27.2.13

Comunicación y política (III)


Me interesa del libro de Luis Arroyo alguna de sus reflexiones. El hecho de que nuestro cerebro no sea tan racional como pensamos, de manera que es mentira que esté dispuesto a dejarse convencer con facilidad. Hay mucho de mito en la imagen de un legislativo en el que sus miembros razonan. Ahí quizá están quizá las mejores páginas del libro. El resumen que hace de las tesis de Kahneman es bueno: dos sistemas cerebrales, uno rápido e intuitivo, el otro lento y reflexivo. Y la sensación de que, en general, es aquel el que gobierna este. También es interesante el planteamiento que hace de la “necesidad de cierre” que tiene el cerebro humano: las narrativas han de tener una clausura estable y definitiva. Han de cerrarse. Nuestro cerebro no está hecho para la incertidumbre, aunque nuestro hogar sea la zozobra. Y así nos va, que llega una crisis y nos volvemos todos locos. Más de ciento cincuenta años después, aún no hemos aprendido que vivimos en un mundo en el que todo lo sólido se desvanece en el aire…


PS: Como señala un Castells algo sobrevalorado (pero es sociólogo y, como dice el maestro Espada, peor sería trabajar) en Comunicación y poder y cita Arroyo: “el análisis racional de los procesos del ejercicio del poder comienza con el reconocimiento de los límites de la racionalidad en el proceso”. 

PD: tarde pucelana. 

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