Le
tenía ganas al General de la Rovere desde que leí la anatomía
de un instante, de Cercas. En
su libro, el autor aproxima la figura de Suárez con la del farsante
interpretado por Vittorio de Sica en la película. Un farsante sometido a
chantaje que encuentra en la heroicidad una forma de redimir una vida de
sablazos y estafas a pequeña escala. La película es magnífica, se sale desde
luego De Sicca (quien también hizo algo de heroico en su vida), como se sale Messemer. Y esas
preguntas que quedan flotando en el aire: ¿Hasta dónde puede uno llegar a
creerse el papel que interpreta? ¿En qué medida no somos más que actores de
guiones que nunca llegaremos a comprender? ¿Cómo juzgar vidas por las que ha
pasado el tiempo y en la que nunca estamos seguros por completo de lo que sabemos?
De
fondo, las inquietantes tesis de la
neurobiología, cuyos avances quizá nos obliguen a reinterpretar nuestras
vidas y nuestros actos cuando seamos ya ancianos. Hicimos lo que pudimos. Eso fue todo.
Buen
cine, comprado en amazon, por menos de cinco euros.
PS: Decía
en Babelia el sábado Javier Sampedro a cuenta del último libro de Eagleman que: “En
un solo centímetro cúbico de nuestro cerebro hay tantas sinapsis —nexos entre
neuronas— como estrellas en nuestra galaxia, la Vía Láctea […]. El cerebro
humano es el objeto más complejo del que tenemos noticia en el universo”
No hay comentarios:
Publicar un comentario