12

De libros y de películas...


Actualizando contenidos. 
Me puse el otro día con La joven de la perla. El enigmático cuadro de Vermeer. Una película más cercana al arte y ensayo que al cine comercial. Demasiados colores, demasiado lenta. Inexpresiva la Johansson, y para que yo lo diga, que soy su admirador más reincidente... Magnífico, como casi siempre Firth, en el atormentado papel de un Vermeer casado con una católica y cuya agenda gestiona su suegra, y demoledor Wilkinson, que cada día es mejor actor, a sus años. En cualquier caso, la película es sólo correcta: claro que hay amores frustrados y sueños que no se cumplirán, pero, ya lo dijo Torrente, en célebre ocasión, es que esto no es bambi, chaval….

En cuanto a libros, llevo ya llevo terciado el último de Luis Arroyo, a cuenta del poder político en escena, a través de Tino Batera. Irregular de momento, buenas intuiciones que se alternan con prejuicios que el autor intenta colar de matute como si fueran verdades reveladas. Le iré contando; me da la sensación de que el libro da mucho de sí. 

3.7.12

Cuando nos queda la palabra...


Las palabras. La necesidad de hablar. La necesidad de articular una narrativa que nos explique lo que somos, y lo que queremos ser. No hay seres humanos sin palabras, como no hay civilización sin símbolos. El ser humano es cultura o no es. 

Hace unos días David Redoli presentó este video en el encuentro de ACOP que tuvo lugar en la invicta villa de Bilbao. Tengo las mejores referencias, a través de un amigo común, del señor Redoli; de la poca izquierda ilustrada que queda en España. Un privilegio para su profesión, para su tierra (zamorano del centro), y para sus amigos.

El vídeo es una delicia. Póngalo con el volumen bien alto, desocupado lector, y disfrute.



Y cuando acabe de verlo, saboree despacio aquellos versos de ese bilbaíno universal que fue Blas de Otero, cuando reivindicaba, para todos nosotros, aquello de que: Si he perdido la vida, el tiempo, todo / lo que tiré, como un anillo, al agua, / si he perdido la voz en la maleza, / me queda la palabra.