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Me puse el otro día
con La
joven de la perla. El enigmático cuadro de Vermeer.
Una película más cercana al arte y ensayo que al cine comercial. Demasiados
colores, demasiado lenta. Inexpresiva la Johansson, y para
que yo lo diga, que soy su admirador más reincidente... Magnífico, como casi
siempre Firth, en el
atormentado papel de un Vermeer
casado con una católica y cuya agenda gestiona su suegra, y demoledor Wilkinson, que
cada día es mejor actor, a sus años. En cualquier caso, la película es sólo
correcta: claro que hay amores frustrados y sueños que no se cumplirán, pero,
ya lo dijo Torrente, en célebre ocasión, es que esto no es bambi,
chaval….
En cuanto a libros, llevo ya llevo terciado el último de Luis Arroyo, a cuenta del poder político en escena, a través de Tino Batera. Irregular de
momento, buenas intuiciones que se alternan con prejuicios que el autor intenta
colar de matute como si
fueran verdades reveladas. Le iré contando; me da la sensación de que el libro
da mucho de sí.
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