11.3.14

Dos puentes y una ciudad

El tajo se convierte en mar cuando se acerca a Lisboa. Atravesamos el Vasco de Gama. Un puente de cuando también los portugueses volvían a ser ricos y Europa giraba hacia el sur. Atravesar un río que está a punto de convertirse en mar. Cruzamos hasta Montijo, para volver a entrar en la ciudad, pasado Almada, por el 25 de abril, un puente salazarista al que se bautizó con la revuelta que acabó con su régimen. Ver Lisboa desde el oeste, de frente. Sin mirar al mar. Hay algo mágico en la luz de esta ciudad. Hay algo mágico en el oeste. Quizá porque, como asegura el Impresor Juan de la Cuesta, somos un pueblo siempre con el hatillo listo en la puerta y el camino enfilado hacia el poniente...

PS: Diez años hoy. Diez años ya. En la memoria.

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